Fuente primaria: El arresto de Pedro Cabezos (Argelia, 1915)

Hoy os traigo una fuente primaria inédita: la transcripción de un documento procedente del Consulado español en Orán que en la actualidad se encuentra en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares. Se trata de la declaración de Pedro Cabezos, un inmigrante español que llevaba cuatro décadas en la Argelia Colonial Francesa y que fue arrestado a los pocos días de empezar la Guerra Europea (así llamaban a la Primera Guerra Mundial las fuentes españolas del momento). La familia Cabezos es un caso de estudio muy interesante en mi proyecto de tesis doctoral. He hablado de ellos en este artículo (en el que presento otras fuentes primarias), en la radio (a partir del minuto 2) y en enero de 2022 presentaré su historia en un congreso de historia contemporánea (actualizaré el artículo cuando se publiquen los textos).

Pedro, el protagonista de esta fuente, nació en algún lugar de la sierra minera de Cartagena (Murcia) en 1863 (en los documentos franceses dice que nació en Alumbres; en los españoles, en El Algar), aunque pasó la mayor parte de su vida en la Argelia colonial francesa. En 1875 Pedro y sus padres dejaron Murcia en dirección a Argelia, como tantas otras familias del sureste peninsular. Por aquel entonces, la migración estacional entre España y Argelia era bastante habitual: entre 1874 y 1876, en plena resaca del Cantón de Cartagena y el pronunciamento de Martínez Campos, unos 50.000 pasajeros cruzaron el Mediterráneo legalmente solo entre Cartagena y Orán. Si bien hubo exiliados y refugiados políticos, el perfil más habitual entre los emigrantes españoles era el jornalero alicantino, murciano o almeriense que trabajaba en los campos de esparto. Migraban tanto hombres como mujeres, y en muchos casos niños, como Pedro y su futura esposa Josefa, también murciana y nacida en 1866. La familia de Pedro se asentó en Saint Cloud, un pueblo agrícola fundado en 1846 por unos españoles, donde la mayoría de la población era de origen hispánico. Pedro y Josefa se casaron en 1887, cuatro meses antes del nacimiento de su primer hijo, Simón.

Fiestas patronales de Saint Cloud, el pueblo de la Argelia colonial francesa donde vivían los Cabezos. Fuente: Les Tizis

En el artículo en el que presentaba las cartas de Antonio Cabezos daba algunos detalles sobre la familia, de modo que no me repetiré. No se trata de una familia del todo representativa de la comunidad española en el oeste de Argelia, si bien al igual que tantos otros, habían emigrado del campo al campo y procedían del sureste peninsular. No obstante, contaban con una posición un poco más acomodada que muchos otros inmigrantes españoles, pues eran propietarios de los viñedos que cultivaban, circunstancia que compartían con apenas el 12% de los 56.673 españoles empleados en el sector agrícola argelino. En otras palabras: pertenecían a una una clase media rural de inmigrantes europeos que surgió en la Argelia colonial francesa. Este sector levantaba recelos entre las autoridades coloniales, especialmente en casos como el de los Cabezos, cuyos hijos renunciaron a la ciudadanía francesa en favor de la española. La mayoría de la población europea en la zona del Oranesado era española o de origen español, y los gobiernos franceses sospechaban de su lealtad y temían una potencial anexión de la región por parte de España.

Además de el documento que presentamos aquí y de la colección de cartas de las que ya hablé; en la carpeta sobre los Cabezos que se encuentra en AGA podemos encontrar varios textos relacionados con el caso. Hay algunos informes del consulado y comunicaciones con el ministerio de Estado español y la prefectura de Orán, además de un certificado de buena conducta y ausencia de antecedentes expedido por el ayuntamiento de Saint Cloud (en francés), una declaración ante notario de varias vecinas españolas de Saint Cloud explicando como Josefa había sido injustificadamente acosada por la policía de Saint Cloud tras dar a luz en 1908 —el primer ejemplo de hostilidades entre la policía y los Cabezos—,y una carta en francés escrita por Pedro desde la prisión de Orán al ministro de interior francés. En este texto que os ofrezco, Pedro ofrece una declaración pormenorizada y firmada ante el cónsul en la que explica su versión de las circunstancias de su arresto y puesta en libertad nueve meses después. Para Pedro, la raíz del problema parecía ser el hecho de que sus hijos hubieran mantenido la ciudadanía española; asunto que también preocupa al consulado en su correspondencia con las autoridades francesas. La prefectura de Orán comunicó inicialmente al consulado que sospechaban que Pedro era un «agente alemán», acusación sin mucho fundamento.

Saint Cloud a principios del siglo XX. Fuente: Les Tizis

Membrete: consulado de España en Orán


En la ciudad de Orán a veintisiete de setiembre de mil novecientos quince. Ante mi Don Carlos Sáenz de Tejada, cónsul de España en esta residencia, asistido del infraescrito canciller, en autos del expediente abierto para cumplimentar la Real Orden número ochenta y cuatro, de catorce de setiembre del corriente año.

Comparece: don Pedro Cabezos Díaz, natural del Algar (Murcia), de cincuenta y dos años, casado, albañil, residente en Saint Cloud (Argelia) desde hace cuarenta años, quien previo juramento en forma de decir verdad e invitado a narrar cuanto haya ocurrido y motivado su detención por las autoridades francesas a los efectos de la información provocada a su instancia en la Real Orden que va citada, dice:

Que el día dos de agosto de mil novecientos catorce, a las seis de la mañana, fui invitado por un gendarme que vino a casa del declarante a ir a la Gendarmería donde le leyeron una orden de detención del señor prefecto de Orán, y encerrándole por de pronto en una habitación, fue poco después conducido a la cárcel del pueblo, poniéndole para ello la cadena que llaman “menoltes”? a pesar de sus protestas.

Que preguntando cuál era la causa de la detención le dijeron que parecía que en un café le habían oído decir que en caso de movilización haría todo lo posible para impedirla.

Que según supo después, hicieron un registro en su casa, llevándose un revólver que tenía y los papeles que creyeron oportunos, preguntándole después de dónde procedía el arma, contestando el declarante que hacía más de tres años que la había comprado en Rosario de Santa Fé, donde fue con motivo de su comercio.

Que el día tres de agosto le trasladaron a la cárcel de Orán y que el seis le comunicaron la expulsión del territorio francés.

Que cuando esperaba ser expulsado, el día veintitrés del referido agosto le notificaron por un gendarme que le leyó un escrito que por orden del General de la Plaza y del Prefecto quedaba la expulsión anulada, quedando el declarante detenido hasta nueva orden.

Que en vista  de que el tiempo pasaba sin ser llamado a ningún tribunal ni ante ningún juez, el declarante escribió varias cartas al señor Prefecto exponiéndole su situación, el desamparo en el que había quedado su familia y su poca tierra, y protestando de su inocencia y de cómo había sido detenido, cuyas cartas escribía por correo directo del jefe de la cárcel, por cuyas manos pasaban.


Que también escribió  exponiendo su caso al Gobernador General de Argelia quien, próximamente al mes, le contestó que no podía ponerle en libertad; y que así ha continuado presa a pesar de sus protestas hasta el día |22|veintidós de abril de mil novecientos quince, es decir, más de ocho meses.


Que desesperado ya, escribió una vez más al Prefecto, en primero de marzo de mil novecientos quince, también sin contestación, hasta que tras otra carta en que le rogaba le hiciera pasar al tribunal correspondiente o le diera la libertad, cuya fecha fue el nueve de marzo de mil novecientos quince, el diez y nueve del mismo mes fue llamado al despacho del director de la cárcel, donde encontró al Prefecto mismo.

Que entonces le preguntó dicha autoridad si quería ir a España, y que al exponerle el declarante que se había criado en Argelia y que aquí tenía lo poco que posee, y que tenía afección a este país, le replicó que no sería así, cuando había enviado a sus hijos a servir a España; diciéndole también que él tenía la culpa de que los españoles fueran a servir a España y que sin duda había dicho algo que podría perjudicar a Francia.

Que le dijo entonces que iba a hacer que lo pusieran en libertad, pero que si pronunciaba una sola palabra contra Francia, pasaría a Consejo de Guerra con todas sus consecuencias.
Que estando en la cárcel el declarante supo que se le acusaba de anarquista peligroso, con la clasificación de AD (anarchiste dangereux)

Que posteriormente ha sabido que hacia el día diez y nueve de marzo de mil novecientos quince, fecha de su comparecencia ante el señor Prefecto, habían hecho en Saint Cloud dos informaciones, una por el alcalde y la otra por la gendarmería, que entiende le fueron favorables y que finalmente fue puesto en libertad el día veintidós de abril de mil novecientos quince, sin haber comparecido ante ningún tribunal.

Así lo declara, notificándose en ello, una vez que le fue leída, esta declaración renunciando al derecho que le asiste de hacerlo por si mismo por hallarse conforme a cuanto bajo juramento ha declarado firmando al pie, consigo el infraescrito Canciller y el señor Cónsul de que doy fe.

[Firmado] Pedro Cabezos.  El cónsul de España, Carlos S. de Tejada. El canciller, Fernando ¿?¿?

Los otomanos no-musulmanes y su fin III: nacionalismo turco

Por Carlos García Muñoz

En las entradas anteriores (parte I y parte II) hablamos de cómo se configuraba la sociedad otomana en la Edad Moderna y de cómo se adaptó a los vertiginosos cambios del siglo XIX. Hicimos especial hincapié en la institucionalización tardía de los millet y otros cambios para la población no-musulmana que trajeron consigo las Tanzimat; también se destacó el fuerte impacto social que tuvo la pérdida de territorios ─las sucesivas oleadas de desplazados musulmanes y su reasentamiento en las restantes provincias del Imperio─ , así como el papel jugado por las potencias europeas ─a través de la troika y el derecho internacional de la época, sus legaciones y consulados─ para dar forma al universo levantino como último canto de cisne del exuberante ─pero también desigual─ cosmopolitismo otomano. Por último traramos la revolución de los Jóvenes Turcos, la guerra ítalo-otomana ─con la expulsión de la colonia italiana─ y las guerras balcánicas ─con las consiguientes crisis de refugiados─ como preludio o ensayo general de la Gran Guerra.

Esta tercera entrada aborda la voladura de la sociedad otomana y el trato dispensado por las nuevas autoridades republicanas de la Turquía kemalista a las minorías no-musulmanas durante el periodo de partido único.

La aniquilación del mundo otomano

El 29 de octubre de 1914 el Imperio otomano entró en la Primera Guerra Mundial del lado de Alemania y Austria-Hungría. Pocos meses después las autoridades otomanas decretaban la expulsión de Siria y Palestina de los judíos y cristianos protegidos por países enemigos, así como la «evacuación» de las poblaciones ortodoxas griegas de las provincias costeras y fronterizas del Imperio; el exterminio del pueblo armenio arrancó en la primavera de 1915, y la rebelión árabe en el verano de 1916. La sociedad otomana se desvanecía.

No entraré en la espinosa cuestión de si el exterminio del pueblo armenio debe calificarse o no como genocidio. A ese respecto, me limitaré a reproducir estas sabias palabras de Francisco Veiga, historiador especializado en los Balcanes y Turquía:

«[E]l genocidio armenio ¿lo es?, ¿no lo es? Hay una guerra de terminología. Es evidente que muere mucha gente, civiles; el argumento turco insiste en la desorganización y no en la planificación genocida. Bueno, en parte se puede aceptar, en parte no, pero da lo mismo. Porque realmente muere mucha gente víctima de una operación de contrainsurgencia. A comienzos de la Gran Guerra los rusos habían apoyado un levantamiento guerrillero armenio en la retaguardia otomana. La respuesta consistió en deportar a la población civil armenia para que no apoyara a los insurgentes. Algo así hizo el general Weyler en Cuba “reconcentrando” a unos cuatrocientos mil civiles en 1896; o los británicos con la población civil bóer, en África del Sur, a comienzos del siglo XX. Esas muertes por inanición y por hambre, el traslado forzoso de poblaciones, la guerra de exterminio en definitiva, es la típica estrategia de guerra colonial. Así se hacía en el Magreb, en el África negra, en Asia.

Ocurre lo mismo con los armenios. Hay una insurrección armenia, deciden llevárselos a otra parte, que es Siria. Hace mucho calor, hay muchos ancianos, no hay camiones, van a pie, van a morir y ya sabes cómo es la mentalidad militar en tiempos de guerra: les da exactamente igual. También se les deja en manos de paramilitares y los kurdos tienen un papel muy importante en el exterminio, tienen a sus espaldas un porcentaje altísimo de muertos armenios. Entonces ordenas datos, ¿y qué hay detrás? Para empezar, dos comunidades armenias. Una, en el exterior, la diáspora, en Estados Unidos o Francia, que tienen un concepto más negativo de su república y es la que mantiene más viva la llama del genocidio. Quieren que el Gobierno turco pida perdón, pero entonces se pondrían en marcha una serie de reclamaciones legales a gran escala, por vía de Estado, sobre las propiedades, qué ha pasado con la finca o el negocio del bisabuelo; y eso lo complicaría mucho todo porque no solo está el Gobierno turco, sino también los kurdos, que son los que viven hoy en día en buena parte de la región donde estaban antes los armenios. Por el contrario, a los armenios de la república les pesa el recuerdo del genocidio, claro, pero también quieren sobrevivir hoy. Ir a buscar trabajo a Turquía. No llevan bien que en la diáspora insistan tanto porque ellos lo que quieren es normalizar relaciones con Turquía, que es lo que les conviene».

Entrevista de Álvaro Corazón Rural a Francisco Veiga en Jotdown, junio de 2015.

Cuatro años y un día después de que el Imperio otomano hubiera declarado la guerra a las potencias de la Entente, representantes otomanos y británicos se reunieron en el puerto de Mudros ─en la isla de Lemnos─ para poner fin a la participación otomana en la Gran Guerra. En virtud del Armisticio de Mudros, los otomanos debían evacuar sus últimas tropas de las provincias árabes y abrir los Dardanelos y el Bósforo a los barcos de guerra de la Entente. Pronto los Aliados ocuparon Estambul y amplias zonas del oeste y sur de Anatolia.

Territorios ocupados tras el Armisticio de Mudros de 30/10/1918. Fuente: Volkan’s Adventures.

Casi dos años después, en agosto de 1920, los representantes otomanos firmaron el Tratado de Sèvres, más extenso y detallado que el Armisticio de Mudros. Aquel tratado preveía el control internacional de los Dardanelos, el Bósforo y el Mármara ─la «Zona de los Estrechos»─; la constitución de un estado armenio y de un territorio autónomo para los kurdos en el este de Anatolia; la cesión de la región de Esmirna y de casi toda Tracia oriental a Grecia, así como la división de la Anatolia meridional en zonas de influencia francesa e italiana. El territorio turco libre ─ya no tenía sentido hablar de «otomano»─ se limitaría a la parte septentrional central de la península anatolia.

Reparto de los restos del Imperio otomano entre las potencias de la Entente según el Tratado de Sèvres de 1920. Fuente: Wikipedia.

Ahora bien, el Tratado de Sèvres nunca fue ratificado. En paralelo a las negociaciones que debían conducir a él, el parlamento otomano de Estambul, recién renovado, celebró entre enero y febrero de 1920 unas sesiones de enorme trascendencia por cuanto dieron lugar al Misak-ı Millî o Juramento de la Nación, esto es, a la definición de las fronteras mínimas de la nación turca por las que se debería luchar a toda costa en oposición a las particiones que planeaban los Aliados. Pero estos mismos Aliados pusieron fin a esa actividad parlamentaria pocas semanas después.

El cierre del parlamento otomano en Estambul dio más legitimidad al movimiento nacionalista turco de Mustafa Kemal, un antiguo oficial que llevaba oponiéndose a la ocupación aliada desde 1919 y que había conseguido reorganizar los restos del ejército otomano desde Anatolia central. Así, el 23 de abril de 1920 se constituyó en Ankara la Gran Asamblea Nacional y poco después un gobierno provisional en oposición al del sultán en Estambul. En los dos años y medio siguientes las fuerzas nacionalistas turcas buscaron acuerdos separados con la Unión Soviética ─Tratados de Moscú y Kars (16 de marzo y 23 de octubre de 1921 ) ─, Italia ─que se retiró de Antalya en junio de 1921─ y Francia ─Tratado de Ankara del 20 de octubre de 1921─ para fijar las fronteras en el este y el sur, obtener armamento por vía de estas potencias y concentrar después todo el esfuerzo bélico en el oeste. Así, el 9 de septiembre de 1922 los nacionalistas turcos entraron en Esmirna ─la incendiaron de hecho─ y pocas semanas después las partes contendientes acordaron un alto el fuego y la negociación de la paz. Se alcanzó así el Armisticio de Mudanya (11 de octubre de 1922), si bien los griegos no se adhirieron a él hasta dos días más tarde. Con este armisticio los nacionalistas turcos pudieron hacerse con Tracia oriental, toda vez que los Aliados seguirían ocupando Estambul y los Estrechos hasta la firma de un tratado definitivo.

El 1 de noviembre de 1922 la Gran Asamblea Nacional de Ankara abolió el sultanato. El día 17, Mehmed VI, medio hermano de Abdülhamid II, abandonó Estambul y puso así término a una dinastía, la Casa de Osmán, que había dado nombre y seis siglos de continuidad a un imperio. Cuatro días después de la partida del último sultán otomano una conferencia internacional comenzó a negociar la paz definitiva entre los nacionalistas turcos y los Aliados. En el marco de estas negociaciones, el 30 de enero de 1923 los Gobiernos de Ankara y Atenas firmaron un convenio para el intercambio de poblaciones. En virtud de este acuerdo, alrededor de 250.000 grecortodoxos anatolios ─muchos de los cuales hablaban turco y no griego─ fueron llevados a Grecia; del mismo modo, cerca de 380.000 musulmanes de Grecia ─mucho de los cuales no hablaban turco─ fueron trasladados a Turquía. Los ortodoxos griegos de Estambul y los de las islas de Imbros y Ténedos ─hoy Gökçeada y Bozcaada─ no fueron incluidos en estos intercambios, así como tampoco los musulmanes de Tracia occidental.

Con todo, la mayoría de los griegos pónticos ─los de la ribera sur del Mar Negro─ y de los del resto de Anatolia ─en especial los de la costa egea─ habían huido a Grecia en los años anteriores, sobre todo en 1922. A ellos se sumaron decenas de miles de griegos procedentes de otros puntos de los Balcanes, en especial de Bulgaria y de la Macedonia serbia. En total, una Grecia de apenas 4,5 millones de habitantes hubo de reasentar en su territorio a más de 1,3 millones de refugiados. El Gobierno heleno los reubicó principalmente en las regiones de Macedonia y Tracia ─territorios que habían pasado a manos griegas en la última década─, a costa de echar de allí a minorías musulmanas, eslavas y valacas, los últimos vestigios del pluralismo étnico otomano.

El 24 de julio de 1923 se firmó el Tratado de Lausana y el 29 de octubre Mustafa Kemal proclamó la República de Turquía ─Türkiye Cumhuriyeti en turco─. Comenzaba una nueva era.

Türk es un etnónimo endónimo, es decir, el vocablo con que el pueblo étnico turco se ha designado siempre a sí mismo. No ocurre lo mismo con Türkiye, «Turquía». Fue un cronista europeo de la tercera cruzada quien dio el nombre de Turchia al Asia Menor selyúcida; los autores musulmanes de esa época, por el contrario, siguieron refiriéndose a la península anatolia como «el país de Rum». Así, durante el Bajo Medievo, la Edad Moderna y la Edad Contemporánea fue habitual que los europeos emplearan la palabra TurchiaTurquie o Turquía en sus mapas, mas los turcos nunca se identificaron con ella en el periodo otomano.

El maltrato a las minorías en la Turquía kemalista (1923-1946)

En marzo de 1922, todavía en el curso de la guerra, Mustafa Kemal declaró que el Imperio otomano había sido incapaz de proteger su economía frente a los europeos por culpa de los reformadores de las Tanzimat; que como resultado los europeos habían reducido la Sublime Puerta a la mera posición de gendarme del capital internacional, y que el Imperio otomano se había convertido así en una colonia de extranjeros. Pese a que los artículos 37 a 45 del Tratado de Lausana obligaban al nuevo estado turco a respetar y no discriminar a sus minorías no musulmanas, la élite nacionalista turca que dirigió la nueva república durante el periodo de partido único ─esto va de 1923 a 1946─ se fijó como objetivo acabar con el poder económico y social de las comunidades judías y cristianas que todavía vivían en la nueva Turquía, así como fomentar su emigración a otros países para aminorar su número.

Las reformas impulsadas por Mustafa Kemal ─adopción de códigos basados en el derecho europeo y del alfabeto latino para la escritura turca, supresión del califato y de la enseñanza coránica, reconocimiento de la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, sufragio femenino a partir de las elecciones municipales de 1934, etcétera─ estaban dirigidas a modernizar y europeizar la sociedad turca, sí, pero sin contar con las minorías no musulmanas, que antes habían sido la parte más occidentalizada de la sociedad otomana. Además, se pretendió que tales minorías se turquificaran y acabaran diluyéndose entre el resto de la población. Pero antes de analizar las medidas adoptadas por las autoridades para la consecución de estos objetivos, conviene detenerse en analizar qué era un turco, Türk, antes y después del advenimiento de la República de Turquía.

¿Quién es turco?

En la época otomana la palabra Türk tenía un significado exclusivamente étnico. Podía traducirse indistintamente por «turco» o «túrquico» y aludía a la población otomana de origen túrquico, que mayoritariamente profesaba la fe islámica y hablaba la lengua turca ─aunque no siempre era así─. En una acepción más amplia, llamémosla pantúrquica, Türk podía agrupar también a los demás pueblos túrquicos: los azeríes, los turcomanos, los uzbekos, los kazajos, etc. En cualquier caso, un armenio o un sefardí de finales del siglo XIX no se consideraba un turco, sino sólo un ciudadano otomano.

Bajo el régimen de Mustafa Kemal el término Türk adopta también una acepción cívica que se superpone a la étnica pero sin reemplazarla. Así, el artículo 88 de la Constitución turca de 1924 establecía que, desde el punto de vista de la nacionalidad, las personas de Turquía se consideraban turcas al margen de cualquier diferencia de religión o raza [«Türkiye ahalisine din ve ırk farkı olmaksızın vatandaşlık itibariyle (Türk) ıtlak olunur»]. Cabía interpretar en este precepto dos categorías distintas de personas: los turcos de verdad, en un sentido étnico, y los que sólo eran turcos desde el punto de vista de la nacionalidad  ─ciudadanos turcos pero no auténticos turcos─. Así fue en la práctica, y a veces también en el plano formal.

No se pierda de vista que hasta hace menos de un lustro el kimlik o carné de identidad turco señalaba la confesión religiosa de su portador (lo mismo hacía Grecia hasta el año 2000).

Por otro lado, entrado el siglo XXI se llegó a proponer el término Türkiyeli, ─«turquiano»─ como gentilicio de los ciudadanos de Turquía, limitando Türk a la acepción étnica. Esta propuesta no ha tenido éxito.

A esto se sumaba otra realidad. Un número significativo de cristianos y judíos, otrora protegidos de los consulados europeos, pasaron a tener un status jurídico indeterminado con la abolición del régimen de capitulaciones. Unos consiguieron la nacionalidad de los países que los habían protegido y otros optaron por la ciudadanía turca; pero hubo quienes devinieron apátridas y aun así pudieron seguir simulando ser extranjeros ante las autoridades turcas, como fue el caso de los protegidos levantinos del Consulado General de España en Estambul.


Tratados estos aspectos, veamos ahora algunas de las medidas gubernamentales dirigidas a los extranjeros y los ciudadanos turcos no-musulmanes en los primeros años del régimen republicano:

  • En 1923 el 90% de los puestos directivos y administrativos de las empresas extranjeras establecidas en Turquía los ocupaban no-musulmanes, por lo que el nuevo gobierno turco comenzó a presionarlas para que despidieran a esos trabajadores y emplearan en su lugar a turcos musulmanes. Así, Feyzi Bey, ministro de obras públicas, declaró en octubre de ese mismo año que las empresas extranjeras debían contratar únicamente a empleados turcos musulmanes, y las amenazó con no seguir permitiendo su actividad en Turquía si no despedían pronto a sus empleados grecortodoxos, armenios y judíos. Y en 1926 el gobierno movilizó a las autoridades municipales y la policía para exigir a las empresas extranjeras que al menos el 75% de sus empleados fueran turcos musulmanes. Asimismo, todas las empresas contratistas de la nueva administración turca debían despedir igualmente a sus empleados no-musulmanes, medida que acabaría imponiéndose también a los bancos, hoteles y cafés, so pena de cierre.

Con todo, no cabe perder de vista que muchos griegos, armenios y judíos ni siquiera hablaban turco, por la sencilla razón de que antes no les había hecho falta para desenvolverse y prosperar en los circuitos económicos y financieros del Imperio, vedados para la amplia mayoría de turcos musulmanes. Prueba de ello es que en 1924 las autoridades impusieran la enseñanza en turco para todos los centros; que en abril de 1926 obligaran a las empresas a emplear el turco en sus comunicaciones, o que en 1928 patrocinaran la campaña Vatandaş türkçe konuş! ─«¡Ciudadano, hable turco!»─ con arrestos y multas a quienes no hablaban turco.

  • Entre 1922 y 1923 la prensa nacionalista turca lanzó una campaña contra los judíos, a quienes acusó de enriquecerse a costa de los turcos y de colaborar con los armenios y los griegos durante la guerra. ¿La razón? El hueco que habían dejado los comerciantes grecortodoxos y armenios en las principales ciudades de Turquía no estaba siendo ocupado por ninguna incipiente clase empresarial musulmana, como esperaban las élites nacionalistas turcas, sino por los judíos.
  • En 1924 la mayoría de los abogados no-musulmanes de Estambul perdieron su colegiación, principalmente por «razones morales» ─los musulmanes expulsados, en cambio, lo fueron por incompatibilidad, al ser también funcionarios─, y no pudieron seguir ejerciendo como tales. Dos años después la legislación pasó a exigir una pasantía de al menos dos años para permitir la colegiación como abogado, pero en la práctica nadie empleaba como pasantes a los no-musulmanes.
  • En 1923 las autoridades turcas limitaron la libertad de circulación de las minorías, así como su derecho a la compraventa de bienes inmuebles y a cambiar su lugar de residencia dentro del país. En este sentido, los miembros de las minorías debían obtener la correspondiente autorización administrativa para poder realizar tales acciones. Este régimen se mantuvo para los judíos hasta 1928, para los grecortodoxos hasta 1930 y para los armenios hasta 1932.
  • La ley de funcionarios civiles de marzo de 1926 exigió el requisito de la nacionalidad turca para acceder a la función pública, al tiempo que impuso el registro de la afiliación etnorreligiosa de los empleados públicos. Aquí quizá sea ilustrativa la intervención de Ali Şuuri Bey durante la tramitación parlamentaria del proyecto de ley. Este diputado afirmó que la palabra «turco» significa «turco», y que los turcos se mezclan con armenios y griegos («Türk kelimesi Türk […]. Ermeni ile, Rum ile kanşık olan Türktür»; Türkiye Büyük Millet Meclisi Gizli Zabıt Ceridesi, 15/03/1926, pp. 186187). En la práctica, hasta los años sesenta no fue común que las minorías accedieran a la función pública.
  • Con la promulgación de la Ley turca n.º 2007, de 16 de junio de 1928, se prohibió a los extranjeros ejercer un amplio número de oficios y empleos.

Pero el tiro de gracia vino en 1942. Mientras media humanidad sucumbía a la conflagración mundial, la Gran Asamblea Nacional de Turquía aprobó el Varlık Vergisi, un controvertido impuesto sobre el patrimonio que arrancó de Estambul todo el tejido financiero y comercial de las minorías no musulmanas, para siempre. Veamos cómo fue.

Mustafa Kemal Atatürk había fallecido en 1938, por lo que en 1942 el jefe del estado era İsmet İnönü, su mano derecha y más leal amigo. El 7 de julio de ese mismo año murió el primer ministro İbrahim Refik Saydam y lo sucedió inmediatamente Mehmet Şükrü Saracoğlu, que hasta entonces había ocupado la cartera de Exteriores. Por aquel entonces muchos gobiernos estaban aumentando la presión fiscal sobre los recursos de sus respectivos países, ya fueran éstos beligerantes o neutrales. Turquía no sería una excepción, si bien el novedoso impuesto sobre el patrimonio que iba a diseñar el ejecutivo de Saracoğlu sería mucho más gravoso para las minorías cristianas y judías que para los musulmanes.

La Ley sobre el Varlık Vergisi, promulgada el 11/11/1942, fijaba un impuesto de un único pago sobre la riqueza de grandes agricultores, propietarios, empresarios, corporaciones y otras personas que ya estaban sujetas al impuesto sobre la renta. Formalmente la ley no establecía procedimientos ni criterio objetivo alguno para determinar la obligación tributaria de cada individuo. Bien al contrario, delegaba su cálculo en comisiones de funcionarios, quienes tendrían en cuenta los ingresos obtenidos por el contribuyente en el ejercicio anterior. A la hora de aplicar la norma, las directrices del ejecutivo y las sugerencias de Mehmet İzmen ─quien dirigía algo así como la Delegación de Economía y Hacienda en la provincia de Estambul, dependiente del Ministerio de Hacienda─ llevaron a dividir los obligados tributarios en dos categorías: M para los musulmanes y G para los gayrimüslim ─no-musulmanes─; más tarde se añadió una categoría E para los ecnebi ─extranjeros─ y otra categoría D para los dönme ─los convertidos al islam de origen judío, descendientes de los seguidores de la secta de Sabatay Sevi en el siglo XVII─. Los no-musulmanes y los extranjeros pagarían cuatro veces más que los musulmanes, y los dönme algo menos que los gayrimüslim . Debido a las presiones de los consulados extranjeros, finalmente las autoridades aceptaron someter a los extranjeros a los mismos gravámenes que a los musulmanes.

Los cálculos de los funcionarios para estimar la riqueza de los contribuyentes y determinar cuánto debían pagar fueron pura invención, una arbitrariedad con la que se persiguió desposeer a las minorías de sus bienes y negocios. Además, las decisiones de estos funcionarios eran firmes y no podían ser recurridas ante ningún órgano administrativo o judicial.

Una vez se notificada al interesado la cantidad a satisfacer, éste debía realizar el pago en metálico en los quince días siguientes. Transcurrido este plazo, se le concedía otro igual pero sumando intereses. Dadas las elevadas cuantías a pagar con tanta inmediatez, muchos no-musulmanes se vieron obligados a vender sus bienes por debajo del precio de mercado. De no conseguir reunir la cuantía requerida, las autoridades confiscaban sus bienes y los de sus convivientes para seguidamente subastarlos. Si aun así tampoco se cubría toda la suma, los deudores tributarios eran internados a la espera de ser deportados a un campo de trabajo. Angeletopoulos, Ağır y Artunç citan únicamente el campo de trabajo de Aşkale, ubicado en Erzurum, una región montañosa al este de Anatolia. Tischler, por su parte, habla de campos de internamiento en Yozgat, Çorum y Kirşehir.

Obligados tributarios del Varlık Vergisi por grupos, número y monto a recaudar de cada grupo. Fuente: Angeletopoulos, 2008, p. 360.

La tabla anterior provee los datos de los obligados tributarios de Estambul, no-musulmanes en su inmensa mayoría. A ellos hay que sumar los «agraciados» procedentes del resto de Turquía. En total se alcanzó la cifra de 62.575 obligados tributarios y 349.989.922 liras. De estas personas 2.057 fueron internadas y 1.400 deportadas ─1.869 de las personas internadas y 1.229 de las deportadas procedían de Estambul─. El trato dispensado a los deportados parece que no fue tan malo; pasaron más tiempo aburridos y jugando a las cartas que no sometidos a trabajos forzados, pero 21 de ellos perecieron.

En 1944 el parlamento derogó la Ley sobre el Varlık Vergisi, perdonando con ello las deudas tributarias pendientes y permitiendo la progresiva liberación de los deportados. Con todo, la ley había conseguido su principal objetivo, que no era otro que transferir la riqueza de las comunidades no musulmanas a las arcas públicas y a una incipiente clase empresarial musulmana. Por el contrario, más de 30.000 judíos y 20.000 grecortodoxos abandonaron Turquía después del Varlık Vergisi.

Imagen 5. Descripción: Número de griegos en Estambul entre 1844 y 1997 y porcentaje sobre el total de la población de la ciudad. Obsérvese la paulatina extinción de esta comunidad a lo largo del siglo XX. Fuente: Wikipedia.

Conclusiones

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, el sistema político turco abandonó el régimen de partido único y adoptó el multipartidismo. Esta apertura política y económica parecía prometedora para las minorías no musulmanas que todavía vivían en Turquía. Sin embargo, las sucesivas crisis políticas en torno a la cuestión chipriota sirvieron de pretexto para el pogromo de Estambul de 1955 ─la Σεπτεμβριανά o Septembrianá─ y la expulsión de unos 40.000 grecortodoxos con nacionalidad griega en 1964; ni que decir tiene que para comienzos de los años cincuenta la mayoría de los judíos turcos ya habían emigrado a Israel. Finiquitadas las minorías cristianas y judía, en las décadas siguientes los alevíes ─otrora pilar social del régimen kemalista─ y los kurdos las reemplazarían como nuevas minorías principales y tomarían el testigo del odio interétnico.

Matanzas, incendios, guerras, atentados, intercambios de población, expulsiones masivas, oleadas de refugiados, pogromos… Esta violencia ha sido el precio a pagar en medio planeta por el «progreso», el salto a la «modernidad», el imperialismo, el nacionalismo, la política de masas y la adopción de los patrones del estado-nación.

A comienzos del siglo XX Estambul y Esmirna eran urbes de mayoría cristiana, mientras que en Salónica y Sarajevo se hablaba el judeoespañol. Era el universo otomano, con sus injusticias y su exuberante pluralidad. ¿Qué nos queda de él? Poco más que los diarios nostálgicos a los que Andrés Mourenza dedica este artículo, texto donde leí acerca delVarlık Vergisi por primera vez y origen de mi motivación para escribir estas tres entradas.

Vale, hoy Estambul sigue siendo una ciudad muy cosmopolita. Sí, uno ve en sus aeropuertos a grupos de peregrinos que se dirigen a La Meca enfundando sus albornoces; a familias magrebíes cargadas de compras para la circuncisión del niño; a mujeres de Asia Central portando unos vestidos de lo más coloridos; a turistas del Golfo Pérsico… Pero es otro cosmopolitismo.


Bibliografía

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Carlos GARCÍA MUÑOZ, «El fin del derecho de protección en Turquía y su repercusión en los protegidos católicos del Consulado General de España en Estambul (1924-1965)», en Anuario de Historia del Derecho Español, vol. LXXXVIII (2018) y LXXXIX (2019), Madrid, 2019, pp. 445-493.

Ioannis N. GRIGORIADIS, «Türk or Türkiyeli? The Reform of Turkey’s Minority Legislation and the Rediscovery of Ottomanism», en Middle Eastern Studies, vol. 43, núm. 3, 2007, pp. 423-438.

Ulrike TISCHLER, «Communautés ethno-confessionnelles et levantines à Istanbul au XXe siècle: coexistence, réseaux de sociabilité et relations intercommunautaires au quartier de Péra», en Bulletin of the Centre for Asia Minor Studies, vol. 15, 2008, pp. 265-290.

Fuentes primarias: 5 cartas desde el frente (Rif, 1913)

Os ofrezco unos cuantos documentos muy interesantes que voy a utilizar en mi tesis doctoral. Se trata de cinco cartas escritas por Antonio Cabezos, un recluta destinado en Ceuta con el ejército español durante la campaña de Yebala en 1913. Aquellos que no estéis familiarizados con el contexto podéis encontrar un poco de información básica en estos artículos de Desvelando Oriente sobre Marruecos a principios del siglo XX y la invasión española del Rif, aunque si queréis un texto académico más largo y detallado, os recomiendo éste de Daniel Macías en la RUHM. Las cartas y otros documentos a los que hago referencia en este artículo proceden de los fondos del Consulado de Orán en la sección de Exteriores del Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares. Por lo que me consta, las cartas están inéditas y de momento no he encontrado referencias a ellas en ningún libro o artículo.

Antonio Cabezos era el segundo hijo del matrimonio de Pedro y Josefa Cabezos. La familia vivía en Saint Cloud, un pueblo en la Argelia Francesa que había sido fundado por un español en 1846 en la carretera entre Orán y Arzew. Antonio era, podría decirse, un inmigrante español de segunda generación. Su padre había dejado su pueblo natal, El Algar, cuando era apenas un adolescente. En 1913 contaba con cincuenta años de edad y era proprietario de una casa y un viñedo en Saint Cloud. El hermano mayor de Antonio, Simón, llevaba haciendo el servicio militar desde 1910 y parecía tener problemas para volver a Argelia. La marcha de Antonio parecía poner en apuros la economía familiar, ya que en el archivo se conserva una carta elocuente carta de Pedro Cabezos al Cónsul de España en Orán el 8 de noviembre de 1912 rogando que retrasase la incorporación de Antonio al servicio militar (lo cual consiguió, ya que Antonio no deja Orán hasta enero de 1913).

Muy señor mío, le suplico V que compadesca mis palabras berdad.
de un dia á otro se presentaran en dicho consulado dos jóbenes, Fransico Mateo y Antonio Cabezos, en calidad de voluntarios, con los documentos necesarios. lorrepito. que me conseda V. lo que le pido. que ellos me prometieron el no marchar a españa hasta el primero de diciembre, y aora que an consedido lo que querian me dejan en abandono, con un trabajo a meido aser, lo cual queda perdido, para mi, si yo poder corresponder, quedo afrentado y sin cobrarlo y en V. pongo toda mi esperanza. que los llebe emtretenidos hasta fin de mes y sera el mayor cervicio que le ará V. a un padre que queda en esta con cuatro hijos menores

Pedro Cabezos al Cónsul de Tetuán, 8 de noviembre de 1912

El hecho de que los hijos de la familia Cabezos hicieran el servicio militar en España habiendo nacido en Argelia es significativo: desde 1892, todos los hijos de inmigrantes europeos nacidos en suelo francés (y eso incluía Argelia) eran considerados automáticamente franceses. Para conservar su nacionalidad debían llevar a cabo un largo y complicado trámite burocrático en el plazo exacto de un año tras cumplir la mayoría de edad (veintiún años). La relación entre la familia Cabezos y las autoridades francesas no era buena, al menos según se puede ver en los documentos, y es posible que pueda haber relación con el servicio militar de Antonio y Simón (que así se llamaba el hermano mayor). La cuestión de la nacionalidad de los hijos de los inmigrantes era crucial para las autoridades francesas en Argelia, que esperaban aumentar la cifra oficial de «franceses» (al menos sobre el papel) y, sobre todo, obtener reclutas para el ejército colonial. Un año después de estas cartas, coincidiendo con el estallido de la Gran Guerra, Pedro Cabezos sería arrestado por el prefecto de Orán y encarcelado durante nueve meses sin juicio.

En las cartas podemos seguir el viaje de Antonio hasta Marruecos desde la Península y leer sus impresiones sobre la vida en el frente, así como detalles de su vida cotidiana en Argelia. En las primeras cartas intenta tranquilizar a su familia explicando que no se ha presentado voluntario sino que le han elegido en un sorteo para ir a Melilla, y que las cosas en el frente parecen tranquilas. Leemos referencias a un François, un amigo suyo del pueblo que también estaba hacendo el servicio militar (seguramente el tal Francisco Mateo mencionado en la carta de Pedro al Cónsul). También leemos saludos y mensajes a sus hermanos, y su preocupación por no recibir noticias de su familia. En la última misiva podemos leer la frustración de Antonio con el servicio militar y que no le dejen volver a Argelia de permiso. También encontramos la noticia de que su hermano Simón ha sido destinado en Larache como acemilero (conductor de mulas, del árabe زَامِلَة‎).

Para contrastar, intercalo entre los documentos algunas imágenes y columnas extraídas de ejemplares del periódico El Telegrama del Rif y de la revista Mundo Gráfico publicados en las fechas de las cartas, accesibles respectivamente en la Biblioteca de Prensa Histórica de PARES y en en la Hemeroteca Digital de la BNE. Es divertido comparar las cartas con lo que se publicaba en la prensa.

He decidido respetar la ortografía y la gramática y la puntuación tal cual estaban en las cartas originales. Hay posibles errores de transcripción, y cuando no estoy seguro de una palabra lo indico. Si tenéis problemas leyendo las cartas debido a la ausencia de signos de puntuación, probad a leerlas en voz alta y más o menos cuando os quedéis sin aliento hacéis una pausa. Es una pena que no se puedan hacer fotos en los archivos, porque con la transcripción pierde cierto matiz. A menudo, especialmente cuando se trata de documentos manuscritos que no siguen las normas habituales, la caligrafía y la distribución del texto en el papel ayudan bastante a entender el ritmo y las pausas. En todo caso, las cartas son muy vivas y expresivas y dan una visión de la vida en el frente bastante alejada de las épicas crónicas periodísticas de la época.


Portada del periódico El Telegrama del Rif, publicado el 17 de Junio de 1913
Portada de El Telegrama del Rif, número publicado en las mismas fechas en las que se escribieron las cartas.

Ceuta, 17 de junio de 1913


Apresiable padre al recivo de esta es para manifestarle lo sigiente y al mismo tiempo para desirle que quedo en completa salud
A D G


Padre de no averle escrito ante a sido por que no sabia adonde iva pero poreso no se agan mala sangre porque estoy en marueco por que aqui se pasa muy bien y se come buenos rancho y buen cafe con leche todas las mañanas y luego milisia y los maruecos no se comen a nadie y esto a sido mi suerte por que simon lo sabe todo lo que a pasado pero que vamos aver pasensia y que no sepa yo que la mama se oiga a llorar por que si yo lo se ya no escrivo mas no tiene que pensar en mi lo mismo que si estuviera en España y que et corrio mucho ya de Cartagena me fui a Alicante y despues a Madrid y despues a Algesira y despues a Seuta y porto estado bien pero en Alicante estava de ordenansa quon el General y me a tocado la suerte pero no me ago mala sangre porque estoy Francois quon migo y nusotro pasamos el tiempo como el agua siempre devertiendono pero aqui ay mucho trabajo en el tiro porque nos vamos a tetuan pero no ay nada


Madre uste no piense en mi poeque yo se quien es uste aora siempre va a estar pensando en mi por que en la otra carta me mando a desir que no me fuera a melilla pero me an enviado no por gusto que a sido por fuerza y no se piense que me ido voluntario que simon lo sabe todo


Juanico aora si que voy a ser pun con la escopetita y matar muchos moros y tu cuando veas a un morico le tiras un pedraso quon una piedra gorda en la cabezas y aver si me escrive cuando tengas un sueldo para que yo pase el tiempo. y nada mas para desirte por el momento y un monton de avrazo para todos mis ermano y memoria para todos que pregunte por mi y ustedes resiven un millon de abrazos de su ijo que desea veros todos los momentos que lo es


Antonio Cabezos


no escrivo mas por que no et tenido tiempo en otra le mandare a desir todo


mi adereso para si van a escrivir
Ceuta Regimiento de Infanteria de Uad Ras Nº 50 4 Compañia del 3er Batallon
Ceuta

Recorte del periódico El Telegrama del Rif
Recorte de El Telegrama del Rif, perteneciente al número del 17 de Junio de 1913

Tetuan, 6 de julio de 1913


Apreciable padre et resivido su carta y por ella se en la situacion que se encuentra yo por la presente quedo bueno A D G


Padre sabra como a sido el aver venido y al marrueco a sido un sorteo que avemo tenido de todos los regimiento y por la mala suerte me a tocado ami tanbuen destino que yo tenia en alicante que si me fueren dado mil franco no me voy y me tenido que venir por fuerza pero no ay mas que tomar pasensia


Padre sabra como el dia 5 vamos llegao a Tetuan pero la carta suya la resiví el mismo dia que llegue a la noche y estamos en tetuan pero para mi mejor estoy en tetuan que adonde estava porque aqui ay agua a volunta pero adonde estavamos ante teniamos que compral a el agua y aqui por todo ay agua y por medio de tetuan sale el agua a chorro y adonde no ay agua es muy malo con las calores que se tiran aqui. Padre la linia de fuego esta mas adelante en unas montaña que ay muy alta pero ya lan tomado casi todas y ay un rio, y muchos jardines por toda la orilla del rio y lan pegado fuego ya casi a todos los jardines


Padre cuando me escriva me envie la fecha de las carta que resive asi yo sabre las carta que se pierden porque aqui no salen las carta vien y de simon ya et resivido dos carta y me dise que ya ase mas de un mes que no save de casa, y como eso que no se va a la casa ya tanto tiempo de servisio esque lan tomado por desertor por que en todas las carta me dise que se va air y nunca se va


Madre uste no se aga mala sangre por mi por que yo estoy vien y no es menester pensar en la guerra por que aqui no ay nada todo lo malo apasado ya nada mas para desir por el momento un millon de abrazos para todos mis ermanos y ustedes resiven de este que de veras desea a todo los momento que lo es
Antonio Cabezos

Fragmento del mismo periódico, perteneciente al número publicado el 6 de Junio de 1913
El Telegrama del Rif, 6 de julio de 1913. Mencionan la llegada a Tetuán del regimiento de Antonio.

Ceuta, 4 de septiembre de 1913


Queridos padres el resivido la sulla con fecha del 20 julio y por ella se que se encuentra todos buenos y yo por la presente no quedo muy bien.


Padre y ase algunos días que no et tenido constentansion y yo llevo 3 carta con esta escrita a es que se quedan arretrasada como esta que la et resivido aora a los 45 dias en el camino Padre yo me encuentro en el hospital porque me a salido un flemón en el cuello y me lan rajao y ya boy mejor y algunos dolores de variga como me dava en casa pero yo como muy bien


Padre el otro dia mataron al moro valiente que uno de los cavesilla y el mas revolusonario que avia en este partido y aora ay fuego desde Lauzien asta Ceuta aqui no siente uno nadamas que tiros por todos lados pero esto se acabara pronto y el dia que veniamos de Tetuan para el rincón todos los que veniamos enfermo no tuvimos que costarnos en el suelo porque se armo un tiroteo que duro mas de una ora y la artilleria siempre estan asiendo fuego esto es una fiesta y de mi regimiento no an muerto mas que 3 y los que uvieron erido no es como dise uste en esta carta que et tenido mucha bajas eso es mentira si es el periodico que lo dise eso no se lo crea porque es el regimiento que menos bajas a tenido los que mas bajas an tenido an sidos los casadores y el regimiento borbon y el regimiento cordoba pero nosotros para los fuegos que vamos echo eso no es nada y para venir de tetuan los enfermos a Ceuta de tetuan se sale en otomovil asta el rincon y del rincon asta Ceuta en un remorcador y vamos asalir para Malaga unos cuantos y el mismo dia que ivamos a envarcar vino una orden del ministro de la guerra que no saliera nadie asta nueva orden y no pudimos salir

sin mas que desirle un millón de avrazo para todos mis ermano y ustedes resiven el corazonde su ijo que verlo desea mas que escrivirle que lo es


Fdo: Antonio Cabezos


Le dara memoria para travanda y para Celina y sus ijos y su marido y para todos los que pregunte por mi

Recorte de la revista El Mundo Gráfico, mostrando imágenes del conflicto y del alto comisario de España en Marruecos desembarcando en Ceuta
Mundo Gráfico, 3 de septiembre de 1913.

Ceuta, 20 de Septiembre de 1913

Apresiable Padre le escrivo esta cuatro letra para aserle saber en la situasion que me encuentro bueno A D G


Padre le escrivo esta cuatro letra para vean que no me an matado porque Gines me a enviado una carta disiendo me que me avian matado y yo estoy en el hospital tan tranquilo porque se a tirao un temporal que a durao 6 dias lloviendo y yo tan tranquilo en el hospital en una buena cama y comiendo siempre Galina y Jamon y los otros pobre asiendo guardia y mojando las mantas y la noche a dormir en el suelo todo mojado


Padre Gines me a enviado a desir que Simon se a ido a Larrache y quisiera que me escriviera todo lo ante posible para que yo me quede tranquilo porque estando los dos y va la cosa muy mal Padre el dia 5 dele mes entraron en el hospital que yo estoy 39 herido y el dia siguiente otro tanto y dos dias despues unos cuantos y el dia 22 quiere Marina avansar ala tomar el fondac que fue adonde prim se dejo mil y pico de hombre pero si es asin ami no me toca y de lo que yo tengo da qui 3 u 4 dia ya estara serrado y me marchare para Tetuan

Madre uste no tome pena por mi porque esto pronto se rematara ante de tres meses esto esta tranquilo porque tendran que sembrar

Madre le diga a la madre de françois que de françois no pongo nada porque estamos lenjo uno de otro pero pronto nos veremos sin mas que desirle le dara memoria a todos los amigos y a todos lo que pregunte por mi y ustede resive un millon de abrazo de su ijo que lo es


Antonio Cabezos


Juanico me enviara a desir si ay mucho vino en la casa de la uba de tu vina porque no se viña ni tefa no ay nada mas que chumbo y ijo tomasico aver si ase cudiado de Juanico que no lo pille un carro
Perico y Josñe aver si aveis echado mucho dias de vendimia y aver aora que viene el invierno aver si aseis mucho olla para pone grefa
Adios ermanos asta la vuestra

Recorte de la revista El Mundo Gráfico, en la que se relata la saturación de cartas del servicio de correos a causa de la guerra.
Recorte de Mundo Gráfico, 24 de septiembre de 1913. Aquí esta la probable causa de que las cartas entre Antonio y su familia se perdiesen

Ceuta, 9 de Octubre de 1913


Mimas estimados Padres esta es para manifestarle lo sigiente y al mismo tiempo para yo saber como se encuentra todo la familia yo por la presente quedo bueno A D G


Padre sabras como ya ase tanto tiempo que no et resivido carta suya que estoy sin sosiego y Simon me a escrito y tambien me dise que no a resivido carta sulla ase mas de un mes u es que se le a pegado fuego a la fabrica de aser papeles de Oran u es que no ay tinta pues le mandaremos papel y tinta desde aqui porque aqui si ay para escrivir.

Padre sabra como simon esta en Larache de asimilero en los comboy y me manda a desir que trevaja mucho cuando resivi su carta pues lo senti mucho porque aqui se pasa muy negra y que estando el cumplido como esta pues mas lo siento porque yo de alicante me fuera marchado porque eso de vinir aser 3 año y aora tiene que aser 5 pues eso no lo encuentro bien aluego dise uno de venir a servir a España ami que me dan 3 mese de permiso y lo pasaporte no biene por que disen que para Algelia no dan permiso con que mire conque gusto me quedao yo los que le an dao permiso como enfermo como ami pues ya estan en su casa y yo si quiero tengo que marcharme para Tetuan pues me tengo que todo el invierno en el hospital porque cae mucha agua y estar una noche de agua en un parapeto toda la noche mojao y sin tener en que mudarse pues eso no me conviene

sin mas que desirle Memoria para todos mis amigos y para todos los vesinos y para todos los que pregunte por mi y un abrazo para todos mis ermanos y ustedes resiven el corazon de su ijo que desea verlo mas que escribirle

Antonio Cabezos.

Portada de El Mundo Gráfico, en la que se narra un enfrentamiento bélico con tono heroico
Mundo Gráfico, 1 de Octubre de 1913. Nótese el contraste entre el tono de las cartas de Antonio y la nota periodística.

Fuentes primarias: Los sucesos de Saïda (1881)

Esta semana he estado en el AGA investigando para mi tesis y he encontrado mucho material interesante. Entre otras cosas, he transcrito varios documentos relativos a la matanza de Jalfalah (cerca de Saida) en Argelia en 1881. La caja con los documentos es enorme y no sé hasta qué punto ha sido explorada por historiadores; os invito a hacerlo si os interesa el tema. En este artículo os ofrezco la transcripción de varios documentos manuscritos que me parecieron interesantes.

La matanza de Jalfalah tuvo lugar en el contexto de una rebelión de varias cabilas argelinas lideradas por un «agitador anticolonial» llamado Buamama. La rebelión comenzó en abril de 1881 cuando los partidarios de Buamama mataron al grupo de soldados franceses que fueron a arrestar a su líder, y pronto se extendió por buena parte del Oranesado. Los jinetes de Buamama atacaban esporádicamente a los franceses y se retiraban, robando botín y evadiendo enfrentamientos directos. El 11 de junio se dirigieron a unos espartales donde vivían y trabajaban cientos de familias de temporeros españoles (sobre todo murcianos, almerienses y alicantinos), matando a cientos de ellos y destruyendo o robando las pocas pertenencias que tenían. Los jornaleros españoles eran la mano de obra fundamental de la colonización agrícola de los franceses en Argelia, de modo que el brutal ataque era una forma de desestabilizar la economía y paralizar la explotación del campo mediante el terror.

Saïda (Fuente: OpenStreetMaps)

La matanza causó mucha consternación entre la comunidad española en Argelia, y millares de inmigrantes (especialmente los que vivían en las zonas rurales del Oranesado) trataron de volver a España, asustados por la violencia y preocupados por el desdén las autoridades francesas habían tratado a los afectados por la masacre. Las noticias causaron una gran ola de solidaridad en España; varios periódicos españoles y organizaciones populares organizaron colectas para la repatriación de los afectados, varios empresarios ofrecieron pagar el pasaje y dar empleo a algunas de las víctimas en sus explotaciones agrícolas en la península, y el servicio consular en Orán se implicó al máximo, pese a la preocupación del gobierno central, que no quería provocar un conflicto diplomático con Francia. En este artículo, Ricardo Montes narra lo acontecido utilizando artículos de la prensa española de la época. Un buen análisis del suceso con documentación de archivo se puede encontrar en Los españoles en la Argelia francesa de Juan Bautista Vilar (1989), aunque es un libro relativamente complicado de encontrar.

Aquí nos limitaremos a ofrecer varios extractos de fuentes primarias extraidas del Archivo General de la Administración (Exteriores 66/4124). Todas estaban escritas a mano, así que es más que posible haya errores en la transcripción (cuando no estoy seguro de algo está indicado con corchetes y una interrogación). Mi criterio para transcribir ha sido respetar al máximo los originales, así que faltan tildes, la puntuación no es gramaticalmente correcta y hay orrores ortográficos. La caligrafía original siempre es más expresiva y siempre hay cierto matiz que se pierde al pasarlo a máquina. Por favor, si utilizas estas transcripciones en algún trabajo o artículo o como material docente, cita esta página (y avísame, me gusta saber que este proyecto es útil).

Los tres primeros textos son declaraciones de supervivientes. El segundo es una carta de Campillo, el empresario murciano que gestionaba uno de los espartales afectados, al cónsul español en Orán, cinco días después de la masacre, contándole su negociación con las autoridades francesas. El último es una carta del vice-cónsul de Arzew al cónsul de Orán en la que se queja de la situación.

Grabado en La Ilustración Española y Americana, 8-7-1881 (Fuente: Hemeroteca Digital de la BNE)

Tres testimonios de supervivientes (finales de julio de 1881)

Rafaela Ygorra y Jerez natural de Busot provincia de Alicante se presenta, con su hija Rafaela de seis años y declara que el día 11 de junio estando en el chanti de Campillo con su marido José Giner y Brotand[?] de Bustos y sus cuatro hijos José, Vicente, Juan Bautista, Rafaela, a la puerta de la barraca, vino sobre ellos un gran tropel de árabes y mataron a su marido, los hijos huyeron llevando el mayor (Jose) a Juan Bautista de quince meses en los brazos, los árabes los persiguieron hasta cerca de Saida y los mataron, que a su hija Rafaela que estaba detrás de su padre le hirió la misma bala que mató a su padre. que a la declarante y su hija les quitaron las ropas que llevaban y todo cuanto tenían en la barraca. (cuatro burros, dos mantas, una escopeta y toda la ropa) que se escondieron en el monte y andaban de noche tardando cuatro días en llegar a Saida. Llegaron a Saida en cuyo hospital curaron a la niña Rafaela el brazo que tiene roto y piden repatriación que no saben firmar y firma el testigo

Pedro Martínez


Ana Hernández y serrano de diez y seis años de edad natural de Carboneras (Almería) declara: que el once de junio estando en el Chanti de Don Mariano Campillo con su madre y una hermana de diez años, se presentaron uno gran número de árabes, matando españoles, que mataron a su madre y la arrojaron a una barraca incendiada donde se carbonizó, que la declarante mandó a su hermana a huir con otras mujeres y ella por su parte huyó también con un hombre y otra mujer y cuando a los cuatro días llegó a Saida se encontró con su hermana Ysabel, pero queno á vuelto a saber de su padre Juan Hernández natural de Carboneras y de su hermano Pascual de catorce años. Perdieron tres burros, la ropa y el ajuar. No sabe firmar y firma el testigo

Pedro Martínez


Rafael Alonso y Segura natural de Turilla provincia de Almería de 17 años de edad, declara que: trabajaba en el chanti Campillo en compañía de sus dos hermanos, Juan de 20 años y José de 14 años (son huérfanos), que el día 11 de junio llegaron grande número de moros, que hecharon a huir pero que aquel mismo dia, fueron encontrados por unos 600 o 700 moros que se los llevaron al campamento donde llegaron a las dos de la tarde, inmediatamente sacaron a unos diez metros del campamento algunos de los prisioneros españoles que fusilaron, entre esas víctimas se encontró su hermano Juan y otro del mismo pueblo llamado Juan …… de unos 25 años.

Ha permanecido en la coluna Bon Amma hasta el día 15 de julio, en que por un descuido de los moros pudo escapar en compañía de otro prisioner, Blas Rojo y Sellis [?] de la provincia de Murcia, han estado tres días andando de día y de noche y fueron socorridos por moros amigos que los condujeron a termino y de ahí fueron dirigidos por el tren a Saida.

Nos hacían cojer leña para la comida, pastos para los animales, y traer agua. Nos hacían andar todo el día y de 21 a 24 [no se entienden bien estos numeros] nos daban harina para hacernos una torta, cuando no andábamos muy deprisa nos amenazaban de muerte y nos pegaban con sus palos. Hemos perdido tres burros españoles y toda la ropa.

No saben firmar.

Oran y 23 de julio de 1881

Pedro Martínez

Extracto de un artículo un tanto incendiario en La Iustración Española y Americana, 8-7-1881 (Fuente: Hemeroteca Digital de la BNE)

Carta de Mariano Campillo al Cónsul de Orán (16-6-1881)

Membrete: M. Campillo, Saïda (Algérie)

Saida, 16 junio 1881
Señor Consul de España
Oran

Muy señor mío

El 10 y 11 del actual an sido atacados mis chantis y el del señor fuentes donde había un número de 1000 personas lo menos, de los cuales no an parecido a la fecha la mitad, principalmente de los que yo ocupaba que eran unos 600 no llegando a los que an venido.

El 12 entraron los primeros que escaparon de la muerte y me icieron saver que eran muchos los eridos mugeres y niños que se avian refugiado en la [foreh??] donde habian sido atacados de nuebo, pº que podria salbar la vida a muchas personas si se les daba socorro inmediatamente me dirijo a todas las autoridades civiles y militares pidiendo armas pº aver salido con unos 300 españoles de buena boluntad a socorrer los nuestros, me dieron por respuesta no tenian, no me di por batido y todos los dias los emolestado, asta el 14 a las 10 de la noche que estuve por ultima vez casa del coronel (cuarenta) que su funcion de comandante superior, y le suplique me dejase unos 70 hombres del cuerpo territorial supuesto que no los empleaba y reunidos con unos 50 españoles que yo uviese armado a dar socorro a los nuestros, pues todos los dias estan entrando mugeres y niños diciendome que son muchos los que estan escondidos en las matas de la [foreh??]. solo ayer a las 1 de la tarde se decidieron a darme 12 cazadores de a caballo que acompañados por españoles an salido creo en tarde pues excepto 3 que me an dado aviso que ai en una matamora q an tenido algun socorro, los demas deven ser muertos de fatiga a causa de eridas y de ambre y sed, asi mismo ecreido prudente no refinar los hombres que me an ofrecido, aciendoles saver que el socorro que me dan es tarde.

Los primeros que entraron los puse en una de mis casas (donde existen todavia) pº viendo acudian bastantes me dirigi al señor alcalde 2º (el 1º estaba ausente) pidiendole socorro, ni siquiera sin dignarse de una respuesta, al dia siguiente a las 6 de la mañana pase a ver al señor alcalde 1º pidiendo socorro, deseguido dio orden pª que no faltara nada de lo mas necesario, los eridos an sido conducidos al ospital aciendo responsables a las personas que les ocupaban.

El 14 en la noche llegaron a esta los sres. prefectos de oran y mascara y los sres presidente y procurador del tribunal de mascara, los 1ºs me dijeron  que se podia disponer de una suma de 1200f de su parte y 700 dados por el general Ceres.

Ayer un empleado de la compª me dijo era necesario principiar a mandar los restos de esas pobres familias, que la compª les trasportaba gratuitamente asta argel, no soi de aviso se precipita el viage asta que sepamos los que faltan de cada familia (sera dificil an sido muchos quemados) y lo que an perdido en vestios y ropa, operacion que principiare oi asistido de la justicia y despues Ud dare ordenes, su presencia de U. seria util queda de usted señor consul  un af.mo y seguro servidor

Mariano Campillo

P.D. pª salir a socorrer las personas que estan abandonadas no epedido nada mas que armas comida pª ombres y medios pª transportar los q se encuentran cada vez les escribo no terminando como asido egecutado a ultima ora

Carta del vicecónsul en Arzew al Cónsul de Orán (17-6-1881)

Vice-consulado de España en Arzew

Muy señor mío: confirmo a v.c. mis oficios de 13 y 14 del corriente sobre los acontecimientos ocurridos en el interior de esta con nuestros súbditos, pudiendo asegurar que han sido tanto los atropellos cometidos con mujeres y niños de los cuales muchos hoy se ignora su paradero así como del gran número de asesinatos con hombres

Creo y noticias verídicas adquiridas me confirman que ha habido grande negligencia por parte de las autoridades de este país en proteger a nuestros súbditos cuando dadas las órdenes oportunas para retirar los chantier yá era tarde debido sin duda a la gran confianza que eso notamo [??] se incremento y temiendo a la retirada completa de estos obreros que sin caridad explotan ocultandoles la verdad de cuanto incurrian.

El señor Campillo en los primeros momentos de la ocurrencia pidió armas y municiones a la autoridad con objeto de recoger los numerosos heridos y difuntos que despues de dos dias abandonados y sin proteccion se encontraban a merced del enemigo, cuya petición fue denegada así como la de que á lo menos mandasen fuerzas á proteger á estos individuos. Habiendo sido acordada ayer con escaso número de hombres y estos acompañados de varios españoles armados a coste de los señores Fuentes y Campillo

Positivamente puedo asegurar a V.S. tambien que los heridos que se presentaron al hospital solicitando su entrada, no quisieron recibirles por ningún concepto sin la responsabilidad pecuniaria de los señores Fuentes y Campillo que se vieron obligados a darla en vista de que la Compañía Franco Algerienne se negó a responder por ningún concepto.

De estos hechos así como de otros protestaré mañana enérgicamente a las autoridades a quien corresponda.

Hoy recibido el despacho de VS he exigido a la autoridad la manutención digna de los españoles entrados a ésta hasta tanto que la compañía Franco-Algerienne de quien exijo tambien transporte gratuitamente a los españoles hasta el puerto de Arzew y Oran acuerde mi petición.

Visto la necesidad de algunos súbditos que se hallaban totalmente en cueros les he facilitado algún recurso de los cuales daré a VS cuenta en tiempo oportuno. Me ocupo y no cesaré de dar los pasos necesarios para que sean atendidos todos los españoles y en su día reintegrados de las pérdidas materiales que han sufrido.

Espero las órdenes de VS y la aprobación de mi conducta

Guarde a VS muchos años

Orán 17 de junio de 1881

El viceconsil de S. maj

Ruijano[?]

Grabado en La Ilustración Española y Americana, 15-7-1881 (Fuente: Hemeroteca Digital de la BNE)

Seis meses después: chiste en el Correo Español

Actualización: mayo de 2025. En un ejemplar del Correo Español (periódico de la comunidad española en Orán) de octubre de 1881 conservado en el AHN se puede leer el siguiente chiste (o diálogo costumbrista) que reproduzco literalmente.

-¿Digas, Chuano, vois anar al monte á fer esparto?

-No senyor no, no am convé pas.

-¿Y perqué? ¿No ganarás molts francos?

-Bueno, es veritat, ¿peo qu’am faré de lo diner si venen los moros y m’escabechan?

-Cá, no tinguas por, y después si te mataban donaria el gobern una forta suma á la teua viuda

-Sí, pues entonsas es molt fácil d’arreglar. Que vaja la meua mujer al monte y yo am quedaré aquí per cobrar als cuartos si es queda sens marit

Los otomanos no-musulmanes y su fin II: imperialismo europeo

Los otomanos no-musulmanes y su fin II: imperialismo europeo

El ascenso social de los no-musulmanes

Cuando el sultán Mahmud II aplastó a los jenízaros en 1826 ─el «benéfico evento» que ya se mencionó en el artículo anterior─, mandó también desterrar de Estambul a miles de artesanos y jornaleros musulmanes ─étnicamente turcos y kurdos─ al este de Anatolia y reemplazarlos por armenios de esa misma región (reténgase este antecedente para cuando se mencionen los muhacir y las masacres hamidianas más abajo). Además, la desaparición de los jenízaros erosionó el poder de los ulemas. Se puso así punto y final al antiguo orden otomano, en el que la alianza estratégica entre jenízaros y ulemas había entronizado y hecho caer a un sinfín de sultanes en el pasado.

En adelante la Sublime Puerta, moldeada por las Tanzimat como la cúspide de una nueva administración otomana basada en ministerios, fue ensanchando su burocracia para asumir las funciones propias de un estado moderno. Abolida la discriminación por razón de credo en la vestimenta y en muchos otros aspectos de la vida civil que hasta entonces habían privilegiado a los musulmanes, muchos puestos de esa creciente burocracia otomana fueron ocupados por cristianos y judíos.

La modernización del estado otomano, sin embargo, no impedía su debilitamiento militar y económico frente a las pujantes potencias europeas. Tildado «el hombre enfermo de Europa», el derrumbe del Imperio suponía tal riesgo sistémico para el equilibrio geopolítico de la época que las potencias europeas procuraron sostenerlo y apuntalarlo, o sea, que su voladura fuera controlada, gradual y pactada. Lo socorrieron militarmente cuando las tropas egipcias de Mehmet Alí alcanzaron el sudeste de Anatolia en 1839; o cuando los rusos ocuparon Moldavia y Valaquia en 1853.

También lo asistieron financieramente. La deuda pública otomana creció tanto a raíz de esta ayuda, que en 1881 la troika internacional de entonces estableció en Constantinopla una Administración de la Deuda Pública Otomana. Se trataba de un organismo paralelo a la burocracia otomana al que se encomendó la recaudación directa de varios tributos ─que suponían entre un tercio y una cuarta parte de los ingresos del Imperio─ para el pago de la deuda soberana. También se encargaba de canalizar la inversión extranjera para financiar proyectos industriales y la construcción de ferrocarriles, obedeciendo siempre a intereses foráneos. De sus miles de empleados la inmensa mayoría fueron extranjeros residentes en el Imperio y súbditos otomanos no musulmanes.

Ni que decir tiene que los inversores extranjeros priorizaron el contacto con los comerciantes cristianos y judíos del Imperio para entablar negocios y adentrarse en la economía otomana. Muchos mercaderes mejoraron así su posición social y buscaron maneras de distinguirse de sus compatriotas musulmanes. Una práctica recurrente fue la de hacerse con un pasaporte europeo para eludir las exacciones fiscales y la jurisdicción de las autoridades otomanas. Esto no implicaba un cambio de nacionalidad en absoluto, sino la obtención previa de una patente de protección de un consulado europeo interesado en extender así su influencia entre personas relevantes.

Con una patente de protección y un pasaporte europeo el sujeto en cuestión, aunque fuera otomano en origen, gozaba de ciertas inmunidades ─extraterritorialidad se prefería decir por entonces─ frente a las autoridades locales y podía someter sus pleitos comerciales a la jurisdicción de un cónsul europeo, evitar el pago de los impuestos que recaudaba la administración otomana por sus actividades mercantiles, acogerse a las mismas ventajas aduaneras que los extranjeros para importar productos, o eximir a sus hijos de prestar el servicio militar. En definitiva, quedaba asimilado a un extranjero.

Cuando el Gobierno otomano limitó esta práctica por medio del Reglamento sobre los Consulados Extranjeros de 1863, muchos cónsules europeos optaron por fingir que sus protegidos otomanos eran auténticos connacionales. Los agentes consulares españoles, por ejemplo, les siguieron proveyendo de pasaportes así como de patentes de protección bajo la falsa apariencia de certificados de nacionalidad española.

En este contexto debe enmarcarse la edad dorada de cosmopolitismo ─y desigualdad social─ que vivieron ciudades portuarias como Salónica, Estambul y Esmirna a finales del siglo XIX y comienzos del XX, donde los comerciantes judíos y cristianos se habían erigido en la élite económica de la sociedad otomana. Fue un último canto de cisne de la civilización otomana, el universo levantino del que hablé en esta otra nota.

Población del Imperio otomano en 1893, desagregada por provincias y grupos confesionales (nótese que por Catholics se alude a los miembros de Iglesias uniatas de ritos orientales ─armenios católicos, maronitas y melkitas─, y por Latins a los cristianos católicos de rito latino o romano). La capital contaba con cerca de 130.000 «extranjeros» sobre un total de 872.000 estambulitas.
Fuente: Kemal H. Karpat, «Ottoman Population Records and the Census of 1881/82-1893», en International Journal of Middle East Studies, vol. 9, núm. 3, 1978, p. 274.

De los muhacir a las masacres hamidianas

Mientras muchos cristianos y judíos otomanos prosperaban y codiciaban los pasaportes europeos, cientos de miles de refugiados musulmanes ─muhacir─ se reasentaban en un Imperio otomano cada vez más reducido. En la década de 1860, alrededor de 200.000 tártaros se vieron obligados a abandonar la península de Crimea acusados de traición por parte de las nuevas autoridades rusas. Simultáneamente, la anexión de los janatos caucásicos al Imperio ruso forzó el éxodo de buena parte de la población musulmana de la región del Cáucaso ─más de un millón de circasianos y abjasios según el mapa de abajo─. Del mismo modo, la constitución de nuevos estados balcánicos al término de la guerra ruso-turca de 1877-1878 abocó a centenares de miles de musulmanes a buscar refugio en las tierras remanentes del Imperio otomano. Así, por ejemplo, muchos musulmanes huyeron de los territorios incorporados al Reino de Serbia; a su vez, muchos serbios abandonaron la todavía provincia otomana de Kosovo por la presión ejercida por esos mismos refugiados musulmanes.

¿Y qué soldados otomanos luchaban en los campos de batalla contra las potencias europeas? Básicamente los de confesión musulmana. Pese a los logros de las Tanzimat ─la igualdad formal ante la ley sin distinciones por razón de credo─, hasta 1909 los varones cristianos y judíos lo tuvieron mucho más fácil que los musulmanes para eludir un servicio militar que podía durar hasta cinco años. Así, en la segunda mitad del siglo XIX las comunidades no musulmanas pagaban colectivamente la exención del servicio militar de sus jóvenes, una tasa llamada bedel-i askerî que si se calcula por cabeza era bastante pequeña. Nada que ver con la exención de un musulmán ─bedel-i nakdî─, que era individual y costaba 5.000 kuruş o 50 liras de oro, una suma muy considerable.

En definitiva, en la segunda mitad del siglo XIX el Imperio otomano perdió el grueso de sus territorios balcánicos, y con ellos la población cristiana que los habitaba; al mismo tiempo, en ese mismo periodo recibió más de cinco millones de refugiados musulmanes. El reasentamiento en Anatolia de muchos de estos muhacir generó fuertes tensiones con las comunidades armenias, cuyos dirigentes nacionalistas exigían más autonomía. Aupadas quizá por el creciente intervencionismo de las potencias europeas, en especial la Rusia zarista, muchas organizaciones armenias se rebelaron contra las autoridades. La actividad represiva del sultán Abdülhamid II supuso la muerte de decenas de miles de armenios otomanos en lo que la historiografía conoce como las masacres hamidianas de 1894-1896.

Una anécdota

El 21/07/1905 una organización armenia, la Federación Revolucionaria Armenia, intentó hacer volar por los aires al sultán Abdülhamid II. La bomba mató a 26 individuos e hirió a otros 58, pero el sultán salió ileso. En dicho complot había participado un joven anarquista, Edward Joris, que fue arrestado pocos días después. Fue condenado a muerte junto con otras personas ese mismo año, pero las autoridades otomanas no lo ejecutaron y dos años después lo dejaron libre. ¿Por qué? Por aquel entonces las potencias europeas imponían al Imperio otomano una aberrante desigualdad de trato, en virtud de la cual todos los extranjeros europeos residentes en el Imperio ─protegidos incluidos─ gozaban de una serie de privilegios e inmunidades frente a las autoridades otomanas. Uno de esos privilegios era el de no poder ser condenado por un juez otomano si no estaba presente un dragomán del consulado correspondiente.

Los dragomanes o truchimanes eran empleados de las legaciones y oficinas consulares establecidas en el Imperio otomano. Hacían las veces de intérpretes, consejeros e intermediarios en las relaciones de la legación o del consulado con las autoridades otomanas. Su nombre en turco era tercüman.

Edward Joris era ciudadano belga, y en el último momento el gobierno de su país dejó de colaborar con las autoridades otomanas, de modo que la sentencia contra Joris fue dictada sin la presencia del dragomán del consulado belga y no era válida a ojos del derecho internacional de la época. El Affair Joris A recibió toda la atención de la academia iusinternacionalista de su tiempo, y Joris acabó siendo puesto en libertad dos años después y regresó a su país; se fue de rositas.

Viñeta satírica en la que Leopoldo II de Bélgica, preocupado por sus masacres en el Congo, conversa con Abdülhamid II. El sultán le dice que no se preocupe, que a él no lo han «tocado» por sus masacres armenias. La viñeta fue publicada el 31/05/1905, menos de dos meses antes del atentado de la Federación Revolucionaria Armenia y el belga Edward Joris contra Abdülhamid. Fuente: Country House Essays.

La antesala de la Gran Guerra (1908-1913)

El Tratado de Berlín de 1878 no sólo había reconocido la independencia de Montenegro, Rumanía y Serbia; también estableció un principado búlgaro semindependiente y cedió al Imperio austrohúngaro la administración de la provincia de Bosnia y de la región de Sancak, territorios que sólo nominalmente siguieron siendo otomanos. Este statu quo se mantuvo hasta la revolución de los Jóvenes Turcos en julio de 1908, que precipitó la independencia búlgara y la anexión formal de Bosnia por los austrohúngaros, si bien éstos devolvieron el Sancak a los otomanos.

La revolución antedicha de los Jóvenes Turcos, liderada por varios oficiales del ejército otomano, estalló en Macedonia ─el núcleo de las posesiones otomanas en Europa─ y su triunfo supuso la restauración de la Constitución otomana de 1876, la convocatoria de elecciones en diciembre de 1908 ─que ganó el Comité de Unión y Progreso─ y que Abdülhamid II fuera depuesto por su hermano Mehmet V al año siguiente ─no sin que antes Abdülhamid intentara un contragolpe para hacerse de nuevo con las riendas del poder absoluto─. Ese nuevo régimen constitucional, que enseguida integró a los no-musulmanes en las filas del ejército, fue percibido por muchos como la prueba de que el Imperio otomano todavía podía recuperarse y modernizarse.

Sin embargo, el imperialismo europeo seguía ejerciendo su fuerza en el Mediterráneo y el norte de África. Alemania e Italia, potencias con menos de medio siglo de existencia por entonces, habían llegado tarde al reparto colonial del orbe y ansiaban nuevos territorios. Alemania ambicionaba Marruecos y esto la enfrentó a Francia en las crisis marroquíes de 1905 y 1911. Por su parte, Italia se lanzó a una agresiva campaña contra el Imperio otomano. Así, entre 1911 y 1912 tuvo lugar la guerra ítalo-otomana, que supuso la pérdida de los territorios otomanos del Dodecaneso, Tripolitania y Cirenaica ─hoy Libia─ a favor de los italianos. En el transcurso de este conflicto las autoridades otomanas decretaron la expulsión de la colonia italiana, esto es, de todos aquellos individuos con pasaporte italiano, ya fueran realmente ciudadanos de Italia o meros protegidos de ese país. Esto incluía no sólo a los inmigrantes italianos más recientes y a sus descendientes, sino también a católicos grecizados y judíos cuyos antepasados habían llegado al Imperio varios siglos antes. Muchos de estos individuos hubieron de optar por la nacionalidad otomana o por abandonar sus hogares.

Los estados balcánicos, temerosos de que las reformas del Comité de Unión y Progreso pudieran fortalecer el Imperio otomano, emularon la política italiana de agresión y hechos consumados para atacar el Imperio otomano cuanto antes y repartirse sus últimas posesiones en Europa: el Sancak, Kosovo, Macedonia, Tracia, Ióanina y Scutari. Fueron las guerras balcánicas de 1912-1913, que a punto estuvieron de enfrentar a Rusia con Austria-Hungría, desembocaron en la creación de Albania y generaron de nuevo la huida de refugiados musulmanes a Tracia oriental y Anatolia. En medio de este caos, los consulados europeos otorgaron patentes de protección a numerosa población no musulmana.

Un buen ejemplo es lo acaecido en Salónica: tras la llegada de las tropas helenas a esta ciudad otomana ─que albergaba a más de 80.000 judíos sefardíes─ en octubre de 1912, y hasta su anexión oficial por Grecia en agosto de 1913, en virtud del Tratado de Bucarest, los consulados austrohúngaro, español y portugués inscribieron en sus registros de protegidos a centenares de familias sefardíes.

En conclusión, muchos cristianos y judíos otomanos se congraciaron con las potencias extranjeras y prosperaron en un Imperio donde los musulmanes soportaban el grueso de las cargas fiscales y sacrificaban buena parte de su juventud para servir en los frentes. Esto, sumado a la continua pérdidas de territorios y a las sucesivas oleadas de refugiados musulmanes, cuyo reasentamiento en Anatolia provocó conflictos con las comunidades locales no musulmanas, que a su vez dieron lugar a rebeliones y matanzas. He aquí el inicio de un círculo vicioso de odio y resentimiento, que probablemente llevó a que muchos turcos musulmanes abrazaran la política panislamista de Abdülhamid II primero, y la ideología de los Jóvenes Turcos y del Comité de Unión y Progreso después. Los dirigentes de esta organización,  acuciados por la agresividad de las potencias europeas, acabarían por ejecutar el gran barrido del pluralismo étnico y religioso en la sociedad otomana. Pero eso ya forma parte de la siguiente entrada.

Bibliografía

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  • Will Hanley, «Extraterritorial Prosecution, the Late Capitulations, and the New International Lawyers», en Houssin ALLOUL et alia, To Kill a Sultan: A Transnational History of the Attempt on Abdülhamid II (1905), London, Palgrave Macmillan, 2017, pp. 163-192.
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  • Kemal H. Karpat, «Ottoman Population Records and the Census of 1881/82-1893», en International Journal of Middle East Studies, vol. 9, núm. 3, 1978, pp. 237-274.
  • Oliver Jens Schmitt, Les levantins. Cadres de vie et identités d’un groupe ethno-confessionnel de l’Empire ottoman au «long» 19e siècle, İstanbul, ISIS, 2007, 576 pp.
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  • Sarah Abrevaya Stein, Extraterritorial Dreams: European Citizenship, Sephardi Jews, and the Ottoman Twentieth Century, Chicago, The University of Chicago Press, 2016. 240 pp.
  • Francisco Veiga, La trampa balcánica, Barcelona, Grijalbo, 2002, 674 pp.
  • Erik Jan Zürcher, «The Ottoman Conscription System, 1844-1914», en International Review of Social History, núm. 43 (3), 1998, pp. 437-449.

República del Rif II: La consolidación del Estado rifeño

Autor: Selim Balouati. Editado por Alejandro Salamanca.


España y el Rif

  1. La invasión española del Rif: causas y antecedentes (1848-1908)
  2. Marruecos y el Rif a principios del siglo XX
  3. Annual, 1921: muerte y nacimiento
  4. Breve historia de la República del Rif (1923-1927)
    1. El nacimiento de la República del Rif
    2. La consolidación del nuevo Estado
  5. Fuente primaria: Carta de Abd el-Krim a la Sociedad de Naciones (1921)

Como ya hemos visto en el anterior artículo, tras la derrota española en Annual, Abd el Krim fundó la República del Rif. Uno de sus primeros pasos para asentar su proyecto de Estado fue el de obtener reconocimiento por parte de las diferentes tribus solicitando una baia, un  documento en el que las tribus reconocían su mando y autoridad. Esta estrategia le permitió debilitar  a sus rivales dentro del Rif, entre otros Ben Hamidi y Qirsh.

El siguiente paso fue organizar un gobierno para la región centrado en Axdir, que sería la capital. Ahí se construyó el centro político que representó a las 41 tribus a través de un Consejo de la resistencia de las tribus del Rif, un parlamento que en teoría sería elegido cada tres años. Se redactó una constitución de cuarenta artículos que no se conserva, pues se cree que fue quemada junto con el centro gubernamental. El gobierno de Abd el Krim estableció impuestos que regulaban las actividades comerciales y que permitieron financiar el ejército y las nuevas infraestructuras. Las innovaciones tecnológicas continuaron con la llegada de la red telefónica a la que se sumaron la radio y prensa, que incluso llegaban hasta la zona del Marruecos francés.

A diferencia de otros caudillos como el Raisuni, Abd el Krim tenía un proyecto modernizador para el Rif que iba más allá del lucro personal. No obstante, la guerra y la precariedad hicieron que muchos de sus proyectos no se llevaran a cabo.

Símbolos de la nueva república

Todo Estado debe poseer una bandera y un gobierno, tal y como Abd el Krim indicó en varias entrevistas previas al nacimiento de la república. Oficialmente el nombre del nuevo Estado era Al Daula al yumhuria (el Estado de la República del Rif) como término más técnico.  Mientras que también existe el término Yebha rifia (frente rifeño). Ambos son términos correctos, pero solo uno era utilizado de forma oficial.

Uno de los símbolos fue la bandera. Su fondo era de color rojo en referencia a la sangre, mientras que el rombo blanco el centro representaba la liberación del pueblo rifeño. En medio del rombo había una estrella de seis puntas y una media luna verde. El verde y la media luna son símbolos del islam, mientras que la estrella de seis puntas corresponde a las seis grandes tribus que participaron en la descolonización. Una de las banderas originales de la época se encuentra en el museo militar de Toledo. En la bandera también se encontraba bordada la frase en árabe “la Allah ila Allah, Muhammad Rasul Allah” (No hay Dios más que Dios y Mahoma es su profeta), una declaración de intenciones religiosa. Para muchos rifeños, especialmente los provenientes de las zonas rurales, la propia lucha contra el extranjero era una yihad frente al invasor. 

El nuevo estado de Abd el Krim prometía mantener y defender la religión y sus costumbres, y librar a la región de cualquier tipo de imposición o culto extranjero. Al mismo tiempo, Abd el Krim se inspiró en los proyectos de construcción nacional europeos para su República del Rif, que incluía una constitución. La República del Rif intentó reunir las características básicas de un Estado-nación de la época: tierra, pueblo, lengua, bandera y moneda.

Dejando atrás bled es-siba: carreteras y teléfonos

Durante mucho tiempo a la zona del Rif se le denomino bled es-siba, que viene a significar lugar o zona de anarquía. Esta era así pues rara vez las órdenes del sultán llegaban al lugar y eran acatadas, aunque estas zonas estaban bien conectadas con el resto de Marruecos gracias al comercio y la emigración. Para crear una república fuerte, Abd el Krim necesitaba alterar esta dinámica, centralizar el poder y asegurarse de que su autoridad fuera acatada en las distintas regiones del Rif.

El orden y control de las tribus se lograría implementando una mahkama (gobierno) en cada tribu, además de construir bases militares cercanas. Cada mahkama estaba al mando de un bajá designado por Abd el Krim. Como curiosidad, en ciertos lugares las mahkamas eran llamadas fisinas, que viene de la palabra española oficina.

Una de las primeras medidas para asegurar el control del territorio fue la construcción de carreteras, o más bien caminos, que facilitaran la comunicación y el transporte. El transporte era en su mayoría animal, aunque hubo algún vehículo motorizado capturado a los españoles. El centro de esta red de comunicaciones, que la república rifeña fue aumentando a medida que sometía a más zonas a su control, fue la capital,Axdir. La red conectaba Hassi Uenza hasta Xauen por el este y por el sur hasta Ain Medina. La mano de obra que construyó dichas carreteras estaba integrada por los prisioneros españoles y rifeños y más tarde franceses.

Otro elemento fundamental para asegurar las comunicaciones fue el establecimiento de una red telefónica a partir del material que habían dejado atrás los españoles y de suministros adquiridos por contrabando desde Tánger. La red telefónica, que iba ampliándose a medida que Abd el Krim se iba haciendo con el control nuevos territorios, se convirtió en un símbolo de la república y de la modernidad que el nuevo Estado prometía a aquellas zonas que decidieran integrarse a él.




Fuente: C. R. Pennell, La guerra del Rif : Abdelkrim el-Jattabi y su Estado rifeño, p. 199.

Arcas sin agujeros

Todas estas nuevas medidas suponían un gasto enorme, aunque en un principio la liquidez no fue un problema. Los rifeños habían conseguido gran cantidad de material bélico en Annual, a lo que había que sumar el rescate que España pagó por los prisioneros capturados en Annual y monte Arruit, una cifra que llegó a ser de cuatro millones de pesetas. Además, las arcas del nuevo Estado fueron engrosadas por los bienes incautados a los enemigos de Abd el Krim como El Raisuni.

La incipiente hacienda estatal también obtenía fondos de los impuestos, que además del tradicional Zakat coránico incluían innovaciones como el Dariba, impuesto general o el Tijane, impuesto sobre la renta. También se creó el impuesto de aduanas para regular el contrabando. Además, se confiscaron los bienes de las mezquitas, una medida que podría ser calificada como progresista (y resulta curiosa dado el supuesto carácter islámico de la república) pero que no fue bien recibida entre la población. También encontramos el impuesto por venta en zocos. Estos impuestos, sumados a las multas y sanciones aportaban a las arcas una buena suma de ingresos anuales. El nuevo gobierno trabajó para crear su propia moneda y su propio banco nacional, aunque no obtuvo los resultados esperados.

La república rifeña contactó con un supuesto financiero inglés, Charles Alfred Percy Gardiner, que acabó estafando a la República (entre otras cosas, Gardiner prometió la compra y entrega de material bélico moderno que jamás fue entregado a los rifeños). Si se observa el papel moneda en las imágenes se puede leer que está todo en inglés y en árabe, lenguas desconocidas para la mayoría de rifeños. Finalmente, la incapacidad para acuñar monedas e imprimir billetes hizo que la peseta española y el franco francés siguieran siendo los principales medios de pago en el territorio controlado por la república.

Un ejército moderno para un Estado moderno

Una de las máximas aspiraciones de Abd el Krim fue la de crear un ejército regular al estilo europeo, ya que hasta entonces las fuerzas rifeñas habían estado integradas por levas irregulares de hombres que aportaban sus propias armas y munición. Uno de los problemas a los que Abd el Krim tuvo que hacer frente para formar un ejército moderno fue el déficit de formación superior entre la población rifeña. Los principales lugares de reclutamiento continuaron siendo los zocos, donde se ofrecían sueldos fijos para los potenciales nuevos soldados. El ejército se dividía en grupos de: 25 soldados (jamsa uachrin), 50 (Jamsín) y 100 llamado mía. El nombre tan solo hace mención al número en árabe, pero como curiosidad, durante la Guerra Civil española las tropas rifeñas en el bando sublevado mantendrán el mismo nombre según el número. La distinción de rango no se encontraba en la ropa si no en el color del turbante, el verde era para los soldados rasos.

La República contó también con una marina muy precaria, integrada por apenas 30 marineros y una serie de botes (principalmente de remo, aunque posteriormente se uniría alguna embarcación a motor). La función de estas embarcaciones simplemente consistía en transportar a personas, suministros y armas que venían de contrabando desde Tánger. Abd el Krim también trató de establecer una fuerza aérea que aportaría mucha moral a sus tropas. En esa época una avioneta otorgaba superioridad en el campo de batalla e infligía graves daños, tal y como probaban las acciones de la aviación española.  El Estado rifeño llegó a obtener hasta seis aviones: dos fueron abandonados por los españoles tras Annual, uno fue capturado a los franceses y los otros tres fueron probablemente comprados en Argelia. Estos aviones fueron destruidos por bombardeos de los españoles o bien por los ensayos de los nuevos pilotos rifeños.

Reconstrucción del aspecto de uno de los aviones de la República del Rif. Dorand A.R.2. Fuente: Aeropinakes : la efímera fuerza aérea de la República del Rif

Hay que mencionar también a un grupo de extranjeros que se encontraban en el ejército de la República del Rif. Había marroquíes como Ahmed el Susu, que venía del sur de Marruecos; El Matali, originario del noroeste; y otro llamado El Muffaddal. También encontramos algunos europeos que trabajaban como instructores. Antonio, conocido como el mecánico, formó a los rifeños para el mantenimiento de las nuevas redes telefónicas. El noruego Walter Heintgent ejercía la labor de médico, y también hay constancia de un capitán militar de origen serbio. A estos se les sumaba el afamado artillero alemán Otto Klems cuya vida se vió representada en la película “Sargento Klems” de 1971, dirigida por Sergio Grieco.

Educación, sanidad y reforma agraria

Todo proyecto de Estado-nación moderno debe se impulsar la educación. Lo normal en en la región era aprender árabe a través de la enseñanza del Corán en las mezquitas. Aún así, el 80% de los rifeños ignoraba el árabe. La república del Rif trató de construir escuelas con un currículo moderno con asignaturas como matemáticas, ciencias naturales y formación premilitar. Se fundaron escuelas en Axdir, Zauia Adoz, Xauen y el Yebala. Una de ellas estaba orientada a la educación para adultos, y en Axdir se estableció una escuela para niñas. Abd el Krim era consciente de que una administración moderna precisaba gente con estudios superiores. Para solventar este déficit educativo el gobierno rifeño se puso en contacto con autoridades educativas en Egipto y organizó delegaciones estudiantiles para que viajasen a Turquía o Egipto y se formaran allí.

Una de las grandes carencias de la república del Rif era la sanidad. Abd el Krim solicitó a la Sociedad de Naciones que les reconociera como beligerantes para poder acceder la Cruz Roja y ofrecer asistencia sanitaria. La respuesta de la Sociedad de Naciones fue negativa, y la población del Rif y los prisioneros españoles y franceses fueron condenados a sufrir los efectos de la guerra sin asistencia médica. No había rifeños con conocimientos o formación en medicina, aunque hubo médicos extranjeros que accedieron a incorporarse de modo altruista a dichos servicios sanitarios. Además del ya citado Walter Heintgent, también había doctores de zonas cercanas como Mahbub El Aichi, que provenía de Fez y fue destinado al hospital de Xauen. Hubo distintas iniciativas humanitarias que intentaron acceder al Rif, la mayoría de ellas desde el lado francés a causa del bloqueo impuesto por las autoridades españolas, que temían que los rifeños se reforzasen con armas o suministros.

Fotografía colorizada por @eugenet343 y utilizada con su permiso

La república rifeña también intentó realizar una reforma agraria que facilitara el acceso a la tierra al campesinado más pobre, además de adelantar simiente para poder comenzar con los cultivos. Esta política buscaba aumentar las cosechas en una zona con un pobre rendimiento agrícola y sometida a hambrunas regulares. Para esta reforma se repartieron las tierras que habían sido requisadas a los enemigos de Abd el Krim.

Rifeños judíos

En el Rif existían habitantes de religión judía que vivían en zonas urbanas como Tánger y Melilla, en diversas cabilias o tribus e incluso zonas aisladas y rurales. Un ejemplo de la importancia de esta comunidad son los artículos publicados en el periódico el Telegrama del Rif de la ciudad de Melilla cuando se nombraban los aspectos positivos que el protectorado español aportaba a la región siempre se mencionaba en conjunto a “rifeños y judíos”

Fuente: Amazigh World

El papel desempeñado por los judíos en el Rif era importante en la economía local, pues eran joyeros, fabricantes de albardas y comerciantes. Nunca llevaban armas y estaban siempre bajo la protección del jefe del clan o linaje Según el Anuario Estadístico de la Zona del Protectorado en 1936, diez años después de la Guerra del Rif, habitaban en la región unos 13.000 rifeños de religión hebraica.

Los judíos también desempeñaron un papel importante en la  República del Rif. Mesod Benaín, un rifeño de religión hebrea que fue socio empresarial del padre de Abd el Krim,  ocupó el cargo de ministro de la tesorería de la República del Rif. Además, el hermano de Abd el Krim había estudiado francés en una escuela para población judía en Tetuán.  Varios rifeños judíos de la cabilia o tribu de Beni bu Frah y Jamás trabajaban en el depósito general de Azzcar en Axdir manipulando las municiones y reparando el armamento. Otro grupo se encargaba de transformar los obuses que caían y no explotaban en granadas de mano, y otro se encargaba de los arreos de caballos. Estos rifeños judíos se encargaban de este tipo de trabajos debido a sus oficios en orfebrería o mecánica en poblaciones rifeñas. Además, según J.F. Salafranca, como mínimo debió haber una unidad de combatientes judíos en las filas de la República del Rif.

Conclusión

Abd el Krim intentó construir un Estado en el norte de África en el que sería uno de los primeros movimientos anticoloniales exitosos (al menos hasta que fueron derrotados). La experiencia de la República del Rif inspiraría a los creadores de la Liga contra el Imperialismo, una organización ligada a la Internacional comunista a la que pertenecieron, entre otros, Albert Einstein, Lamine Senghor y Jawaharlal Nehru.

Los líderes de la rebelión rifeña no eran meros tradicionalistas tratando de restaurar el estilo de vida existente antes de la llegada de los europeos. Además de luchar contra el invasor, Abd el Krim y los suyos trataron de construir un Estado moderno que fuera aceptado por el resto de actores internacionales (véase la carta de Abd el Krim a la Sociedad de Naciones, una interesantísima fuente primaria). Como hemos visto, el Estado rifeño impulsó proyectos modernizadores entre los que se contaban una ampliación de la red de transporte y comunicaciones, la construcción de escuelas y el envío de legaciones educativas a otros países, así como una reforma agraria que cimentase el apoyo popular al nuevo Estado y acabase con la riqueza de sus enemigos tribales. La vida de este nuevo régimen, no obstante, fue muy efímero y estuvo principalmente marcada por el conflicto bélico contra los españoles.


Bibliografía en castellano

El ascenso del gran ayatolá Sistani

El ascenso del gran ayatolá Sistani

El gran ayatolá Sistani (Mashad, Irán, 1930) es uno de los clérigos chiíes más poderoso del mundo. Se estima que tres cuartas partes de los chiíes del mundo le tienen como autoridad religiosa de referencia, y su fundación maneja un presupuesto millonario que le permite tener representantes en países como Azerbaiyán, Georgia, India, Turquía, el Reino Unido, Líbano, Pakistán, Estados Unidos y por supuesto Irán e Iraq.

Este artículo se centra en la trayectoria de Sistani hasta 2005. Primero narro el ascenso de Sistani entre la jerarquía eclesiástica chií. Después explico como tras la invasión estadounidense de Iraq, Sistani se convirtió en una pieza central de la política del país. Para leer sobre los últimos 15 años de la vida Sistani tendréis que esperar a mañana 15 de enero: El Orden Mundial (EOM) va a publicar un artículo mío sobre el tema (solo para suscriptores).

Antes de meternos en materia, es preciso tener en cuenta que la importancia de Sistani no se puede comprender sin considerar algunos características del chiísmo duodecimano usulí, la denominación más extendida entre los chiíes. Los usulíes defienden el uso del razonamiento independiente para interpretar los textos sagrados del islam y encontrar indicaciones sobre cómo actuar ante los problemas cotidianos. No obstante, esto solo puede ser llevado acabo por aquellos que tienen el conocimiento necesario para no malinterpretar las escrituras, los muytahidún o clérigos. El resto de los creyentes serían muqalidún o seguidores, y según la doctrina ortodoxa estarían obligados a seguir las indicaciones a un líder religioso vivo, en particular a un gran ayatolá o marya taqlid ―fuente de emulación, el más alto rango de la jerarquía religiosa chií.

Si el párrafo anterior te resulta confuso, te recomiendo que leas este artículo en el que intento explicar de forma sencilla la jerarquía religiosa y algunos de los fundamentos del chiísmo.

Una vida dedicada a la teología

Alí Hussein Sistani nació en 1930 en el seno de una familia clerical de la ciudad iraní de Mashad, un importante destino de peregrinaje. De niño estudió árabe y jurisprudencia básica en el seminario local, y a los dieciocho años se mudó a Qom, la principal ciudad religiosa de Irán, donde asistió a algunas de las clases del gran ayatolá Boruyerdí. Tres años más tarde se desplazó a Nayaf, ciudad santa del chiísmo en Iraq, donde se convirtió en alumno del ayatolá Joí, quien acabaría alcanzando la categoría de marya taqlid en 1971. Tras obtener su certificado de muytahid y regresar brevemente a Mashad, Sistani se instaló definitivamente en Nayaf y comenzó a impartir clases de derecho islámico en uno de los seminarios más importantes del mundo chií.

En 1987, el gran ayatolá Joí designó a Sistani como imam de la mezquita verde, uno de los templos del santuario del Imam Alí en Nayaf. Joí había impartido sus lecciones en esa mezquita desde su reconstrucción en los años 60 ―de hecho, se encuentra enterrado allí―, y poniendo a Sistani al frente estaba nombrando informalmente a su sucesor como marya, algo muy poco habitual entre las autoridades religiosas chiíes. Tras la muerte de Joí en 1992, Sistani se convirtió en la principal autoridad religiosas del seminario de Nayaf, donde impartió clases hasta que Sadam Hussein se lo prohibió en 1999, año en el que también fue asesinado uno de sus principal rival como marya, Sadeq al-Sadr. Sistani tuvo el apoyo de la acaudalada fundación Joí de Londres, fundada en 1989 y administrada por la familia de su predecesor, lo que facilitó su reconocimiento en Iraq.

Sistani y Joí a finales de los 80. Fuente: Wikimedia

El el reconocimiento de Joí y su fama en Nayaf no era suficiente para que el maryayat de Sistani fuera aceptado por los clérigos iraníes. Según el especialista en chiísmo Mehdi Khalaji, Sistani debe gran parte de su éxito en su país natal a su representante en Qom, su yerno el hoyatoleslam Yavad Shahrestaní. En los años 80 Sharestaní fundó en la ciudad santa iraní una editorial religiosa que popularizó el nombre de Sistani. También consiguió establecer muy buenas relaciones con la oficina de Joí, y tras la muerte de su maestro, Sistani consiguió retener una parte importante de su red y su capital simbólico.

La hábil diplomacia de Sharistaní evitó que Sistani tuviera problemas con el recién designado Líder Supremo de la República Islámica, Alí Jameneí, quien también afirmaba ser un marya a pesar de no estar reconocido como tal. Además de no disputar a Jameneí el dominio del seminario de Qom y de cultivar buenas relaciones con las autoridades del régimen, Shahrestaní se esforzó por reunirse en nombre de Sistani con clérigos caídos en desgracia o repudiados por el régimen, como el gran ayatolá Montazeri o Abdelkarim Sorush. Esto dio a Sistani un aura de independencia y neutralidad política, lo que aumentó su popularidad en su país natal.

Su creciente número de seguidores permitió a Sistani conceder estipendios a estudiantes en el seminario. Para no violar la norma no escrita que dicta que los sueldos más altos del seminario deben estar pagados por Jemeneí, Sistani gastó sus fondos en construir bibliotecas especializadas, residencias de estudiantes y hasta un observatorio, así como para ofrecer el primer servicio de internet en Qom a finales de los 90. Esto hizo que su popularidad en Irán aumentara, y poco a poco se convirtió en uno de los marya más populares, lo que a su vez hizo que siguieran aumentando sus ingresos, que en 2006 se estimaban en unos 600 millones de dólares anuales.

2003: Sistani entra en la escena política

Al igual que su antecesor, Sistani siguió una línea apolítica ―o al menos pretendidamente neutral― durante la mayor parte de su trayectoria, alejada de la corriente activista de Sadeq al Sadr o Jomeini. Esto puede interpretarse como una estrategia de supervivencia, ya que el régimen de Saddam Hussein tenía una larga tradición de asesinar clérigos incómodos. Durante sus primeros años como marya, Sistani evitó referirse al gobierno iraquí. También evitó pronunciarse explícitamente sobre el velayat-e faqih (gobierno del alfaquí), uno de los fundamentos religiosos del régimen clerical iraní. De este modo, Sistani logró asegurar la continuidad de su seminario en Nayaf y protegió sus intereses en Irán al no presentarse como un antagonista de Jamenei.

No obstante, la invasión estadounidense de Iraq en 2003 cambió radicalmente su posición. Por un lado, la caída del régimen baazista creó un vacío de poder en el que Sistani pudo ejercer su influencia. Muchos de los políticos chiíes que volvían del exilio apenas eran conocidos en su país, de modo que se acercaron a Sistani para ganar popularidad y legitimar su posición. Al mismo tiempo, los ocupantes extranjeros necesitaban encontrar un interlocutor entre la comunidad chií y Sistani, una influyente figura religiosa, sin duda conservadora pero alejada de radicalismos y sin aparentes ambiciones políticas, parecía el candidato perfecto. El anciano marya se convirtió así en una figura con poder simbólico, un mediador en tiempos de crisis, aunque con agenda propia. Una de las primeras medidas

Durante los dos primeros años de ocupación, Sistani presionó con éxito a las autoridades estadounidenses para que celebraran elecciones constituyentes. El plan de los estadounidenses tras la ocupación era establecer un gobierno provisional, redactar una constitución y someterla a referéndum. Sistani demandó elecciones inmediatas y amenazó a los ocupantes con emitir fatuas contra ellos. Sistani logró su objetivo y las elecciones se acabaron celebrando el 30 de enero 2005, aunque la participación en las áreas suníes fue muy baja ―en la provincia de Anbar, al oeste del país, apenas votó un 2% de la población. La alta abstención suní se debió al boicot por parte de algunos grupos, que pedían posponer las elecciones hasta que se diesen unas condiciones de seguridad mínimas, y al miedo de gran parte de la población a ataques de grupos armados.

Elecciones de 2005. Fuente: US Marines

El partido que se hizo con la victoria en las elecciones constituyentes fue la Alianza Unida Iraquí o lista Sistani, una coalición de 22 partidos chiíes formada por sugerencia del gran ayatolá. En otras palabras: Sistani tuvo influencia informal en la redacción de la constitución iraquí, cuyo texto protege los intereses de los clérigos chiíes. El artículo 2 de la carta establece un estado “multicultural y democrático” con el islam como “religión oficial del Estado” y “fuente principal de la legislación” donde se garantiza la libertad religiosa. También se garantiza la protección de los lugares sagrados del chiísmo ―artículo 10― así como la libertad para “administrar los bienes píos y sus asuntos”, ―artículo 43― lo que asegura la independencia del clero. A pesar de esto, Sistani ha defendido siempre que el clero debe evitar inmiscuirse en política.

Aunque nunca la ha criticado explícitamente, es evidente que Sistani no apoya la doctrina del velayat-e faqih o gobierno del alfaquí, al menos en la interpretación vigente en Irán, que establece que el poder político debe estar en manos del clero ―Sistani siempre ha defendido que el papel del clero debe ser el de “aconsejar” y “guiar” al pueblo y a los gobernantes. En cualquier caso, Sistani ha seguido manteniendo una relación personal cordial con algunas de las autoridades iraníes, por ejemplo recibiendo al presidente Rohaní en marzo de 2019―honor que no concedió a Ahmadineyad diez años antes―o preocupándose por la salud de Jameneí.


Si os ha gustado este texto, no os perdáis la segunda parte en El Orden Mundial


Bibliografía

He consultado muchos textos para escribir esto de modo que una bibliografía exhaustiva resultaría muy extensa y poco útil. No obstante, me gustaría destacar cuatro referencias que podéis encontrar online.

Marruecos y el Rif a principios del siglo XX

Artículo escrito por Selim Balouati y editado por Alejandro Salamanca.

Parte de la serie España en el Rif

1 – La invasión española del Rif: causas y antecedentes (1848-1908)
2 – Marruecos y el Rif a principios del siglo XX
3 – Annual, 1921: muerte y nacimiento
4 – Fuente primaria: Carta de Abdelkrim a la Sociedad de Naciones (1921)


En el anterior artículo explicábamos las causas de la invasión española del Rif, centrándonos en factores internos de la historia y la política españolas. En el artículo de hoy hablaremos de la situación del Rif y del resto de Marruecos a principios de siglo.

Nota sobre terminología: empleamos el término «tribu» para referirnos a una comunidad social cohesionada por lazos de parentesco reales o imaginados. No se debe interpretar como una palabra valorativa o despectiva

El reino de Marruecos

A principios del siglo XX, Marruecos era uno de los pocos países africanos que todavía no había sido ocupado por las potencias coloniales europeas. Esta situación se logró en parte gracias a la hábil diplomacia marroquí, que nunco mostró favoritismo por ninguna potencia europea y procuró mantener una actitud neutral. Sin embargo, como ocurriría en muchos otros lugares, las concesiones comerciales y los acuerdos de exportación acabarían debilitando su independencia. Marruecos es el único país del continente africano que da al mar Mediterráneo y al océano Atlántico, lo que le da gran importancia geoestratégica.


Las tres grandes potencias que intentaban ejercer su influencia en Marruecos eran Alemania, Inglaterra y Francia. Inglaterra quería proteger sus intereses en Gibraltar y alejar de Marruecos a potencias hostiles. Alemania, que apenas había logrado territorios en el reparto colonial del Congreso de Berlín, aspiraba a ampliar su influencia en el país,visita del káiser a Tánger incluida. Por su parte, Francia quería evitar que Alemania se hiciera fuerte en un territorio tan cercano a sus posesiones en Argelia. Se producirían varias crisis diplomáticas entre Francia y Alemania, solucionadas tras la cesión a Alemania de parte del territorio francés en Congo.

Marruecos contaba en 1900 con aproximadamente 4 millones de habitantes. La mayoría de ellos se organizaban en torno a tribus o sociedades familiares, donde el nombre del ancestro tenía un peso notable. La principal autoridad estatal era el rey o sultán, que además tenía el título simbólico de amīr al-muʾminīn o comendador de los creyentes. Su sucesión no era hereditaria, sino que estaba determinada por un consejo de ulemas, aunque el puesto siempre recaía en un miembro de la familia alauí. Cada nuevo aspirante a sultán tenía que armar un ejército a través de redes tribales y clientelares para así ganar el título a través de la guerra con sus posibles aspirantes.

A pesar de que el sultán de Marruecos era reconocido como líder religioso y espiritual en todo el Magreb, su poder como líder político solo llegaba hasta donde su ejército real podía ir a recoger los impuestos. A principios del siglo XX, la autoridad del sultán se extendía apenas entre Tánger y Esauira, más o menos un 20% del territorio del actual Marruecos. El resto del país era conocido como Bled es Siba cuyo significado podría ser algo similar a territorios sin ley o zonas de anarquía, aunque en realidad eran simplemente zonas fuera del poder real. El Rif era una de estas regiones.

(Blanco: zonas de poder real. Gris: zonas de Bled es Siba )
Autor: Elisée Reclus, «L’Homme et la Terre»

En los primeros treinta años del siglo XX, el sultanato de Marruecos experimentó una serie de sucesiones al trono turbulentas. Uno de los primeros monarcas marroquíes que se abrieron la influencia extranjera fue  Sultán Abd el Aziz, que comenzó su reinado en 1901 (oficialmente su reinado comenzó en 1894, pero al ser menor de edad la regencia la ejercía un visir). El nuevo sultán, a quien le gustaba imitar las modas occidentales, se rodeó durante su mandato de un gabinete de consejeros europeos que le asesoraron sobre cómo modernizar el país. (¿Os suena?)

Las reformas fiscales y administrativas del sultán no agradaron a los nobles y notables marroquíes, que comenzaron una rebelión cuyo líder era el hermano del sultán, Muley Abdelhafiz. Para sofocarla, el sultán solicitó tropas a los europeos, y los franceses aprovecharon para aumentar su presencia e influencia en el país a través de acuerdos comerciales y apoyo en las revueltas internas que sufría el nuevo gobierno de Abd el Aziz. Por otra parte, se produjo un incidente diplomático entre Francia, Marruecos y Alemania, que se intentó resolver mediante la conferencia de Algeciras que se celebró en 1906 y de la que hablamos en el siguiente artículo. Dos años después, los ulemas proclamaron a Abdelhafiz, más conservador y tradicional que su hermano, como legítimo sultán.

El sultán Abd el Aziz con su famosa bicicleta. Se decía que esta era de oro y que por ella se había vendido el país a los extranjeros, una fábula que desprestigió  al joven sultán. Autor: La vie illustree

El nuevo sultán se comprometió a cumplir seis puntos: 1: Deshacerse de toda influencia europea. 2: Recuperar todas las regiones fuera de la frontera actual marroquí. 3: Abolir el acta de Algeciras. 4: Eliminar los privilegios extranjeros. 5: Gobernar sin ayuda extranjera. 6: No realizar acuerdos con extranjeros sin consultar al pueblo. Como vemos, toda una declaración de intenciones que en cierto modo ataba al sultán en materia exterior y que era un tanto irrealista dado el estado del país.

La situación con el tiempo no resultaría beneficiosa para Abdelhafiz, pues Marruecos se encontraba ahogada por las deudas (se calcula que para 1910 debía cerca de treinta y cinco millones de dólares a Francia). El poco margen de movimiento provocó que el nuevo Sultán acabase formalmente de la independencia del Estado marroquí con la firma del tratado de Fez en 1912, que convertía el país en un protectorado de Francia. Al conocer el tratado, la población de Rabat y otras ciudades se levantaron en una revuelta con el objetivo de dar muerte a todo foráneo que se encontrase en la capital, una insurrección que tuvo que ser sofocada por el ejército francés. Ese mismo año, Abdelhafiz abdicó del trono en favor de su hermano Yusuf. Desde ese momento y hasta el fin de la presencia colonial europea en Marruecos, el Sultán no sería un obstáculo para los franceses.

Portada del suplemento dominical del diario francés Le Petit Journal sobre la firma del tratado de Fez y el inicio del protectorado francés. Fuente: Biblioteca Nacional Francesa

El Rif a principios del s. XX

Tánger

Una de las pocas zonas del Rif controladas efectivamente por el sultán era Tánger. La ciudad  fue escenario de una actividad diplomática intensa que no vivía ninguna otra zona de Marruecos, pues allí se ubican todas las embajadas y consulados extranjeros. El emplazamiento de la ciudad la hizo una zona clave de paso para viajeros y reuniones diplomáticas, por lo que esta ciudad adquirió un carácter particular que la deja fuera de la cronología rifeña. queda fuera de la cronología rifeña.En 1925 la ciudad pasó a ser una “zona internacional”, es decir,administrada de forma independiente por varios Estados. Esta situación no se rompió hasta la entrada de Alemania en París durante la Segunda Guerra Mundial, momento que aprovechó el ejército español para entrar en la ciudad y gobernarla hasta el fin del conflicto en 1945, tras lo que se restauró la situación anterior finalizando en 1956. Hay que mencionar como curiosidad que la primera adquisición de gobierno norteamericano fuera de Estados Unidos fueron los terrenos donde se erigía el consulado americano en Tánger, convertido hoy día en un museo.

El Rif y los rifeños

A principios del siglo XX, la población del Rif no  llegaba a los 800.000 habitantes. Esta zona estaba relativamente libre de influencia extranjera y apenas había cartografía más allá de Ceuta, Melilla y Larache. El interior del Rif era una zona inexplorada sobre la que había muchas fábulas y mitos como por ejemplo las riquezas mineras de la zona.

La mayoría de los habitantes del Rif eran bereberes o amazigh. Apenas habían sido arabizados y conservaban su lengua y sus estructuras sociales tradicionales. El árabe era solo la lengua intelectual y litúrgica, pues tanto el Corán como los documentos oficiales siempre estaban en ese idioma. No se sabe hasta qué punto el alfabeto bereber o tifinagh había sobrevivido o cuando se extinguió. Un ejemplo de pervivencia cultural frente a la arabización es el tatuaje en el rostro femenino que continuó siendo propio de la etnia amazigh. Este símbolo de distinción social podía poseer varios significados, como la confirmación de que estaba prometida (una función similar a la del anillo de compromiso en Occidente).  

Mujer Amazigh
Autora: Farah Ali  Twitter; @farali_95 (Reproducido con su autorización)

Los amazigh se organizaban en tribus, también llamadas cabilas o cabilias. Cada una de estas era conocida por su antecesor de origen masculino o por el lugar de origen. Para designar a la tribu por el nombre del antepasado común se usan los vocablos ulad y beni que quiere decir “hijo de” o “hijos de”. Esta estructura tribal partía de un tronco inicial que se iba dividiendo en clanes surgidos a través de matrimonios o por asentamientos en determinados lugares. A pesar de las subdivisiones, podemos hablar de una sociedad relativamente igualitaria en la que las tribus se trataban de igual a igual.

El poder de cada tribu dependía del número de parientes adheridos a esta y de su afinidad o alianzas con otras.  La rivalidad entre tribus podía dar lugar a enfrentamientos, pero a pesar de ello rara vez ejercían su poder para imponerse en materias legales o jurisdiccionales. En esa época, la tribu más fuerte era la de los Beni Urriaguel, de donde procedía el futuro líder rifeño Abdelkrim. Se calcula que en 1920 contaban con algo más de 40.000 miembros. Los Beni Urriaguel fueron durante mucho tiempo la tribu dominante en el Magreb, y eran tan poderosos que raramente necesitaba la alianza de otra para resolver un conflicto.

‘Zoco a Had de Benibuifrur’, 1910. Autor: José Ortíz Echagüe (Museo de la Universidad de Navarra).

Los amazigh se regían por una ley interna llamada el urf, la cual imponía multas de carácter económico y físico, pero siempre trataba de buscar la paz entre las tribus y el respeto de las zonas comunes como los zocos. Como hemos dicho antes, el poder del sultán apenas llegaba al Rif, que era considerado uno de los Bled es-Siba o territorios sin ley. Es cierto que el sultán nombraba un Caid para que gobernase la zona en nombre de su majestad, pero este importaba poco. Se sabe que en otras regiones había un cierto temor a las delegaciones reales enviadas a recaudar impuestos, pues cuando no se les hacía caso acampaban en la zona y ejercían el bandolerismo contra aquellos que se negaban a acatar las órdenes reales, aunque no se tiene constancia de que esto sucediera en el Rif.

Fuerza cabileña

Durante mucho tiempo la historiografía puso el foco de atención en Abd el Krim y Annual, pero en realidad los rifeños nos ofrecen muchos otros ejemplos de resistencia en el siglo XX. Las cabilas rifeñas participaron en varios conflictos durante los siglos anteriores, aunque la mayoría de las veces lo hicieron como actores secundarios. La primera gran alianza tribal se fraguó con Mohamed Ameziane (1859-1912), sobre quien no hay muchas fuentes. Bajo su liderazgo, las tribus rifeñas se unieron por primera vez sin que hubiera presencia de bereberes de otras zonas del Magreb. El motivo de la unión fueron las pretensiones de un presunto heredero al trono que trató de vender las riquezas mineras del Rif a los inversores europeos.

La guardia del jefe tribal de Abadda Dar en 1922. Autor: Roger-Viollet

Todo comenzó en 1902, cuando entró en escena un tal Bu Hamara, que se hacía pasar por hermano del Sultán y Rogui, es decir, heredero legítimo al trono.  El Rogui, activo tanto en las zonas controladas por el sultán como en los “territorios sin ley”, lideró una revuelta con las tribus bereberes del nordeste de Marruecos, derrotó al ejército real y a partir de ahí se autoproclamó autoridad legal de esa zona del Magreb. Bu Hamara trató de enriquecerse estableciendo contratos con inversores alemanes y españoles. Por ejemplo, vendió el derecho de explotación de las minas del monte Afra a la Compañía española de Minas del Rif por un tiempo de noventa y nueve años.  

A pesar de su prestigio, el Rogui Bu Hamara no se había ganado la confianza de las tribus del Rif, que mostraron su malestar frente a las ventas de explotación minera y de ferrocarril a manos extranjeras. Ante esta situación, en la cual las cabilas rifeñas podían entorpecer la actividad de los extranjeros, el Rogui decidió invadir el Rif con un ejército para someter a las tribus amazigh.  Esto provocó que que las tribus rifeñas se unieran para defender sus territorios. La coalición estaba formada por los Beni Urriaguel, Bocoya, Tensaman, Beni Ammart y Beni Tuzín. Su líder fue el citado Mohamed Ameziane (en amazigh,»el pequeño» o «el menor»). No se sabe mucho sobre su vida, salvo que era el caid de los Beni Bu Gafa de Nador y jerife (descendiente del profeta) de nacimiento. La única imagen que se tiene de él es la que apareció en la noticia sobre su muerte en la revista española Mundo Gráfico.

Único retrato de Mohamed Ameziane o El Mizzian, obtenida de la revista Mundo gráfico. 22/5/1912 (Hemeroteca Digital de la BNE)

La batalla definitiva entre las tribus rifeñas y el Rogui se produjo en el río Nekor en 1907. El Rogui fue derrotado y entregado al Sultán Abdelhafiz. La victoria fue muy importante para las cabilas rifeñas, que por primera vez se habían unido contra un enemigo común que ponía en peligro la jurisdicción de las mismas en el territorio del Rif. Los rifeños aprendieron podían vencer a un enemigo al que ni el mismo sultán con su ejército real había podido derrotar, por lo que se puede aventurar que que esta primera experiencia tribal fue un antecedente de lo que sucedió en Annual en 1921. La unión tribal liderada por Ameziane estableció las bases de lo que sería la lucha anticolonial contra los españoles, que en 1909 sufrieron su primera derrota. No obstante, la prematura muerte de Ameziane en 1912 a manos de los españoles retrasaría la organización de las cabilas rifeñas frente a los invasores europeos.

Resumen y conclusiones

A principios del siglo XX Marruecos aún conservaba su independencia, a diferencia de la mayor parte de sus vecinos en el norte de África. Al mismo tiempo, era un Estado incapaz de controlar muchos de sus territorios, como el Rif. La influencia europea se notaba especialmente en la capital, en la corte del sultán y en Tánger, ciudad rifeña donde se ubicaban los consulados y embajadas extranjeras. Al igual que en muchos otros países, la penetración europea en Marruecos comenzó con la economía y la ayuda militar. Las deudas que contrajo el sultán con los franceses, a quienes había pedido ayuda para sofocar varias rebeliones, acabaron causando la pérdida de independencia del país. Esta se formalizó bajo la forma del protectorado, que era una manera suave de decir que estaban bajo el dominio de una potencia europea (dos, si contamos a España en el Rif y Río de Oro).

Por las mismas fechas, las tribus rifeñas se unían cerrando filas frente a un enemigo invasor, el Rogui Bu Hamara, quien haciéndose pasar por la autoridad legítima había vendido a los españoles y los alemanes el derecho de explotación de algunas minas. Una vez derrotado el Rogui, la coalición tribal rifeña siguió organizándose para hacer frente a los españoles, que comenzaban a realizar las primeras incursiones en suelo rifeño. Su victoria más sonada sería la emboscada del Barranco del Lobo en 1909, de la que hablamos en el anterior artículo. Esta unión tribal sería el más claro antecedente de la coalición que culminaría en la proclamación de la República del Rif en 1921.  

En este artículo hemos podido ahondar un poco más en la historia de los rifeños a principios del siglo XX, sobre la que no hay muchas fuentes. Hemos dejado fuera del texto a personajes destacados como El Raisuni, pero en cambio hemos dado espacio a Mohamed Ameziane o el Mizzian, uno de los grandes olvidados en la historia de las tribus rifeñas, que unió a las tribus frente a un enemigo común antes incluso de la llegada de los españoles. Tras su muerte, la lucha de las cabilas rifeñas se detuvo hasta la aparición de Abdelkrim, por lo que podríamos llegar a la conclusión de que la mayoría de las veces ha hecho falta un líder que aunara a las distintas cabilas. Tal vez sin ese líder la unión tribal nunca hubiera podido llevarse a cabo, como si fuera un puzzle al que le hiciera falta esa pieza final.  

Bibliografía

  • Manuel del Barrio Jala, «Nuestros generales en el norte de África» en Revista Ejército, número 732. Marzo de 2002, página 45.
  • Ángel Bahamonde y Jesús Martínez, Historia de España Siglo XIX, Cátedra: 2011
  • Sebastián Balfour, Abrazo Mortal: De la guerra colonial a la Guerra Civil en España y Marruecos (1909-1939), Península: 2018
  • Faros El Messaoudi-Ahmed, El Rif, sus elites y el escenario internacional en el primer tercio del siglo XX (1900-1930), Megustaescribir: 2016
  • Manuel Horrillo, El Rif 1921, Una historia olvidada (documental)
  • Jesús Marchán, “Costa, los congresos africanistas y la colonización agrícola en Marruecos”, en Regenerar España y Marruecos. Ciencia y educación en las relaciones hispano-marroquíes a finales del siglo XIX, CSIC: 2011 (enlace)
  • Ginés Sanmartín Solano, “La Compañía Española de Minas del Rif (1907-1984),” en Aldaba: revista del Centro Asociado de la UNED de Melilla 5, 1985, pp. 55-74 (enlace)
  • Rosario de la Torre del Río, “Preparando la Conferencia de Algeciras: el acuerdo hispano-francés de 1 de septiembre de 1905 sobre Marruecos”, Cuadernos de Historia Contemporánea 2007, vol. Extraordinario, pp. 313-320

La invasión española del Rif: Antecedentes (1848-1908)

Parte de la serie España en el Rif

  1. La invasión española del Rif: causas y antecedentes (1848-1908)
  2. Marruecos y el Rif a principios del siglo XX
  3. Annual, 1921: muerte y nacimiento
  4. Breve historia de la República del Rif (1923-1927)
    1. El nacimiento de la República
    2. La construcción y consolidación del nuevo Estado (próximamente)
  5. Fuente primaria: Carta de Abdelkrim a la Sociedad de Naciones (1921)


Artículo escrito conjuntamente por Alejandro Salamanca y Selim Balouati

Introducción

En esta web hemos tratado el colonialismo y sus efectos en las sociedades musulmanas, tanto en casos donde hubo dominación militar por los europeos como en ocasiones donde la influencia de Occidente tuvo un carácter más indirecto. Habitualmente nos hemos centrado en los países que hoy denominamos Oriente Medio (Egipto, Levante, Mesopotamia, la península Arábiga, la meseta Irania y alguna excursión hacia la India). El Magreb, la región más cercana a la península Ibérica y con la que los españoles han tenido más contacto, ha tenido un papel secundario en esta web.  Esta serie de artículos sobre España y el Rif es un intento de remediar esto y de reflexionar sobre el reciente pasado colonial español en África.

Si bien los contactos entre el Magreb y la península Ibérica tienen una larga trayectoria, Desvelando Oriente es una web de historia contemporánea, de modo que vamos a comenzar nuestro relato a finales del siglo XIX. Nos vamos a centrar en el norte Marruecos, escenario de uno de los tres proyectos coloniales españoles tras el Desastre del 98. Los otros dos, que se desarrollaron más o menos al mismo tiempo, fueron el Sáhara Occidental y Guinea Ecuatorial, aunque fue el Rif la región que dio más problemas. El protectorado español en Marruecos se extendió hasta 1956 y ocupó un área de unos 20.000 kilómetros cuadrados en los extremos norte y sur de Marruecos, apenas un 4,69% de la superficie total del país. El resto estaba ocupado por Francia

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España desembarcó en el Rif en 1904 y se quedó hasta 1956, medio siglo que cambió para siempre la historia de ambas tierras, y en el que el ejército y la administración españolas cometieron numerosos abusos, incluyendo el uso de gas mostaza contra la población civil.

Los rifeños que se opusieron a la ocupación española fueron capaces de establecer un Estado independiente que resistió durante cinco años, entre 1921 y 1926. La República del Rif fue un experimento único en el Magreb y, nos atreveríamos a decir, el mundo musulmán. No tanto por su oposición al colonialismo (los argelinos ―y las argelinas― llevaban resistiendo desde 1830) o por su carácter modernizador y en cierto modo occidentalizante (en Turquía una nueva élite militar desmantelaba el Imperio otomano más o menos por esas fechas), sino porque fue el primer proyecto descolonizador que tuvo un breve periodo de éxito. Cinco años pueden parecer poca cosa, pero no olvidemos que la II República española duró lo mismo. El lustro republicano ha marcado muy significativamente la identidad de los rifeños que se oponen al régimen marroquí.

No obstante, no queremos adelantar acontecimientos. Hoy trataremos los antecedentes de la ocupación española en el Rif, fijándonos en los motivos por los que se decidió la invasión en los despachos de Madrid y en las experiencias previas durante el siglo XIX.

Las causas de la invasión

Las tropas españolas desembarcaron en el Rif procedentes de Melilla el 14 de febrero de 1908. Sin embargo, la invasión se había comenzado a gestar mucho antes. Antes de narrar las vicisitudes militares es preciso preguntarse cuáles son los motivos por los que España, que en 1898 había perdido sus posesiones en Cuba, Filipinas y Puerto Rico, decidió comenzar una aventura colonial en el norte del Magreb. A grandes rasgos, se podría decir que la invasión del Rif se produce por la combinación de tres grupos de presión: las potencias extranjeras (Francia y Gran Bretaña), la burguesía comercial y el Ejército.

La España de principios del siglo XX estaba dominada por el régimen de la Restauración borbónica, un sistema político semidemocrático (las mujeres no podían votar) en el que los partidos Liberal y Conservador se turnaban en el poder de forma análoga a como sucedía en el Reino Unido. España no pintaba mucho en la escena internacional del momento pero, al contrario de lo que se suele afirmar, la ocupación del Rif no fue un intento de recuperar el prestigio perdido. Más bien fue una mezcla de intereses geopolíticos, posibilidades de inversión y necesidad de mantener ocupados a los militares.

2809124 - copiaSección de un mapa de África del año 1901. Autor: GF Cram.

Presiones geopolíticas

En los años anteriores a la rimera Guerra Mundial, el equilibrio estratégico era un concepto fundamental en las relaciones entre países europeos. Como podemos ver en el mapa arriba, las posesiones francesas en el norte de África bordeaban todo el sultanato de Marruecos y el Sáhara español. El norte de Marruecos controlaba el acceso meridional al estrecho de Gibraltar, vital para el tráfico marítimo. Si Francia, que aspiraba a hacerse con Marruecos, hubiera sido capaz de controlar el Rif, el equilibrio de potencias se hubiera visto gravemente alterado.

Los británicos no podían permitir que Francia se hiciera con el control del Estrecho, pues además de suponer una enorme ventaja geoestratégica, podía amenazar su base en Gibraltar. Al mismo tiempo, ni los franceses ni los británicos deseaban que Alemania, una potencia emergente y relativamente nueva (la unificación alemana se había producido en 1871), pero muy activa en Marruecos, obtuviera una posible ventaja territorial. De modo que para garantizar la neutralidad del estrecho, franceses y británicos acordaron conceder una pequeña “esfera de influencia” a España en el norte de Marruecos dentro de los acuerdos que llevaron al establecimiento de la Entente Cordial en 1904.

Un año después España y Francia se repartían formalmente el territorio con un acuerdo sobre el cual podéis leer en más detalle aquí. Las presiones alemanas (y las protestas del sultán de Marruecos) forzaron la convocatoria de una conferencia internacional sobre el destino de Marruecos que se celebró en Algeciras en 1906 con la presencia de 13 países, incluyendo a EEUU y los imperios otomano y austrohúngaro. La jugada no les salió bien a los alemanes, pues solo Austria-Hungría apoyó firmemente sus posiciones y Francia y España tuvieron vía libre para actuar en Marruecos, a pesar de algunas medidas cosméticas como garantizar el comercio internacional y poner un supervisor suizo a los oficiales de policía españoles y franceses.

No obstante, no ha de entenderse que España sólo ocupó el Rif forzada por sus compromisos internacionales. Estos compromisos supusieron un incentivo y una justificación para la intervención, pero también hubo importantes factores internos que llevaron a la invasión. El más elemental era la seguridad fronteriza.  Los enclaves de Ceuta y Melilla se encuentran completamente rodeados de territorio marroquí, y en el siglo XIX se habían producido numerosas escaramuzas entre las tropas españolas y diversos grupos de guerreros bereberes, como veremos más adelante. Asegurar el territorio que rodeaba a las plazas españolas era estratégicamente una buena decisión.

Potencial económico del Rif

El Rif, dominado por la cordillera homónima, no tiene ni mucho menos un paisaje homogéneo. Además de montañas, crestas y colinas, hay valles verdes, bosques, olivares, y áreas semidesérticas. Una foto por satélite de la región, un mapa orográfico y un un mapa de precipitaciones nos ahorrarán un largo párrafo describiendo los distintos paisajes del Rif.

mapa satélite norte marruecos
mapa altitud rif
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A pesar de su importancia estratégica, las posibilidades de explotación  del Rif a principios del siglo XX eran limitadas. El rudimentario estado de las comunicaciones hacía necesaria una importante inversión en infraestructuras (vías, puertos, red telegráfica)  antes de que se pudiera sacar partido económico real. No obstante, si los inversores españoles conseguían hacerse con sus derechos de explotación, las minas de hierro del monte Uxian y las de plomo del monte Afra prometían beneficios rápidos y suculentos.

El grupo de hombres de negocios que apoyaba la expansión colonial había comenzado a organizarse formalmente en 1904, coincidiendo con el convenio hispano-francés de octubre de ese año que reconocía la esfera de influencia española. Ese año se fundaron los Centros Comerciales Hispano-Marroquíes de Madrid y Barcelona. Estos centros organizaron cuatro “Congresos Africanistas” entre 1907 y 1910 en los que se debatió la mejor forma de “penetrar pacíficamente en el Rif”.

Aunque algunas crónicas describen los congresos como una sucesión de discusiones leoninas y poca acción real, se trataron temas importantes, como la organización del flujo migratorio español a África, especialmente a las colonias agrícolas de Guinea (¡vaya, quién lo diría un siglo después!); las posibilidades de compra de tierras en Marruecos, de establecer cultivos intensivos para la exportación, y de ofrecer tierras a los militares que participasen en la campaña como incentivo. Jesús Marchán, que ha investigado en detalle sobre los Congresos Africanistas, concluye que se tomaron decisiones de forma apresurada y sin una planificación detallada. Pese a todo, los centros comerciales y los congresos favorecieron el surgimiento de un grupo de presión que trató de influir al gobierno para impulsar la causa colonial (y ya de paso obtener subsidios y préstamos ventajosos para el desarrollo de infraestructuras).

En 1907, España consiguió los derechos de explotación sobre las minas de hierro, mientras que los franceses obtuvieron las de plomo. El sector minero recibió la noticia con agrado, pues la minería española de por aquel entonces estaba especializada en el hierro, que representaba el 60% de la exportación minera española a finales del siglo XIX. No obstante, los filones habían comenzado a agotarse y la posibilidad de explotar nuevas minas en Marruecos supuso un oportunidad para la industria.

La recién fundada Compañía Española de Minas del RIF (CEMR) contó con un capital inicial de seis millones de pesetas, y su proyecto inicial incluía la construcción de un ferrocarril para transportar los minerales a puerto. La CEMR fue fundada despuésde que varios inversores alcanzaran un acuerdo con Bu Hamara «el Rogui», un avispado bandolero, líder tribal y pretendiente al trono marroquí que hizo creer a los empresarios españoles que tenía autoridad real sobre las minas de Uxian y que las riquezas de dichas minas superaban las expectativas. En este artículo de Ginés Sanmartín se pueden leer más detalles y anécdotas sobre la CEMR y la reputación legendaria del Rif como región con una gran riqueza mineral.

La necesidad de distraer al ejército

Este punto es más polémico, y se trata más de una hipótesis que de una afirmación inequívoca, pero en todo caso trataremos de argumentarlo. Se puede decir que el Desastre del 98 es una de las causas de  la invasión de Marruecos. No porque España necesitara recuperar su prestigio y papel en la esfera internacional, sino porque la burguesía comercial que se había enriquecido con las plantaciones en Cuba necesitaba nuevas posibilidades de inversión.  No obstante, no se debe minimizar la importancia de la moral del Ejército. Las Fuerzas Armadas españolas, cuestionadas y duramente criticadas tras la derrota frente a EEUU, necesitaban un proyecto para mantenerse ocupadas y dejar de causar problemas e incidentes violentos en España.

El siglo XIX español se caracterizó por la constante intervención de los militares en la vida política a través de pronunciamientos, levantamientos, guerras carlistas y otros intentos de golpes de Estado. El régimen de la Restauración borbónica, instaurado en 1876, había sobrevivido durante más de un cuarto de siglo sin golpes militares. El ejército, antaño adalid de las ideas liberales y progresistas, se había convertido a finales del XIX en uno de los guardianes de las esencias tradicionales españolas, a la vez que se minimizaba su intervencionismo en política. El régimen borbónico, instaurado tras un golpe militar, debía su estabilidad al compromiso del Ejército con el proyecto político que encarnaba.

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Esta viñeta que ridiculiza a los militares causó una grave crisis constitucional en 1905

Muchos militares se habían sentido traicionados tras la derrota de 1898. Habían luchado y sufrido para defender los restos del Imperio colonial español, y a su vuelta habían sido criticados y tratados como cobardes e inútiles. Los militares se sentían injustamente tratados, y además no podían comprender por qué los políticos profesionales del gobierno hacían concesiones al movimiento obrero o a la burguesía catalanista, poniendo en juego (a su juicio) la unidad de España por la que tantos compañeros habían muerto. Una buena fuente para apreciar como surgen estas dinámicas y cómo los propios militares entendían la situación de la época es la película Raza (1942), dirigida por el dictador Franco bajo pseudónimo.

Una expedición al Rif con el objetivo de asegurar las fronteras de ceuta y Melilla era un buen pretexto para alejar a los militares del centro de la política en Madrid y reducir la inestabilidad doméstica. No obstante, el estado del ejército español en 1905 era bastante deficiente: sobraban oficiales, faltaban tropas, y apenas había presupuesto para renovar o mantener el material de guerra, ya que la mitad del presupuesto del Ejército se empleaba para pagar sueldos. (Para comparar, Sebastian Balfour ofrece en Abrazo Mortal el contraejemplo del ejército francés, donde solo una sexta parte del presupuesto iba destinada a salarios).

Lo cierto es que hasta 1923 el ejército no tuvo mucha influencia en la vida política española, o al menos la amenaza de los pronunciamientos desapareció. Sin embargo, acabó forjándose una división entre el ejército africanista y el peninsular que terminaría de cristalizar en los años de la II República. No obstante, los oficiales destinados en África no formaban un grupo homogéneo, como explica Sebastian Balfour en Abrazo Mortal.

Por otro lado, Marruecos era un escenario muy propicio para el ejército español. A todo el discurso de la Reconquista, la lucha contra el musulmán en defensa de la fe, y la necesidad de asegurar el perímetro de Ceuta y Melilla se le sumaban unos exitosos antecedentes: en la segunda mitad del siglo XIX el ejército español había cosechado dos victorias en sus enfrentamientos con las tribus y milicias rifeñas. Los vamos a ver brevemente a continuación.

Antecedentes: las guerras del XIX

La presencia militar ibérica en el norte de África se remonta al siglo XV cuando Portugal tomó con la ciudad de Ceuta, si bien el trasiego de personas y mercancías entre ambas orillas del Estrecho ha sido constante desde la Antigüedad. Además de Ceuta y Melilla, con las que España se hizo formalmente en 1640 y 1556, respectivamente, España dominó durante años ciudades como Orán (1509-1792, salvo el periodo 1708-1732), Larache (1610-1689) o fuertes como el penón de Vélez de la Gomera. De forma sorprendente, los conflictos entre españoles y las cabilas rifeñas se mantuvieron al mínimo, con alguna excepción.

El primer intento de expansión de España en Marruecos durante el siglo XIX se produce en 1848, cuando el  general Serrano ocupa las  islas Chafarinas. Los motivos de la operación fueron puramente estratégicos: tras la conquista de Argelia por los franceses en 1830, estos planeaban tomar las islas para tener una base próxima a Marruecos, lo que suponía una grave amenaza para España por la cercanía de los islotes a Almería. Ante las quejas del sultán de Marruecos, las autoridades ceutíes decidieron aumentar la línea de la ciudad y construir un reducto extramuros, lo que provocó el levantamiento de los cabileños y el ataque a las obras, donde murieron varios trabajadores españoles.

Este episodio sería el detonante de la primera guerra hispano-marroquí ( o «Guerra de África«) declarada por España, con O’donnell al mando, el 22 de octubre de 1859. La superioridad española se hizo evidente, y rápidamente las fuerzas españolas llegaron a Tetuán mientras la marina bombardeaba Tánger o Larache. Preocupada por Gibraltar, Gran Bretaña decide prestar ayuda al sultán de Marruecos y facilitarle los fondos para pagar la indemnización que exigía España. La guerra fue breve; en abril de 1860 se firma la paz. Aunque los éxitos materiales fueron escasos, la victoria supuso una gran inyección de moral para el lado español. Según Ángel Bahamonde y Jesús Martínez, la guerra causó un gran impacto (positivo) en la opinión pública y alimentó una «exaltación nacional en letargo desde los días de la Guerra de la Independencia»

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La Batalla de Tetuán, un descomunal óleo de Mariano Fortuny, testigo de la guerra.

La siguiente intervención española en Marruecos, llamada Guerra de Margallo por la muerte del general homónimo, tuvo lugar tres décadas después, en 1893-94. El detonante fueron, de nuevo, las obras de expansión de una de las plazas españolas, Melilla. Los cabileños locales habían solicitado a las autoridades españolas que detuviesen la construcción de un fuerte en la zona de Rostrogordo cercano a una kubba (mausoleo con cúpula ) donde se encontraba un morabito muy venerado. Los españoles hicieron caso omiso, y las cabilas se rebelaron, sin obedecer al sultán de Marruecos (en el próximo artículo hablaremos de la complicada relación entre el poder central y las tribus rifeñas y marroquíes).

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Tira cómica sobre la guerra, 1893.

Tras siete meses de cruento conflicto, el sultán fue capaz de negociar su cese, otorgando a España la razón y el permiso para construir el fuerte.  Otra de las cláusulas de la paz firmada incluía el derecho de España a supervisar la elección de los caídes en el Rif, lo que podría leerse como un primer intento de expandir la influencia española más allá de Ceuta y Melilla. No obstante, la zona no estaba sometida al sultán, de modo que este difícilmente podía asegurar el cumplimiento de dicha cláusula. Al mismo tiempo, España estaba centrada en controlar a los independentistas cubanos, de modo que no prestó excesiva atención al Rif hasta la década posterior.

Conclusiones

En este primer artículo hemos tratado de analizar las causas por las que España planeó y ejecutó la invasión del Rif en 1908. El primer motivo es geopolítico: como potencia modesta, España permitía garantizar la neutralidad del Estrecho de Gibraltar, una solución de compromiso que agradó a los principales poderes europeos: Francia, Gran Bretaña y, en menor medida, Alemania. Al mismo tiempo, los militares españoles se mostraban preocupados por la seguridad de Ceuta y Melilla.

La segunda razón por la que España intervino en Marruecos fue por las posibilidades de obtener beneficios económicos. Un nutrido grupo de comerciantes y empresarios, muchos de ellos debilitados por la independencia de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, vieron en Marruecos una enorme oportunidad económica, dada su cercanía y una supuesta riqueza mineral. Los empresarios africanistas organizaron congresos y empresas destinadas a explotar las riquezas tanto del Rif como de Ifni, Sáhara y Guinea Ecuatorial. Estamos en plena época del imperialismo capitalista, al fin y al cabo.

La tercera causa fue la necesidad de ocupar a los militares para evitar problemas domésticos. Marruecos se presentaba como un escenario muy propicio para las campañas militares, tanto por su cercanía y por el relativo subdesarrollo de las milicias locales como por las leyendas épicas sobre la Reconquista, la guerra contra el infiel y el recuerdo de las victorias en 1860 y 1894.

Estos tres factores (diplomático, económico y militar) se conjugaron para que el gobierno de España plantease una intervención en 1908. No obstante, tendréis que esperar al siguiente artículo para leer los detalles de la misma y una descripción más detallada de las dinámicas internas en el Marruecos de principios del siglo XX.

Bibliografía básica

Ángel Bahamonde y Jesús Martínez, Historia de España Siglo XIX, Cátedra: 2011

Sebastián Balfour, Abrazo Mortal: De la guerra colonial a la Guerra Civil en España y Marruecos (1909-1939), Península: 2018

Faros El Messaoudi-Ahmed, El Rif, sus elites y el escenario internacional en el primer tercio del siglo XX (1900-1930), Megustaescribir: 2016

Manuel Horrillo, El Rif 1921, Una historia olvidada (documental)

Jesús Marchán, «Costa, los congresos africanistas y la colonización agrícola en Marruecos», en Regenerar España y Marruecos. Ciencia y educación en las relaciones hispano-marroquíes a finales del siglo XIXCSIC: 2011 (enlace)

Ginés Sanmartín Solano, «La Compañía Española de Minas del Rif (1907-1984),» en Aldaba: revista del Centro Asociado de la UNED de Melilla 5, 1985, pp. 55-74 (enlace)

Rosario de la Torre del Río, «Preparando la Conferencia de Algeciras: el acuerdo hispano-francés de 1 de septiembre de 1905 sobre Marruecos», Cuadernos de Historia Contemporánea 2007, vol. Extraordinario, pp. 313-320

Annual, 1921: muerte y nacimiento

Nota: El  autor de este artículo es Selim B., máster en historia contemporánea por la Universidad de Valencia. Mi labor se reduce a algunos aspectos de edición y a preparar las imágenes. Mi agradecimiento a Selim por este artículo, que ha sido revisado en julio de 2021.


El desastre de Annual es uno de los hitos históricos más negros de la historia reciente ejército español. La prensa internacional de la época informaba con cierta perplejidad de cómo un ejército europeo y moderno había sido derrotado estrepitosamente por unas bandas de guerreros tribales norafricanos que apenas disponían de medios. En España, además del duelo y la consternación por las casi 15.000 bajas (la mayoría de ellos reclutas forzosos), el desastre tuvo gran influencia en la historia política: el golpe de Estado de Primo de Rivera (1923) tuvo lugar casualmente justo el día en el que se presentaba ante el Congreso el  Expediente Picasso, el cual revelaba los fallos que llevaron a la derrota en Annual. En el ámbito militar, la famosa Legión Española, creada a imagen de la Legión Extranjera Francesa, surgió para hacer frente a la dureza de los rifeños. En cuanto al Rif, Annual posibilitó el establecimiento de la ‘República’ de Abd el Krim, y además sirvió de inspiración a diversos movimientos y líderes anticoloniales de diversas partes del continente africano.

La ocupación del Rif ocurrió la época posterior al Congreso de Berlín y al surgimiento del «nuevo imperialismo», en la cual los Estados europeos emprendieron ambiciosos proyectos coloniales. Además de los beneficios económicos derivados del comercio y la explotación de recursos naturales, se pensaba las colonias reforzaban el sentimiento de prtenencia a la nación y además aportaban una válvula de escape para el descontento interno. Numerosos estudios aseguraban que en la región rifeña se podrían realizar explotaciones mineras de materiales como el hierro, y en un contexto tan turbulento como el de la Restauración española, repleta de huelgas, sublevaciones campesinas y magnicidios, una victoria sobre los rifeños supondría un motivo de orgullo nacional. No obstante, podéis leer más sobre la época en esta sección de la web.

Mapa Rif
Fuente: Ricardo Fernández de La Reguera y Susana March, El desastre de Annual

Contexto internacional

Para situarnos en el marco histórico, hay que comprender que lo que acontece el norte de África es ante todo una competición entre potencias coloniales. A finales del XIX, las potencias europeas se repartieron el continente africano en el Congreso de Berlín y otras conferencias (sobre la colonización británica y francesa durante dicho periodo hablamos brevemente aquí). El norte del Magreb era fundamental para Europa por su posición geográfica al sur del estrecho de Gibraltar, especialmente relevante tras la apertura del canal de Suez en 1869. Tal era la importancia geoestratégica del norte de Marruecos que en 1906 se convocó una reunión en la que se decidiría quien sería la potencia encargada de controlar el área: la  Conferencia de Algeciras, en la que se delimitaron las zonas de influencia españolas y francesas.

No es casualidad que la zona del Rif, donde se sitúan Ceuta y Melilla, se le dejará a España bajo la forma de protectorado. España no era una gran potencia ni tampoco un firme aliado de ningún Estado europeo, por lo que era un Estado que no infundía temor y tenía un carácter político internacional marcadamente neutral, lo que garantizaba el equilibrio. De haber caído en manos de las potencias del momento (Alemania, Francia o Inglaterra), el Rif y el estrecho de Gibraltar podrían haberse convertido en auténtico polvorín. Además, para España esto suponíare aparecer en el panorama internacional con un nuevo proyecto imperial tras la derrota frente a los Estados Unidos en 1898 y la pérdida de las posesiones españolas en el Caribe y Filipinas. España administró el Rif en calidad de protectorado desde 1912 hasta 1956. En teoría, esta era una forma de gobierno que respetaba los órdenes locales, siempre y cuando no interfirieran en los intereses del colonizador, de modo que la ocupación no significaba un cambio tan radical para la comunidad local.

España llega al Rif

La ocupación española del nuevo territorio, que se sumaría a sus colonias ya establecidas en continente Africano (Sahara Occidental, Guinea Ecuatorial y Sidi Ifni), se iniciaría desde las ciudades de Ceuta y Melilla. Estas plazas marcarían la forma de dividir el territorio: Melilla sería el epicentro de la zona del Rif Oriental, mientras que Ceuta sería del Rif Occidental. El ejército y el gobierno español eran conscientes del desconocimiento que tenían sobre la región y lo limtado de sus efectivos y recursos, así que optaron por una estrategia de «penetración pacífica» o «acción política». Este método consistió en sobornar o pagar a los jefes tribales para que aceptaran el dominio español; un ejemplo sería el padre de Abd el Krim, de la cabilia Beni Urriaguel. La violencia quedó reservada para las cabilias reacias a la presencia española. La estrategia de penetración pacífica no fue especialmente exitosa, y algunos grupos rifeñis se dieron cuenta de la debilidad española e iniciaron la resistencia armada.

La Semana Trágica de Barcelona ese mismo año tuvo como detonante la percepción de que los reclutas de la leva militar, integrada en su mayoría por jóvenes de familias de clase obrera, iban a un destino que no olía muy bien. Se produjo un “efecto boomerang”: lo que parecía un elemento que sería clave para la unión y honra nacional se volvió en contra del Estado con numerosas protestas. Ni los políticos, ni los militares, ni la propia corona se encontraban del todo cómodos con la situación en el Rif, aunque por suerte para ellos, la situación se iría calmando con el paréntesis fruto de la Primera Guerra Mundial. Durante este conflicto España, neutral, no tuvo restricciones al comercio y además sacó provecho de las minas de wolframio y otros minerales, lo que hizo que en los años de la Gran Guerra hubiera cierta bonanza económica. Mientras tanto en el Rif, España no expandió sus posesiones, pero se dedicó a afianzar las plazas que había logrado dominar, como por ejemplo la ciudad de Nador, y a negociar a través de sobornos con aquellas tribus o familias tribales que no se habían sometido, aunque no logró obtener éxito. Muchas tribus fueron reacias a aceptar sobornos del invasor y mucho menos a dar apoyo a los europeos. Los jefes tribales estaban influídos por los clérigos religiosos y sobre todo en ese momento por la  controvertida figura de El Raisuni, quien defendía que no había que cejar en la defensa de la tierra y del pueblo musulmán frente a los cristianos.

Si el denominado Rif Oriental era relativamente desconocido para los españoles, todo lo contrario sucedía con la zona occidental, dominada por ciudades marítimas con gran peso comercial comercial como Tetuán y Tánger. Además del comercia, en el siglo XIX comercial hubo dos conflictos bélicos entre los españoles y los rifeños  cuya zona de batalla serían las colindantes a esta región. Sumado a ello nos encontramos con el fascinante personaje de El Raisuni. El historiador David S. Woolman lo describió como “una combinación entre Robin Hood, un barón feudal y un bandido”. Este gobernaba, por su poder y por mano del sultán, la zona conocida de Yebala o el Rif Occidental. El Raisuni se había mostrado ambiguo respecto a la presencia española: a veces veía favorable la colonización española y otras no, pues exigía al gobierno español que le otorgara un alto cargo en la administración colonial.

Abd el Krim

Abd el Krim era hijo de un sheij (notable) perteneciente a la cabilia Beni Urriaguel, correspondiente a la zona de Alhucemas, concretamente a Axdir. Su padre fue un destacado comerciante y en un inicio favorable al protectorado español, enviando a sus hijos a España para formalizar sus estudios. Abd el Krim pronto se hizo un hueco en la sociedad melillense, llegando a trabajar como secretario e intérprete en la oficina de Asuntos Indígenas en la ciudad. El fundador y director del diario El Telegrama del Rif le había nombrado redactor jefe de las páginas en árabe de su periódico

Abd El Krim
Abd El Krim. Fuente: El Mundo

A pesar de su buena posición social, las relaciones entre los Jattabi y los españoles acabarían deteriorándose.  La familia se posicionó a favor del bando alemán y turco en la primera Guerra Mundial (de hecho hubo contactos entre los Jattabi y los alemanes en Marruecos), y publicó una serie de artículos criticando el colonialismo francés. Estas dos últimas acciones supuso el ingreso de Abd el Krim en la prisión de Melilla en 1915, tras un deshonroso juicio en el que no se aportaron pruebas concluyentes que fundamentasen la sentencia. Tras salir de prisión, Abd el Krim huyó de Melilla rumbo a su hogar, Axdir. A su llegada no tuvo todo el apoyo de la harka (conjunto de escisiones de una misma tribu, en este caso los Beni Urriaguel), pues tanto él como su familia eran vistos como pro-españoles, aunque las victorias militares como la de Abarrán hicieron cambiar de pensamiento al resto de rifeños. Abd el Krim nunca escondió que deseaba para su tierra el impulso y la modernización europea. Si inicialmente había apoyado a españoles, decía, era por las posibilidades de inversión económica y modernización de la región.

Abd el Krim es el actor clave de la lucha anticolonial rifeña, ya que fue el primero que trató de construir un nuevo estado en la región. Anteriormente,  la motiavación de las cabilas rifeñas que se habían opuesto a los españoles era por mantener el status social, por no ser controlados por la religión enemiga, o por obtener un pago mayor por parte de los españoles. Abd el Krim supone toda una renovación ideológica.

Desastre para unos, victoria heroica para otros

En 1920, Silvestre tomó posesión del cargo de Comandante General de Melilla e inició un avance con el objetivo de hacerse con Alhucemas en un tiempo corto y de manera efectiva. Aunque no se puede reducir a un solo motivo, ya que es un tema complejo en el que abundan los matices, se puede concluir que un aspecto crucial para explicar la derrota española fue la precipitación en el avance. La acometida liderada por el General Silvestre se fue procediendo a la vez que estiraba la línea militar, que fue dilatándose hasta Annual, un importante campamento del ejército en su avance hacia Alhucemas. Entre Melilla y este campamento había tres puntos claves separadas en unos 31 km entre sí, y en torno a él un anillo formado por otros pequeños fortines. Cada fortín contaba con una guarnición que variaba entre cien y doscientos soldados, de los cuales casi la mitad eran rifeños que luchaban por España. En la costa se habían ocupado las dos posiciones de Sidi Dris, cercana a la desembocadura del río Amekran, y Afrau.

El 17 de Junio se inicia el asedio del enclave español en Igueriben por parte de las tropas rifeñas. Este suceso hizo que se tomaran medidas en el campamento de Annual, pero ya era demasiado tarde. Los rifeños, con Abd el-Krim al mando, fueron concentrándose alrededor de Annual. Las tropas españolas se encontraban desmoralizadas tras la noticia de la caída de Igueriben, mientras los rifeños obtenían una victoria importante, y eran conscientes de que eran capaces de enfrentarse de tú a tú al ejército colonial. Cinco días después, los rifeños hicieron acto de presencia en el campamento, que horas antes se había comenzado a evacuar de manera ordenada.

El temor y la sorpresa por la aparición rifeña provocó el temor entre los soldados españoles causando un caos total. No hubo resistencia ni defensa, sino que el ejército colonial acampado en Annual se retiró en desbandada. Ante la casi nula resistencia, los insurgentes rifeños provocaron unas bajas cercanas a los 10.000 españoles y 2.500 rifeños que luchaban con ellos. Por ello, Annual se recordó como desastre, un terrible y oscuro episodio en la que España salió gravemente herida nivel nacional, con el cuestionamiento de la corona y el golpe de Estado de Primo de Rivera como consecuencia directa.

Para los rifeños, la victoria de Annual supuso el nacimiento de un nuevoa era, pues pasaron a ser habitantes de un nuevo Estado, un estado creado por y para los rifeños: la República del Rif (1921-1925). El nacimiento del nuevo estado puede otorgarse totalmente a Abd el Krim, pues el resto de los cabileños se hubieran conformado con hacer retroceder el avance español para volver al estado anterior de Jefes tribales o cadíes. Sin embargo Abd el Krim supo que volver a la situación previa solo provocaría la vuelta de los europeos para civilizar a los bárbaros. Esta República no fue improvisada, pues Abd el Krim ya había revelado en varias entrevistas la intención de otorgar a los rifeños un gobierno y una bandera. Apenas un mes después de Annual, Abd el Krim definió la estrategia  a seguir para la creación de una República y logró que los líderes tribales la aceptaran.

La República del Rif tuvo una constitución de 40 artículos (constitución que no se conserva, pues fue incinerada con la llegada de los españoles en el desembarco de Alhucemas en 1925) y un día nacional de la independencia fechado el 18 de septiembre. También se intentó establecer de una sanidad, educación y moneda propias. El breve Estado rifeño no paraba de impulsar leyes y medidas. Los rifeños pueden jactarse de que, en una época en que la tendencia era ser colonizado, fueron capaces de liberarse de la colonización y además crear una república que intentó modernizar una región que se podría catalogar de tribal, en la que no hubo derramamiento de sangre y que fue todo lo modernista que pudo hasta su final.

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Bibliografía

Fuente primaria: Carta de Abd el Krim a la Sociedad de Naciones, traducida por Kamal Boutarfas.

Rosita Forbes, El Raisuni, sultán de las montañas.

Manuel Leguineche, Annual: el desastre de España en el Rif

María Rosa de Madariaga, Marruecos, ese gran desconocido.

J. Pando, Historia secreta de Annual.

J. Salafranca, La República del Rif.

Documentales:

El laberinto marroquí, en Intermedia

Intervencionismo español en Marruecos. El desastre militar de Annual, en YouTube