Reseña: Miradas de Irán – Historia y cultura (2021)

Fernando Camacho Padilla, Fernando Escribano Martín, Nadereh Farzamnia Hajardovom, José Luis Neila Hernández (coords.), Miradas de Irán: Historia y cultura, Catarata, 2021, 284 pp.

ISBN 978-84-1352-233-3

La iranología (o iranística) española es un campo de estudios modesto pero que está creciendo mucho en los últimos años. Miradas de Irán – Historia y Cultura (Catarata, 2021), una colección de ensayos editada por Fernando Camacho Padilla, Fernando Escribano Martín, Nadereh Farzamnia Hajardvodom y José Luis Neila Hernández, es una muestra muy amplia de la diversidad de estudios sobre la historia y la cultura iraníes que se están realizando en lengua castellana . La mayoría de los contribuidores están ligados de algún modo u otro a la Universidad Autónoma de Madrid, uno de los centros que más ha apostado por la investigación sobre Irán y la colaboración con instituciones académicas persas, como la Universidad Allameh Tabataba’i. El libro, en general, es una magnífica aportación a la literatura académica en español y una gran adquisición para cualquier lector cuyo interés en Irán vaya más allá de la historia política.

Portada del libro "Miradas de Irán. Historia y cultura", publicado por la editorial Catarata.

La obra se divide en tres bloques: estudios históricos, estudios literarios y estudios visuales. Si bien más allá de Irán no hay un hilo conductor claro entre los distintos capítulos, la obra está bien estructuada y, sobre todo, cubre temas prácticamente inéditos en castellano. Esta es sin duda la mayor virtud del libro: acercar a los lectores hispanohablantes aspectos muy diversos sobre la historia y la literatura persas que hasta ahora no habían tenido presencia en nuestro idioma, además de mostrar que la iranología española, inaugurada por el gran Joaquín Rodríguez, cuenta con una gran «cantera» de jóvenes investigadores. También hay contribuciones muy interesantes de investigadores procedentes de Irán que trabajan en universidades españolas. De algún modo, tengo la sensación de que el encuentro Imagen e Imaginario España-Irán, celebrado en la UAM en 2016 y al que tuve la suerte de asistir como espectador, sentó las bases de lo que después sería este libro. En la introducción, Fernando Camacho y Fernando Escribano hacen un breve repaso a la historia de la iranología española, una lectura indispensable para quien quiera conocer este modesto campo de estudios que, como decía, parece tener un gran futuro.

La sección de estudios históricos cuenta con cuatro capítulos que abarcan periodos y fenómenos muy diversos. En el primero, Fernando Escribano recorre cuatro siglos de relaciones diplomáticas hispanoiraníes deteniéndose en ciertas obras literarias que dejaron testimonio de distintas expediciones y embajadas. La primera de ellas es la Embajada a Tamerlán de Ruy González de Clavijo, uno de los primeros libros de viaje de la literatura europea y un testimonio interesantísimo de la diplomacia castellana medieval (la embajada tuvo lugar entre 1403 y 1406). A continuación, recorre las embajadas del siglo XVII, en especial la de García de Silva y Figueroa (1613). Como curiosidad, el fotógrafo Manolo Espaliú publicó una obra preciosa en la que sigue los pasos del embajador a través de Irán. Finalmente, Escribano se detiene en la crónica publicada por Adolfo Rivadeneyra, un aventurero al que la Primera República encargó una misión diplomática a Irán que se vio afectada por los acontecimientos políticos en España.

En el segundo capítulo, Fernando Camacho analiza la relación entre Irán e Hispanoamérica durante el siglo XX centrándose en la diáspora cristiana tras la Primera Guerra Mundial. El genocidio armenio y sus ramificaciones crearon un gran éxodo humano que también afectó a las comunidades cristianas presentes en Irán. Muchos cristianos orientales (armenios, asirios…) buscaron refugio en países hispanoamericanos y sentaron las bases de una diáspora que tendría presencia durante gran parte del siglo, especialmente en Argentina.

En el tercer artículo permanecemos en el siglo XX, si bien de vuelta en Irán. Javier Gil Guerrero recorre un proceso fundamental para entender la Revolución Islámica al que la literatura en castellano no ha prestado mucha atención: la resignificación de los rituales de Muharram que llevaron a cabo Jomeini y otros actores como Shariati o Taleqani. Javier Gil enfoca su análisis en Jomeini, que consiguió darle un carácter reivindicativo y activista al mito de Kerbala. Para quienes no estén familiarizado con el chiísmo, bastará saber que Kerbala hace referencia a una batalla que tuvo lugar en el año 680 [10 de Muharram del año de la Hégira 61] durante la segunda fitna o guerra civil en el califato islámico y que acabó con el martirio de Hussein, nieto de Ali, a manos de los omeya. En 1963 y 1978, Jomeini fue capaz de utilizar el mito de Kerbala para incitar protestas contra el régimen de los Pahlavi, a quienes asoció a los omeyas.

El siguiente capítulo está escrito por Laura Castro Royo, conocida en las redes sociales por su proyecto Las Plumas de Simurgh. Su texto nos lleva de vuelta al periodo antiguo y es una introducción muy detallada al zoroastrismo, la religión que existía en Irán antes de la conquista islámica. El capítulo es puramente divulgativo, y merece especial reconocimiento por la capacidad que tiene la autora de sintetizar y explicar conceptos complejos sin caer en simplificaciones (por ejemplo, rechaza usar términos como ángel, demonio, cielo o infierno, que otros divulgadores suelen usar pero que sin embargo ofuscan más que aclaran). El capítulo es muy recomendable para lectores con poco conocimiento sobre la religión mazdeísta que quieran acercarse a una introducción intelectualmente.

La sección sobre estudios literarios consta de cinco capítulos. En el primero de ellos, Samaneh Milani Tabrizi analiza el papel de las mujeres en una de las obras más importantes de la literatura persa, el Shahnamé o Libro de los Reyes, un poema épico escrito por Ferdosí alrededor del año 1000 de la era cristiana. Si bien la presencia femenina en la obra es discreta (al fin y al cabo, se trata de una épica medieval dominada por historias de batallas y heroismo), la autora es capaz de extraer conclusiones interesantes. Las mujeres en la obra, aunque tengan un papel secundario, no son meros sujetos pasivos y en muchas ocasiones sus actos son esenciales para el trascurso de la historia. Los personajes femeninos más importantes suelen pertenecer a la élite y, aunque en reducidas ocasiones adopten el papel de villanas, la autora concluye que en general las mujeres son presentadas de forma positiva.

El siguiente texto, de Fatemeh Hosseingholi Noori, está dedicado a Sirin, símbolo de la perfección femenina en la obra uno de los personajes de la obra La Leyenda de Cosroes y Sirín, del poeta Nezamí Ganyaví (siglo XIII de la era cristiana). Antes del análisis, la autora nos ofrece una breve esquematización de cómo las mujeres han aparecido retratadas en la literatura persa tradicional: bien de forma estética, centrándose en su belleza; bien de forma negativa, haciendo incapié en la supuesta inferioridad femenina; o bien de forma idealizada, presentando a los personajes femeninos como una síntesis de virtudes humanas. Según Fatemeh Hosseingholi, la Sirin representada por Ganyaví pertenece a la tercera categoría, y se trataría incluso de la protagonista principal de la obra por encima de Cosroes. Sirin es un personaje cargado de virtudes y con capacidad de acción, que contrasta con Cosroes, muy apegado a las pasiones y que comete acciones cuestionables o con Farhad, el tercer protagonista del triágulo amoroso que se limita a amar a Sirin de forma platónica. Si bien no puedo opinar sobre el análisis del capítulo, pues no he leido la obra de Ganyaví, la autora me ha hecho quedarme con muchas ganas de hacerlo.

Lámina de Cosroes descubriendo a Sirín bañándose en el río.
Cosroes y Sirin

El próximo capítulo nos lleva de vuelta a las embajadas del siglo XVII, si bien en este caso se trata de un viaje en dirección contraria. Baharak Akradlu escribe sobre las Relaciones de don Juan de Persia, una obra interesantísima. Juan de Persia es el nombre que adoptó Uruch Bech, uno de los representantes de la corte safávida en la embajada enviada a Europa entre 1599 y 1602. Los safávidas trataron infructuosamente de asegurar una alianza anti-otomana con el papado y algunos reinos cristianos occidentales. Uruch Bech acabó quedándose en España, convirtiéndose al cristianismo y, con la ayuda de su amigo Alfonso Remón, publicó un excepcional libro de viajes. Tal y como explica Baharak Akradlu, la obra cumple con todas las características de la literatura de viajes, pero además presenta características totalmente únicas e innovadoras. El protagonista de la obra, al fin y al cabo, no es un europeo que parte de viaje a Oriente y cuenta sus experiencias, sino un iraní que ha viajado a Europa y se ha convertido al cristianismo. La obra escrita con los lectores europeos en mente, de modo que los autores adaptan su discurso al público, pero al mismo tiempo la relación con el Otro es mucho más rica y compleja que en los textos habituales. Al fin y al cabo, Juan de Persia conocía la cultura que describe. Lo exótico y lo maravilloso, en definitiva, se presentan aquí de una forma muy original.

Del siglo XVII pasamos a finales del XIX y principios del XX de la mano de Javier Hernández Díaz. Su capítulo, el más extenso del libro, es un análisis de la poesía iraní del periodo de la revolución constitucional (1906). La revolución no solo cambió la política iraní sino que afectó profundamente al panorama literario, que se renovó por completo. La poesía, el género literario que tradicionalmente ha predominado en la lengau persa, estaba un tanto anquilosada durante el periodo de la dinastía Qajar. Sus formas eran excesivamente rígidas, y su contenido solía ser una celebración acrítica y exagerada de las virtudes de la élite gobernante (los poetas, al fin y al cabo, tienen que comr). Sin embargo, el terremoto político de la revolución de 1906 tuvo su contrapartida poética. Muchos poetas experimentaron con nuevas formas y, lo que es más importante, adoptaron un tono crítico y comprometido que no había existido anteriormente. La patria y el dolor por su decadencia se convirtieron en temas privilegiados. Para ilustrar esto, Javier Hernández nos ofrece varias traducciones inéditas y anotadas de poemas del periodo, una contribución excepcional y una fuente primaria muy valiosa para estudiantes de historia que quieran entender el contexto intelectual de la revolución de 1906.

El último capítulo de la sección se complementa perfectamente con el de Javier Hernández y además sirve de broche cronológico a los estudios literarios. Najmeh Shobeiri realiza un recorrido introductorio aunque detallado de la literatura iraní a lo largo del siglo XX. La autora contextualiza rápidamente las características de la producción literaria durante la época Qajar, durante el periodo constitucional (reseñado por Javier Hernández en el capítulo anterior), y los reinados de Reza Pahlavi y su hijo Muhammad Reza. La mayor parte del capítulo, no obstante, está dedicada a la literatura de la época que sigue a la revolución de 1979. La autora recorre los géneros más populares y significativos y ofrece breves traducciones de algunos versos. En general, tras la revolución y pasado un periodo de exaltación (tanto por parte de defensores como detractores del nuevo régimen) la literatura adquirió un carácter más social, mientras que paralelamente iban surgiendo otros géneros alejados de la tradición.

La última sección del libro está dedicada a los estudios visuales, fundamentalmente al cine, aunque también hay un capítulo dedicado a la novela gráfica. En el primer capítulo, Nadereh Farzamnia Hajardovom repasa la historia de la censura en el cine iraní. El capítulo comienza con un breve recorrido a través de la historia cinematográfica persa y de la censura durante la época de los Pahlavi, para a continuación centrarse en el periodo posrevolucionario. La llegada de los jomeinistas al poder provocó una «islamización» del cine y un mayor control estatal sobre la producción audiovisual. Esto no solo implicó una censura de los contenidos moralmente dudosos desde el punto de vista del régimen, sino un control de clos temas y mensajes transmitidos por los films. El «Nuevo Cine» iraní contaba con un carácter moralizante y criticaba duramente al régimen anterior. Los reglamentos estatales fueron especialmente estrictos (y en muchas ocasiones incoherentes) hasta la muerte de Jomeini en 1989, si bien todavía se mantienen. Una de las consecuencias de la censura y de estos reglamentos es que los directores y guionistas iraníes han desarrollado un lenguaje muy creativo para esquivar la censura, como evidencia el éxito de creadores como Abbas Kiarostami.

Farshad Zaedi analiza el cine iraní creado por mujeres, deteniéndose en particular en las películas Dos Mujeres , de Tahmineh Milani (Do Zan, 1999) y La prisión de las mujeres, de Manijeh Hekmat (Zendan-e zanan, 2002). El capítulo también repasa la visión de las cineastas en el exilio, y de las visión de las mujeres de algunos directores de género masculino que han dirigido películas centradas en personajes femeninos. En el siguiente capítulo, Elena Pérez Elena se centra en la obra de la novelista gráfica Marjane Satrapi, muy conocida por su obra Persépolis, que fue adaptada en un film. Persépolis es, de hecho, la obra que ocupa la mayor parte del análisis. Elena Péreza repasa cómo la novela gráfica aborda distintos periodos de la historia de Irán y cómo Satrapi es capaz de enlazarlos con su autobiografía y su historia familiar, consiguiendo además acercar la historia reciente iraní al público occidental no familiarizado de uan forma mucho más cercana y personal que cualquier documental o manual de historia.

El penúltimo capítulo se centra en varias películas que no he visto, de modo que no puedo ofrecer un comentario con sustancia. Majid Sarsangi y Hamed Soleimanzadh analizan la representación de la realidad en el cine de Kiarostami, particularmente en las películas Close-up y en la trilogía de Koker. Por último, Maryam Haghroosta y Elaheh Nourigholamizadeh realizan un análisis crítico del discurso de la película Nader y Simin, del director Asghar Farhadi, la primera película iraní en ganar un Óscar. Las autoras introducen el marco teórico haciendo énfasis en dos conceptos: la identidad nacional (como «el más alto nivel de entre las identidades de una persona» y el que «disfruta de más estabilidad y firmeza») y el cine nacional, entendido como aquel que participa de la cultura colectiva del país. Tras el análisis del film, las autoras concluyen que este refleja las transformaciones en la identidad nacional iraní desde la revolución y que muestra en parte las diferencias entre la forma de sentirse iraníes de las clases media y baja.


Miradas de Irán es, en definitiva, una colección muy interesante y variada de capítulos sobre la historia y la cultura iraníes. El libro no solamente recorre distintos periodos y medios, sino que además sirve de muestra de los temas y enfoques que la iranología española está adoptando en los últimos años. Si bien se echa de menos un capítulo que hilvane los distintos temas tratados en la obra, el libro es una contribución necesaria y mas que bienvenida al panorama académico español. Por otra parte, la mayoría de los capítulos cuenta con un estilo muy ameno y accesible para un público no especializado, de modo que cualqueir lector interesado en el mundo iranio podrá disfrutar de su lectura.

Indicadores sanitarios en Oriente Medio

En esta página voy a recopilar algunos datos interesantes ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud. La OMS ofrece los datos de estos indicadores para todos los países, yo me he limitado únicamente a recogerlos y organizarlos en estas páginas. Al final de cada tabla ofrezco el dato relativo a España, por tener un elemento familiar con el que comparar.

Creo que estos dos indicadores que ofrezco (hospitales y médicos por 10.000 habitantes) nos permiten entender algunas de las diferencias en la salud pública de los países de la región. Por supuesto estos no son los únicos indicadores disponibles (aquí está toda la lista, hay más de 100), y como siempre hay que tener cuidado con los datos, ya que la metodología con la cual se recogen no está del todo clara. Y además, siempre debemos recordar que la salud pública no depende solo de la infraestructura y el personal, sino que hay muchos determinantes que influyen en ella.

Camas por 10.000 habitantes

PaísDatoAño
Turquía26.562013
Siria152014
Líbano28.52014
Israel30.922013
Egipto15.62014
Arabia Saudí26.52014
Jordania142015
Kuwait20.42014
Bahréin20.32014
Qatar122014
Emiratos11.52013
Oman15.82014
Yemen7.12014
Irak13.82014
Iran152014
España29.652013
Fuente: Organización Mundial de la Salud (2020)
Hospitales/10.000 habitantes.
Mapa elaborado en la web de la OMS con sus datos

Nota: el dato del Líbano me ha parecido sorprendente, pero por lo visto el problema en Líbano no es el número de camas disponibles, sino el hecho de que la gran mayoría de ellas son de hospitales privados a los que la población más vulnerable no tiene acceso.

Médicos por 10.000 habitantes

PaísDatoAño
Turquía18.492017
Siria12.872016
Líbano21.042018
Israel46.252018
Egipto4.522018
Arabia Saudí26.122018
Jordania23.242017
Kuwait26.462015
Bahréin9.262015
Qatar24.852018
Emiratos25.282018
Oman20.32018
Yemen5.252014
Irak7.082018
Iran15.842018
España38.722017
Fuente: Organización Mundial de la Salud (2020)

El Gobierno del Jurista (Velayat-e faqih)

Nota: este texto está extraido y adaptado de mi artículo sobre la Revolución Islámica de Irán. He decidido publicarlo como artículo independiente para tener una referencia enlazable a mano, ya que el artículo de la Wikipedia en español sobre el tema es una traducción automática bastante mala.

El velayat-e faqih es un concepto específicamente chií; si no estáis familiarizado con la jerarquía del chiísmo os recomiendo leer mi texto sobre los ayatolás.

Velayat e-faqih podría traducirse más o menos como tutela o gobierno del jurista islámico o del alfaquí. El concepto no lo inventó Jomeini, aunque él es sin duda su máximo exponente.

Jomeini escribió “Gobierno Islámico” en 1971. El modelo que propone está parcialmente inspirado en la “República” de Platón. Jomeini, como Platón, concibe una sociedad donde los filósofos, austeros, eruditos, y desprovistos de ambiciones materiales, son los gobernantes. En su versión, los filósofos son los intérpretes de la ley islámica. Esta ley, otorgada por Dios, deberá aplicarse hasta el final de los tiempos. Aunque a lo largo de la historia los clérigos chiíes jamás detentaron ningún poder, esta idea basa su legitimidad en el legado del califa Alí y sus sucesores. Tras la “ocultación” del duodécimo Imán, los clérigos y jueces chiíes se convirtieron en sus teóricos representantes en la tierra.

Si queréis saber más, os recomiendo mirar su Gobierno Islámico,  en especial la tercera sección del libro, “la forma de gobierno islámico”. El texto completo en español puede encontrarse en este enlace. La palabra clave del texto es “ley”. Sustituid faqih (interpreté de la ley islámica, juez) y fuqaha (jueces) por sus equivalentes en español, y todo tendrá muchísimo más sentido. La ley y el orden están de moda en todas partes y en todas épocas. La cuestión siempre es qué ley, y quién puede interpretar esa ley.

Es necesario recordar que los velayatis o jomeinistas no representaban a todos los clérigos en 1979, y de hecho la suya era una posición minoritaria. Por un lado, había una sección conservadora y quietista que consideraba que la religión no debía mezclarse con la política, encabezada por el marya (escalafón superior del chiísmo) Shariatmadari. De igual modo, existían ayatolás progresistas como Taleqani o en menor medida Mutahhari que defendían un orden democrático y parlamentario sin la tutela de un grupo de juristas islámicos.

En la actualidad el velayat-e faqih es la doctrina oficial de la República Islámica de Irán. No obstante, el gran ayatolá Sistani, el más influyente marya en la actualidad, no parece simpatizar con la idea. En otras palabras: el chiísmo no establece que la sociedad deba ser regida por un líder supremo con credenciales religiosas; se trata de una interpretación moderna instrumentalizada por Jomeini y sus seguidores.

¿Qué ha pasado en Iraq? (3 de enero de 2020)

Esto es una guía rápida, cuñada e informal para que todo aquel que no sepa de dónde surge la actual escalada de tensión entre Irán y EEUU. Originalmente era un post de Facebook que intentaba ser una síntesis breve y entretenida. No debe ser tomada muy en serio. Si quieres saber más te recomiendo mis textos Otoño de protestas en Irak y La disputa por Irak entre Irán y Estados Unidos.

Nota: escribo Iraq con Q en esta web porque, independientemente de lo que digan la RAE y la guía de estilo de El País, me parece que la Q es mejor para representar la letra ق


En los últimos 10 años la influencia de EEUU en Iraq ha ido disminuyendo a la vez que aumentaba la de Irán.

Irán, país vecino de Iraq, estuvo enfrentado a éste en una larga y cruenta guerra entre 1980 y 1988, una guerra que dejó decenas de miles de muertos en ambos países y que se resolvió sin que la situación cambiase mucho aparentemente. No obstante, la guerra sirvió para que el régimen revolucionario se consolidase en Irán: los disidentes fueron purgados sin piedad, y la gente joven que podía liarla fue sacrificada en el frente en las famosas «mareas humanas» antiminas.

Avanzamos a 2003. EEUU invade Iraq. Hussein es sustituido por un nuevo gobierno que no funciona muy bien. Corruptelas, saqueos, muerte y destrucción y una breve pero intensa guerra civil intersectaria en 2006. EEUU acaba perdiendo interés en Iraq y entre 2007 y 2011 se piran.

Más o menos por esas fechas (2004-2011) una célula local de Al Qaeda empieza a actuar por su cuenta y se escinde (los motivos de la escisión dan para otro artículo), denominándose Estado Islámico de Iraq. El EII actúa por la provincia de Ambar y las zonas fronterizas del Oeste, y cuando estalla la guerra civil en Siria amplian su área de operaciones. Nace así el famoso Estado Islámico de Iraq y Siria, el ISIS o Daesh.

En 2014 el Daesh es fuerte. Tan fuerte que consigue ocupar Mosul, una de las principales ciudades del norte de Iraq. Aparte de genocidar a los yazidíes y a un montón de gente, pero por desgracia la muerte masiva de minorías étnicas suele ser irrelevante para los amantes de la geopolítica.

¿Quién ayudó al gobierno de Iraq a retomar el control de la situación? EEUU estaba entretenido en otros asuntos, y la existencia del Daesh favorecía en aquel momento su estrategia en Siria (debilitar al régimen sin mucho coste). Ojo, no quiero decir que el Daesh sea creación de los yankis, sino que estos les dejaron hacer por motivos estratégicos. De modo que Irán se encargó de llenar ese vacío.

El desaparecido Qasem Soleiman. Foto oficial del gobierno iraní

Las PMU, «popular mobilization units» surgen en este contexto. Se trata de una unión de milicias y grupos paramilitares, la mayoría chiíes. Armados, entrenados y financiados en gran parte por el régimen de los ayatolás, las PMU (dirigidas por el general Soleimani, al que acaban de matar) consiguieron éxitos notables contra el Daesh. Vaya, que liberaron Mosul. Las PMU también se han enfrentado a los Peshmerga y los soberanistas kurdos del norte.

En otras palabras: ante la descomposición y la desmoralización del ejército iraquí en 2014, una nueva fuerza controlada por una potencia extranjera y con un marcado caracter sectario se convierte en la principal cuerpo armado del país. Entre otras cosas, consiguieron echar a los bárbaros del Daesh cuando estos amenazaban con romper Iraq en dos.

Las PMU, en definitiva, salvaron el culo al Estado iraquí. Por eso la respuesta de las autoridades civiles y religiosas en Iraq ha sido casi unánime: al bombardear las bases de Kata’eb Hezbolá (una milicia de las PMU ligada a Hezbolá e Irán) y matar a Soleimani, los EEUU han violado la soberanía iraquí y les han metido en un buen lío.

¡PERO AÚN HAY MÁS!
Resulta que desde octubre de 2019, Iraq vive una oleada de manifestaciones sin precedentes. Muchísimas personas han salido a las calles en los últimos meses protestando por la corrupción, la falta de empleo y oportunidades y la mierda de situación económica y social que vive el país. Para que os hagáis una idea: hace un par de veranos el sur de Iraq vivió cortes de electricidad, temperaturas de más de 45º y una plaga de cucarachas gigantes.

Las manifestaciones han sido reprimidas con mucha dureza. Los carabineros de Chile son aficionados al lado de las fuerzas represivas iraquíes… comandadas por iraníes e integradas por algunos miembros de las PMU, Soleimani incluido. En apenas dos meses han muerto varios centenares de manifestantes, que se dice pronto.

Protestas de 2019 en Bagdad. Foto: Ameer al Mohammeddaw

El movimiento, a pesar de la represión, logró alguna victoria simbólica, como forzar la dimisión del primer ministro. También ha dado cierta cohesión a muchos iraquíes que pasan de movidas sectarias, e incluso ha hecho que surjan medios de comunicación alternativos y se produzcan bonitas muestras de solidaridad entre ciudades.

Todo esto, por desgracia, parece que se va a acabar. Pase lo que pase, el Estado iraquí no se va andar con chiquitas a la hora de «pacificar» sus calles. Se masca la reacción nacionalista, lógica cuando una potencia extranjera bombardea tu país como si fuera su patio trasero. La influencia de Irán va a crecer a corto plazo. El gran ayatolá Sistani, que apoyaba las prtestas, se ha situado del lado del gobierno. Las milicias están desatadas y en el nombre de la unidad y el antiimperialismo no se van a cortar un pelo a la hora de reprimir a los suyos.

No puedo decir mucho más sin irme por las ramas. En fin, que las verdaderas víctimas aquí son los iraquíes, que van a ver como su país se convierte una vez más en el escenario de una competición de ver quién la tiene más grande

* * * * *

Puntos clave que se me ha olvidado mencionar:
– EUUU ha bombardeado cosas sin criterio porque se acercan elecciones. No parece que tengan una estrategia coherente. Mi apuesta cuñada es que se acabarán retirando de Iraq.


– Soleimani no era un angelito. Además de su rol en las PMU, ha dirigido operaciones bastante cruentas en la guerra de Siria. Su muerte es un palo para Irán, que pierde uno de sus generales más capaces, aunque gana un mártir y un héroe para el régimen.


-Irán está en una situación interna jodida, con muchísimas protestas y un descontento evidente en parte de la población. Las sanciones hacen pupita. Habrá que ver si la muerte de Soleimani sirve de aglutinante, aunque no creo.

-Me llama la atención que pocos medios enfaticen que el ataque tuvo lugar en Iraq. Es decir, más allá de una acción contra un objetivo iraní de alto rango, se trata de una (otra) violación de la soberanía y el espacio aéreo iraquí y un ataque contra sus infraestructuras básicas.

Nasser, el hiyab, las mujeres iraníes, y opinar sin saber

No tenía pensado escribir este artículo, pero creo que puede ser útil. Salgo de mi tono habitual y me pongo un poco polémico. He observado en las redes sociales la tendencia a compartir el video del discurso de Nasser sobre el hiyab hace medio siglo, a menudo para tratar de demostrar que Oriente Medio era una región más progresista cincuenta años atrás. El vídeo en cuestión es este. El texto añadido es de Russia Today, que tiene una agenda muy específica con respecto al islam y Oriente Medio (just sayin’).

Me molesta bastante el uso del vídeo porque suele estar descontextualizado. No se explica quién era Nasser o por qué da ese discurso. También me toca las narices que muchos de los que lo comparten piensen que en la actualidad el hiyab es obligatorio en Egipto. No lo es. Las mujeres que lo llevan lo hacen bien por voluntad propia, bien por presión social o familiar, pero no obligadas por el Estado.

He visto también que la mayoría de las veces que se discute sobre el pañuelo islámico en las redes sociales la opinión de sus usuarias no importa en absoluto. «No haría llevar eso a mi mujer ni en broma» escribía hoy un iluminado en Facebook. Colega, tu mujer llevará lo que le dé la gana, no lo que tú le pongas.

En fin, vayamos por partes.

¿Quién era Nasser?

Gamal Abdel Nasser fue el presidente de Egipto entre 1956 y su muerte en 1970. No llegó al poder de forma democrática, sino mediante un golpe de Estado con un grupo de militares conocido como los «oficiales libres» que derrocó a la monarquía impuesta por los británicos en 1952. Se autoproclamó presidente en el 56, aunque en la práctica llevaba gobernando el país desde la revolución.

El giro autoritario de Nasser se hizo más pronunciado después de que un miembro de los Hermanos Musulmanes lo intentara asesinar en 1954. Gobernó como un buen militar populista: encarceló, torturó y ejecutó a sus opositores, a la vez que concedía subsidios sociales y puestos de trabajo para las capas más desfavorecidas de la población. Fue el fundador del régimen que hoy día domina Egipto: un aparato militar con enormes intereses en la industria del país y otros sectores económicos estratégicos, con una economía dirigida por el Estado y un sistema político aparentemente democrático en las formas pero no en la esencia.

Gamal Adbul Nasser HusseinQue su sonrisa de galán no te engañe: Nasser no era un angelito.

Nasser también fue un líder muy popular dentro y fuera de Egipto por la humillación a la que sometió a los ingleses y los franceses cuando nacionalizó el Canal de Suez. La ideología de Nasser era el llamado «modernismo laico», de la que hablo extensamente en este artículo. También hablo del propio Nasser en ese texto. Nasser consiguió expulsar a los británicos de Egipto, que alcanzaba así la independencia plena. Umm Jaltum, diosa de la canción egipcia, dedicó varios temas elogiando al presidente. Eso lo dice todo. Ahora bien, que un líder sea popular y carismático no implica que sea un demócrata. A mí los dictadores no me gustan, no sé a vosotros.

¿Quiénes son los Hermanos Musulmanes y qué relación tenían con Nasser?

Los Hermanos Musulmanes o la Hermandad Musulmana (en adelante HHMM) es una organización político-religiosa fundada en Egipto hace más de 70 años. Hablo de ellos y de su ideología en este otro artículo. Tras la revolución de 1952, los HHMM trataron de conseguir el poder, o al menos de hacer demostraciones de fuerza para que el nuevo régimen pasara legislación acorde con su visión de la sociedad. Es decir, una islamización de la sociedad dirigida por el Estado y tratamiento a las minorías como describe el Corán (dhimmíes). Rollito totalitario, vaya.

Lo interesante de los HHMM es que no son una organización estrictamente conservadora. Su visión del islam, como explico en el artículo enlazado arriba, es fruto de la modernidad, no de la tradición. Sus fundadores no son juristas islámicos sino profesores y funcionarios. Para ellos la religión es política, mientras que los ulema de Al Azhar (la principal universidad religiosa en Egipto) eran más bien apolíticos.

A pesar del emblema, los Hermanos Musulmanes, no son una organización terrorista y la violencia nunca ha sido su medio para realizar su visión.Emblema de los Hermanos Musulmanes. Muy simbólico, como queriendo decir «la letra con sangre entra». (No son una organización terrorista aún así, y no han utilizado nunca la violencia)

Como decía antes, en 1954, un miembro de la Hermandad trató de asesinar a Nasser mientras daba un discurso. Eso hizo que la mayoría de sus miembros fueran encarcelados, incluyendo el famosísimo Sayyid Qutb, uno de los más importantes ideólogos del islamismo del siglo XX. He dedicado dos artículos a Qutb, uno sobre su vida antes de la prisión y otro sobre su evolución intelectual en las celdas de Nasser. La Hermandad Musulmana también tenía una sección femenina, y hablo de una de sus integrantes al final de este artículo.

Cuando Nasser da su discurso en 1958, la mayoría de los miembros de los HHMM están muertos o pudriéndose en prisión. El discurso es una afirmación de su victoria, y de la superioridad de su ideología (un laicismo para las clases medias y altas) sobre el populismo religioso de los HHMM. Hay que saber leer los textos históricos. Claro que obligar a las mujeres a llevar el hiyab está mal, pero lo que está haciendo Nasser en su discurso es un alarde de fuerza. No es un campeón de la causa feminista.

A vueltas con el islam y el pañuelo

Lo que más me fastidia de las conversaciones en las que suele salir este video es el pésimo nivel de la mayoría de sus participantes. La mayoría asumen que los países musulmanes son una especie de bloque homogéneo, donde la evolución política y social es uniforme y simultánea. Por eso no dudan en poner este vídeo en relación con Irán o Arabia Saudí, COMO SI EGIPTO, IRÁN Y ARABIA SAUDÍ FUERAN LO MISMO.

¡No, señores, no tienen nada que ver! Obviamente cada país es un mundo, y en Irán el velo es obligatorio y en Arabia saudí hasta hace poco la policía moral iba con un palo asegurándose de que las mujeres fueran apropiadamente vestidas, pero hay muchos otros países con mayoría musulmana donde el velo no es obligatorio por ley. Egipto, el país de Nasser, es uno de ellos.

Sin embargo, hay algo todavía mucho más molesto, y es asumir que las mujeres de los países musulmanas son pobrecitas desgraciadas sin libertad que deben de algún modo ser rescatadas. De nuevo: ¡No, señores! Hay unos 500 millones de mujeres en todo el mundo que profesan el islam, y generalizar sobre ellas es de ser unos paletos bocazas. A esos señores (y alguna esporádica señora, aunque por lo general suelen ser menos) les pregunto, ¿habéis hablado alguna vez con una musulmana? (¿o con alguna mujer que venga de un país de mayoría islámica?)

Yo sí, y hay de todo. Lo bonito de los seres humanos es que somos complejos y tenemos opiniones y gustos muy distintos. He conocido mujeres que llevaban velo en Occidente «por no hacerle un feo a sus padres», pero que en realidad lo odian. He conocido mujeres que llevan el velo porque es parte de su religiosidad y su identidad y lo llevan porque quieren. He conocido mujeres que en cuanto han llegado a Occidente han dejado de llevarlo porque estaban hartas de ser obligadas a tener un código de vestimenta en sus países. He conocido mujeres que, sin ser especialmente religiosas, lo llevan por tradición y costumbre. Todas tienen sus motivos para llevar el velo o no, y no somos quiénes para juzgar sin saber. Hay millones de historias, y generalizar alegremente sobre las mujeres con velo es propio de ignorantes. Obviamente, yo tengo mi opinión sobre el tema, pero como no soy una mujer musulmana, no creo que sea relevante y me la voy a guardar.

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¿Por qué ha aumentado el uso del velo en algunos países islámicos? Hay muchísimos motivos. Una respuesta posible (de muchas) es que puede deberse al fracaso del modernismo laico como ideología. Sadam Hussein y los al-Assad serán todo lo nacionalistas panárabes que queramos, pero sus regímenes no se caracterizan precisamente por las libertades civiles.

Las mujeres en Irán antes de la revolución

Algo que también abunda en las redes sociales son listos que cuelgan una imagen de alguna mujer de clase alta en Irán en los años 60 y dice algo así como que con el sha se vivía mejor y que hay que ver qué pena Irán convertida en una dictadura religiosa. Correcto, Irán es un régimen clerical donde no hay libertad política, se prohíben ciertos libros, hay censura de Internet, el hiyab es obligatorio y se ahorca a los homosexuales (aunque el Estado pague las operaciones de cambio de sexo a los transexuales). ¡Pero con el sha no se vivía mejor! ¿Por qué creéis que hubo una revolución en primer lugar?

El sur de Tehrán estaba atestado de pobres desempleados afectados por la «brillante» Revolución blanca del sha, que les había dejado sin trabajo en el campo. El régimen de los Pahlavi no proveía de servicios sociales a estas personas, que encontraron cobijo, apoyo y alimento en las mezquitas. Los jomeinistas lo sabían y cuando se hicieron con el poder construyeron escuelas, hospitales, alcantarillado y dieron derechos laborales que con el sha no había. ¡Había que mantener contenta a la base! ¡Los regímenes autoritarios hacen eso constantemente! Lo hizo Nasser, lo hizo Franco, lo hizo Gadafi, lo hizo Saddam, lo hace Kim Jong-Un, y lo han hecho muchos más.

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Mujeres iraníes en la universidad de Teherán antes de la revolución. Estas mujeres no pasaban hambre y se podían permitir ropas bonitas.

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Mujeres iraníes antes de la revolución, en una barriada chabolista del sur de Teherán. Estas no se podían permitir vestidos bonitos y, oh, sorpresa, llevan velo.

Muchas mujeres protestaron contra la obligatoriedad del velo, pero muchas otras protestaron a favor. De hecho, se podría decir que las mujeres pobres (religiosas y conservadoras por lo general) se «vengaron» de las de clase media urbana, de las intelectuales, de las universitarias que no vivían en chabolas y que no pasaban hambre. La idea de regular la vestimenta femenina en Irán, no obstante, no era nueva. El padre del último sha, Reza Pahlavi, prohibió el uso del velo en 1936. Esto no liberó a las mujeres, sino que hizo que en los hogares conservadores las mujeres no salieran de casa. La prohibición acabó con la invasión anglorrusa en 1941. El problema del despotismo ilustrado, del «todo para el pueblo pero sin el pueblo» es que suele causar resentimiento hacia la ideología gobernante.

Todo esto y mucho más lo he contado en detalle en mis artículos sobre Irán en este blog y en El Orden Mundial, así que no me repetiré. Una reflexión para concluir:

Si impones una religión, la gente acaba harta. Si la prohíbes, generas curiosidad y la gente se vuelve religiosa para protestar. A pocas iraníes he visto en Occidente llevando velo, y en las últimas semanas ha habido importantes protestas de mujeres en Irán al respecto del velo. A la generación de mis padres la obligaron a ir a la iglesia, y gran parte de los jóvenes españoles de zonas urbanas hemos sido educados en el ateísmo. En Polonia, por el contrario, el catolicismo estaba perseguido, y por eso la mayoría de los polacos en la actualidad son católicos practicantes. Acción-reacción.

Por eso, y con esto termino, no hay que imponer ni prohibir nada. Tan absurda es la obligatoriedad del velo en Irán como la prohibición del hiyab y del burkini en Francia. Las mujeres deben ser libres de elegir cómo quieren vestir. Las mujeres musulmanas no necesitan que vengamos desde occidente a liberarlas o darles lecciones.

Amigo, antes de emitir una opinión sin fundamento, infórmate, pregunta a las afectadas, replantearte los conceptos de libertad personal, y piensa durante diez segundos antes de abrir la boca o pulsar «intro». El mundo te lo agradecerá.

Vigencia del Choque de Civilizaciones de Samuel Huntington

Vídeo de mi ponencia en el marco de la conferencia «Desde el pensamiento global en las Relaciones Internacionales hacia la actuación nacional: lecciones para El Salvador y Centroamérica», organizada por la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de El Salvador el 16 de noviembre de 2017.

Debido a problemas técnicos, mi participación tuvo que realizarse a través de este vídeo y no de una llamada de Skype como estaba inicialmente previsto. Lo grabé en mi casa en Oldenburg (Alemania) el día anterior.

Texto relacionado: Huntington y el nuevo orden mundial, en El Orden Mundial. Son los mismos argumentos, desarrollados de otra forma.

Luces y sombras del Qatar contemporáneo (y III)

Último artículo de la serie. Aquí puedes encontrar el primero y el segundo. Hoy hablaremos de las últimas cuatro puntos débiles de Qatar: los derechos de los inmigrantes, la ausencia de libertad de prensa, el giro intervencionista en la política exterior, y algunos problemas de imagen relacionados con el Mundial de fútbol de 2022.

5 debilidades de Qatar

2 – Derechos de los inmigrantes

Solo el 20% de los habitantes de Qatar poseen la nacionalidad, y aquellos que trabajan lo suelen hacer en el sector público. El resto de la población se compone de inmigrantes o “trabajadores invitados” de una amplia variedad de nacionalidades, convirtiendo a Qatar en uno de los países del mundo con mayor porcentaje de población extranjera. El status social de los migrantes está determinado por su lugar de origen y ocupación: los trabajadores cualificados occidentales están mejor vistos que los obreros de la construcción de la India.

La mayoría de los inmigrantes vinenen del sur de Asia, especialmente de India y Nepal, y de las Filipinas. Según un estudio de Ganesh Seshan, el migrante promedio en el año 2007 era un varón de 30 años con educación secundaria empleado en el sector de la construcción y viviendo en un campamento de trabajadores. Este migrante medio se las apañaba para enviar a casa (habitualmente a sus padres) más del 40% de sus ingresos, ahorrando lo que podía del resto para construir una casa en su país natal y dar una edicación a sus hijos. Las mujeres extranjeras están menos pagadas en comparación con los hombres, y son menos capaces de enviar dinero a casa o de ahorrar.

458cb9d2-8c5a-4e69-964f-8391d612a6e6-2060x1236Trabajadores inmigrantes en Qatar al final de su jornadalaboral. Pete Patisson

Independientemente de su lugar de origen o estrato social, los trabajadores extranjeros en Qatar son altamente dependientes de su empleador o “sponsor”, que debe autorizarles a cambiar de trabajos si desean hacerlo antes de que termine su contrato laboral. Además, estos “trabajadores huéspedes” deben obtener un permiso de salida de sus jefes antes de que puedan salir del país, lo que les hace vulnerables a los caprichos de sus empleadores, como ha denunciado Human Rights Watch.

Los contratos laborales tienen por lo general una duración de entre uno y tres años, aunque algunas empresas no especifican el tiempo. Una nueva ley aprobada en 2015 estableció que en caso de que no se fijase un periodo de trabajo en el contrato los trabajadores deberán permanecer 5 años con su empleador. Se espera que los migrantes vuelvan a sus países una vez expire su contrato, pero algunas empresas están valiéndose de la ley para retener a sus trabajadores en condiciones de explotación. Algunos empleadores llegan a confiscar los pasaportes de sus trabajadores, una práctica ilegal que no es siempre perseguida por las autoridades.

Qatar se vio obligado a aprobar una nueva ley sobre los trabajadores extranjeros cuando la prensa occidental comenzó a criticar la situación. Desde 2013, el diario The Guardian ha publicado una serie de noticias en las que se denuncia el maltrato y la explotación que sufren los trabajadores nepalíes y su alarmante tasa de fallecimientos en accidentes laborales. Otros medios como la BBC se han hecho eco de las quejas, y varias ONGs como Amnistía Internacional han realizado informes especiales sobre el tema.

La nueva ley, sin embargo, no ha cumplido las expectativas de las organizaciones en defensa de los Derechos Humanos, que siguen criticando las políticas laborales de Qatar. Amnistía ha publicado un duro informe (en español) en el que analiza los defectos de la ley y exige al gobierno de Qatar que:

Procedan a abolir el permiso de salida para que los empleadores no tengan autoridad alguna para interferir arbitrariamente en la libertad de circulación de los trabajadores y trabajadoras migrantes; apliquen una prohibición inequívoca de la confiscación de pasaportes y exijan que todos los empleadores proporcionen a cada trabajador un espacio seguro y que pueda cerrarse con llave para guardar individualmente su pasaporte; y garanticen que los trabajadores pueden cambiar de empleo sin necesidad del permiso de su empleador actual”.

Si el bloqueo de Qatar se alarga mucho y afecta su economía, es de esperar que se produzca un descenso en el número de trabajadores que buscan oportunidades en la península, pudiendo producirse una escasez dramática de mano de obra cinco años antes del Mundial de fútbol.

3- Censura de la prensa

El gobierno de Qatar comenzó una campaña para defender, al menos de boquilla, la libertad de expresión, estableciendo en 2008 del Doha Center for Media Freedom (DCMF), una organización con el objetivo de trabajar a favor de “la libertad de prensa y el periodismo de calidad en Qatar, Oriente Medio y el mundo” mediante la protección de periodistas amenazados en todo el globo.

No obstante, algunos de sus colaboradores han sido muy críticos con el Centro. Un antiguo trabajador, Ole Chavannes, dimitió y se quejó sobre el rechazo del Centro a ayudar a periodistas enfrentándose a cárcel y torturas. Según cuenta en una carta abierta, el DCMF es solo una fachada, “… un juego político en el que Qatar puede mostrar al mundo que está apoyando una iniciativa progresista, a la vez que mantiene [al DCMF] lo suficientemente pequeño como para impedir que produzca ningún cambio significativo”.

Robert Mènard, el primer director del DCMF, dimitió tras llevar menos de un año en el puesto. Su segundo director, Jan Keulen, fue despedido a finales de 2013. En una entrevista concedida más o menos un año antes de que fuera rescindido, Keulen era sorprendentemente franco y directo sobre la ausencia de una prensa libre en Qatar y la auto-censura que existe entre los periodistas que trabajan en Qatar, especialmente porque muchos ellos no son qataríes y temen que sus permisos de trabajo puedan ser revocados.

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Skyline de Doha. Collegiate Model UN

Aunque la censura fue oficialmente abolida en 1995, Al Jazeera se abstiene de criticar abiertamente a la dinastía al-Zani. Al fin y al cabo, la cadena debe su existencia a su apoyo y además es una de las principales herramientas de su política exterior, como algunos de los críticos de la cadena han señalado, especialmente tras de la Primavera Árabe de 2011. Por ejemplo, la cobertura de la Hermandad Musulmana en Egipto por parte de la cadena ha sido percibida por el gobierno de al-Sisi como una interferencia directa en sus asuntos domésticos. Este año (2017), las autoridades egipcias han arrestado a un periodista de Al Jazeera, que ha publicado una serie de artículos denunciando el asunto.

Además de Al Jazeera, Qatar cuenta con varios periódicos locales, algunos de ellos en inglés. Uno de los medios más críticos con el régimen, Doha News, ha sido bloqueado en Qatar. Doha News contiene el tipo de noticias que no aparecerían en Al Jazeera, aunque la mayoría de su contenido parece inofensivo.

La mayoría de los medios qataríes son propiedad de la familia real. Freedom House califica el país como “No libre” en lo que respecta a la libertad de prensa, y condena las restricciones que afrontan los medios locales, así como las detenciones de periodistas británicos y alemanes que estaban cubriendo historias sobre los trabajadores inmigrantes.

4 – Giro intervencionista en la política exterior

La política exterior de Qatar ha cambiado significativamente desde la Primavera Árabe (2011) y la coronación de Tamim al-Zani (2013). Se ha vuelto más intervencionista, apoyando a diversas facciones en conflicto en lugar de buscar un compromiso a base de petrodólares como acostumbraban a hacer. Un análisis del Al Jazeera Center for Studies (que podría ser considerado el “think-tank” oficial del régimen qatarí) afirma que Qatar ha pasado del soft power al smart power, o lo que es lo mismo, “de la diplomacia de la mediación a la diplomacia de la influencia”. Esto quiere decir, entre otras cosas, que Qatar ha promovido el diálogo con los Hermanos Musulmanes porque, aunque estén ilegalizados en muchos países árabes, siguen siendo un actor muy influyente en la política de la región.

El apoyo de Qatar a redes de activismo salafista y organizaciones ligadas a la Hermandad Musulmana se ha vuelto más prominente en los últimos años, una tendencia que ha causado preocupación entre la prensa especializada occidental, y que ha acabado desencadenando un conflicto diplomático con otros países del Consejo de Cooperación del Golfo. Qatar ha sido el único país que ha alojado a representantes de los Taliban afganos.

hamas-qatar_horo-2-e1496928935609-635x357Mahmud Abbas (izquierda); El que fuera emir hasta 2013, Hamad al-Zani (centro); y Jaled Mashaal, antiguo líder de Hamás, el 6 de febrero de 2012. Foto: Osama Faisal (AP)

En Siria, Qatar ha respaldado a milicias islamistas como Ahrar al-Sham, así como a otras facciones militares. Las autoridades también han hecho la vista gorda ante las donaciones privadas al frente al-Nusra (hoy día rebautizada como Jabhat Fateh al-Sham), la filial de al-Qaeda en Siria. Esta política ha probado ser ineficaz, no solo porque los distintos agentes que Qatar ha apoyado en Siria han sido incapaces de unirse en un frente común, sino también porque ha permitido que se extienda la corrupción.

A pesar de que el apoyo de Qatar al islamismo es, según diversos funcionarios estatales, pragmático más que ideológico, tendremos que esperar y ver si su apuesta acaba pagando sus dividendos o por el contrario se convierte en una amenaza peligrosa para la legitimidad del régimen. Al fin y al cabo, muchos islamistas y salafistas no reconocen a las monarquías como una forma de gobiernos islámico.

Por último, es necesario destacar que Qatar ha seguido una actitud de apaciguamiento frente al régimen iraní, dado que comparten un gran yacimiento submarino de gas natural. Esto también ha enfurecido a algunos de sus socios del CCG, que perciben a Irán como una serie amenaza para sus intereses.

Por lo pronto, el viraje de Qatar hacia un mayor intervencionismo ha acabado desembocando en la crisis diplomática presente. La Turquía de Erdogan, que también apoya a los Hermanos Musulmanes, ha prometido su apoyo militar a Qatar en caso de conflicto. No quiero aventurar lo que puede pasar (soy historiador, no adivino), pero seguramente el verano de 2017 sea interesante.

5 – Problemas con el Mundial de fútbol

La organización del Mundial de 2022, que se esperaba que mejorase la imagen de Qatar a nivel mundial, ha hecho surgir controversias y problemas que pueden minar la reputación internacional del emirato. En primer lugar, hay serias acusaciones de corrupción al respecto de la designación de Qatar como sede. En 2014, varios medios británicos aseguraron que Qatar había sobornado a Jack Warner (ex-vicepresidente de la FIFA) y a algunos otros agentes de la organización con el objetivo de asegurarse la celebración del torneo. Sean ciertas o no estas acusaciones, la imagen de Qatar se vio seriamente dañada.

La elección de Qatar como sede del Mundial también ha sido también criticada por varios miembros de la comunidad LGBT. La homosexualidad es ilegal en Qatar, y los aficionados al fútbol gays pueden verse impedidos a visitar el país durante el torneo. Las autoridades del país han afirmado que los potenciales visitantes homosexuales no deben sentirse asustados mientras no hagan muestras públicas de afecto. Los representantes de la FIFA, por otro lado, se limitaron a aconsejar que los aficionados homosexuales “deben abstenerse de cualquier actividad sexual” durante la competición. Las leyes qataríes son muy severas con los homosexuales locales, que pueden sufrir pena de muerte si son musulmanes o hasta siete años en prisión. Los homosexuales extranjeros pueden ser encarcelados y deportados.

Por último, hay varios problemas menores de imagen relacionados con las fechas del torneo, que pueden afectar las competiciones europeas, ya que se propone disputar el campeomato en invierno para evitar las altas temperaturas del verano en el golfo.

Para concluir

Aparte de todo esto, Qatar se enfrenta a varias dificultades con el bloqueo. En primer lugar, es dependiente de las exportaciones de alimentos de Arabia Saudí. Turquía e Irán les van a asistir en una especie de versión moderna del puente aéreo de Berlín, pero no es una situación sostenible a largo plazo. Los supermercados se han quedado vacíos.

En segundo lugar, como ya he mencionado, si la economía se resiente, la mano de obra inmigrante tratará de volver a casa. Qatar Airlines está tocada de muerte si se alarga la situación, y peligra seriamente la construcción de las infraestructuras del Mundial, el proyecto estrella de los al-Zani.

Por último, si Trump retira a los americanos de la base de al-Udeid, dejaría el terreno despejado a una intervención por parte del CGC, dado que el ejército de Qatar es minúsculo. Qatar intentará hacer equilibrios diplomáticos, pero será difícil que Turquía e Irán colaboren estrechamente. Quedamos a la espera de lo que pueda pasar.

Luces y sombras del Qatar contemporáneo (II)

Esta es la segunda parte de una serie de tres artículos sobre el emirato qatarí. Puedes encontrar la primera parte en este enlace. Hoy veremos los tres últimos puntos fuertes de Qatar (economía, diplomacia, relaciones públicas) y el primero de sus problemas (la salud pública).

5 puntos fuertes de Qatar

3 – Una economía fuerte y diversificada

Como mencioné en la primera parte, Qatar, que tiene el PIB per cápita más alto del mundo, es un Estado rentista típico cuya prosperidad se debe a sus recursos naturales. Es el primer exportador mundial de gas natural licuado y cuenta con las terceras mayores reservas de gas natural y las decimocuartas de petróleo a nivel mundial.

Qatar provee gas a grandes potencias como China, el Reino Unido, Japón o la India, que garantizan su seguridad. Los al-Zani han sido lo suficientemente listos como para asegurar contratos a largo plazo para sus exportaciones, lo que hace que los precios sean fijos y no estén sujetos a las fluctuaciones del precio mundial del gas y el crudo, un factor adicional para explicar el éxito económico del país. Como otros estados del Consejo de Cooperación del Golfo, Qatar ha tratado de diversificar su economía y reducir su dependencia de los recursos naturales. Para ello, ha acabado con buena parte de los monopolios estatales y se ha abierto a la inversión extranjera, en un intento de desarrollar una economía basada en los servicios.

aspire-sky-viewAspire Zone, instalaciones de alto rendimiento deportivo (y centro comercial) en Doha. Doha News

Hoy en día, las exportaciones de recursos naturales representan menos de la mitad de los ingresos de Qatar. El turismo, la banca, y otras actividades del sector terciario están ganando en importancia. El país recibe unos tres millones de turistas al año, aunque la mayoría de los visitantes lo hacen por pocos días para asistir a conferencias de negocios y otros eventos similares. Doha se ha convertido en un destino popular para organizar exposiciones y reuniones, y el gobierno se ha esforzado en promover esta imagen financiando numerosas organizaciones y conferencias, como el Centro Internacional para la Seguridad Deportiva.

Las autoridades locales esperan que el Mundial de fútbol de 2022 ayude a promover Qatar como un destino para largas estancias de lujo, un mercado que en la actualidad está dominado por los Emiratos Árabes Unidos. El deporte es uno de los pilares del proyecto de desarrollo del país. Aspire Zone, un centro de entrenamiento y alto rendimiento donde han entrenado Rafael Nadal o el Manchester United, es uno de los grandes hitos de esta estrategia.

Paralelamente, los al-Zani han invertido en barcos occidentales (Santander, Credit Suisse), supermercados (Sainsbury’s), estudios de cine (Miramax) y equipos de fútbol (el París St. Germain). La familia real qatarí ha conseguido crear una eficiente red de inversiones e intereses mutuos con varios países y empresas multinacionales que, esperan, asegurará la estabilidad de Qatar a largo plazo. Otro de los grandes activos de Qatar, tanto simbólica como económicamente, es la cadena multimedia Al Jazeera, que tiene presencia en gran parte del mundo árabe y es además un medio de referencia y calidad (salvo en lo referente a Oriente Medio) en lengua inglesa.

4 – El poder suave de la diplomacia

Qatar tiene una influencia desproporcionada en el escenario internacional para un país de su tamaño. Esto se debe en parte a su prosperidad económica, pero también a una diplomacia exitosa. Como país pequeño, Qatar es muy favorable a las organizaciones multilaterales donde cada estado obtiene un voto, y de hecho pertenece a 35 de ellas, incluyendo el G77.

Hasta 2013, Qatar siguió una política exterior basada en la mediación y el apaciguamiento, cultivando relaciones con la mayoría de actores regionales y globales, lo que impulsó la imagen del país a nivel internacional. Así, a la vez que mantenía relaciones cordiales con Irán, Qatar obtenía el voto favorable de Israel a su membresía temporal en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 2005.

Qatar ha actuado como mediador en varios conflictos, como Yemen (2007), Líbano (2008) y Darfur (2009), con éxito en los dos últimos casos. Los qataríes no son para nada negociadores experimentados o habilidosos, más bien utilizan sus recursos económicos para tratar de comprar a las partes en conflicto y obtener un acuerdo entre ambas a cambio de grandes sumas de dinero. Un análisis detallado de esta política puede ser encontrado en este artículo de David B. Roberts.

Sin embargo, desde 2011 la política exterior de Qatar ha dado un giro desde la neutralidad y la mediación al intervencionismo, especialmente desde que Tamim subió al trono en 2013. Este giro, una de las probables causas de la crisis diplomática que se vive hoy día, será analizado con más detalle como una de las “sombras” de Qatar en el siguiente artículo.

5 – Relaciones Públicas

Aparte de la diplomacia oficial, Qatar cuenta con una amplia gama de canales para ejercer su “pober blando”. El más importante es Al Jazeera, una expansiva red de prensa y televisión que emite en árabe, inglés, turco y serbo-croata. La empresa fue fundada en 1996 por la familia real, que sigue financiando a la cadena (los ingresos por publicidad no son suficientes para cubrir los costes de producción). Al Jazeera trata de presentarse a sí misma como una cadena neutral y objetiva, y en relación a los asuntos de Oriente Medio da voz tanto a políticos laicos como islamistas, así como a oficiales americanos. Es una de los medios de comunicación más populares en el mundo árabe, y un instrumento valiosísimo para la política exterior qatarí. Como curiosidad, los videos de AJ+ que tanta gente comparte por redes sociales están producidos por Al Jazeera.

fcb-qf-jersey-cesc-messiLa Fundación Qatar en las camisetas del Barça. Poder blando en estado puro. Ubc.ca

Otro de los activos de Qatar para reforzar su imagen es la Fundación Qatar, una organización educativa establecida por decreto real en 1995. Los objetivos de la fundación son “lidarar la transición del país desde una economía basada en el petróleo a una basada en el conocimiento”. Para ello, la fundación ha creado escuelas y ha diseñado programas educativos y artísticos que han contribuido a convertir a Qatar en uno de los principales centros de aprendizaje de la península Arábiga.

Una forma adicional de mejorar la reputación del país han sido las obras caritativas. El estado qatarí ayudó a reconstruir el sur del Líbano tras la ofensiva israelí de 2006, y colabora con Hamás para la rehabilitación de Gaza desde 2008. No obstante, la contribución más relevante y publicitada de los al-Zani fue el “Katrina Fund”, que convirtió al emirato en el segundo mayor donante extranjero a las víctimas del huracán que destruyó Nueva Orleans.

Finalmente, Qatar ha albergado numerosos encuentros internacionales, incluyendo conferencias islámicas, festivales de artes y culturas y eventos deportivos. El Mundial de fútbol de 2022 es el último paso en una política cuidadosamente planeada que comenzó con la organización de los Juegos Asiáticos de 2006. Las autoridades qataríes esperan que el torneo de fútbol ponga a Qatar en el imaginario global como un país próspero y tecnológicamente avanzado.

Para ello, están construyendo una serie de estadios con tecnología punta, equipados con sistemas de refrigeración de bajas emisiones que permitirán que los partidos se disputen en los tórridos meses de verano. Así, los al-Zani confían en mostrar al mundo que, a pesar de que Qatar es uno de los mayores productores de gas y petróleo, también es una economía desarrollada que se preocupa por el medio ambiente. Además, dado que la población qatarí no parece tener un especial interés en el fútbol, el gobierno está construyendo los estadios siguiendo un sistema modular, de forma que puedan ser desmontados al acabar el torneo y regalados a países en desarrollo de África, Asia y Latinoamérica, según cuenta un representante del gobierno. De este modo, se espera ahorrar en costes de mantenimiento y prevenir el abandono de las instalaciones. Y de paso, Qatar se muestra como un país generoso y solidario.

5 debilidades de Qatar

1 – Problemas de salud

En el primer artículo de esta serie se dijo que Qatar es un país estable sin problemas políticos o sociales significativos. La oposición es reducida y, a pesar de la ausencia de elecciones, la mayoría de locales parecen satisfechos con el régimen. No obstante, hay un aspecto de la vida pública donde Qatar se enfrenta a una crisis nacional: la salud.

Aunque Qatar puntúa favorablemente en la mayoría de indicadores de la Organización Mundial de la Salud, hay un preocupante porcentaje de obesidad. Según varios informes, Qatar tiene una de las poblaciones más gordas del mundo. Más del 70% de los qataríes tienen sobrepeso, y al menos un tercio de la población es obesa u obesa mórbida, 40% en el caso de las mujeres. Las razones de esta tendencia son la falta de actividad física y la popularidad de la comida basura entre los locales.

El gobierno está tratando de mejorar esta estadística promoviendo el deporte y el ejercicio, aunque su estrategia es más que cuestionable. Brannagan y Giulianotti informan sobre diversos funcionarios qataríes que reconocen el problema de la obesidad. Estos funcionarios sugieren que las instalaciones deportivas de élite como el Aspire Zone (que he mencionado arriba) y eventos como el Mundial de 2022 animarán a la población qatarí a hacer ejercicio a diario. Su lógica es bastante dudosa. Si no hay un esfuerzo real para promover el deporte de base, especialmente en las escuelas, es más que probable que los qataríes sigan siendo espectadores pasivos en lugar de atletas.

2012612175943353734_20Ver deporte no es lo mismo que hacer deporte. A los qataríes les encanta lo primero, pero lo segundo les da muchísima pereza. Al Jazeera

Además de la obesidad, Qatar se enfrenta a dos problemas de salud adicionales: la diabetes y la contaminación atmosférica. Más del 15% de la población nativa sufre diabetes, una estadística sin duda ligada a los hábitos sedentarios y el excesivo consumo de dulces y bebidas azucaradas. Por otro lado, la calidad del aire en la península, especialmente en Doha, ha alcanzado niveles críticos. Según la Organización Mundial de la Salud, Qatar tiene el segundo nivel más alto de partículas PM2.5 en el mundo, solo precedido por Arabia Saudí. Las PM2.5 son micropartículas compuestas por metales pesados y materiales tóxicos especialmente dañinas para el sistema respiratorio. Se cree que los altos niveles de estas partículas se deben a la elevada actividad en el sector e la construcción, aunque hay quien las atribuye a las arenas del desierto.

Los problemas sanitarios de Qatar son recientes y sus efectos a largo plazo no se han hecho sentir aún. El gobierno no ha ignorado estas dificultades, y ha intentado distintas soluciones. Gracias a su prosperidad económica, los ciudadanos de Qatar (que tan solo son el 20% de la población total del país) pueden disfrutar de un sistema avanzado de sanidad pública. Las dificultades a las que se enfrenta Qatar son las típicas de un país desarrollado con una mayoría de población urbana: obesidad, diabetes y contaminación. Sin embargo, si Qatar quiere seguir presentándose como un modelo a seguir por otros países tendrá que encontrar soluciones eficientes y duraderas.


En el próximo artículo veremos los problemas más serios a los que se enfrenta Qatar: la situación de los trabajadores extranjeros, la censura que sufren los medios de comunicación, las complicaciones diplomáticas, y otros problemas de imagen adicionales.

Luces y sombras del Qatar contemporáneo (I)

Nota: A pesar de lo que diga la RAE, me gusta escribir Qatar. Catar es lo que se hace con los vinos, y además en árabe el país se escribe con ق , cuyo sonido más gutural asocio a la letra Q.

Este es el primero de una serie de tres artículos. Puedes leer la segunda parte en este enlace.

Introducción

A pesar de su pequeño tamaño, Qatar ha conseguido convertirse en un actor muy influyente en Oriente Medio. Esto se debe a sus abundantes recursos naturales, que le garantizan un flujo de capital constante, y a una exitosa y diversificada estrategia de relaciones públicas, cuyo culmen es su designación como sede del mundial de fútbol de 2022.

persian_political_lgLa península de Qatar y su entorno regional. Fuente: Gulf2000

Los titulares del lunes 5 de junio de 2017 abrían con una noticia sorprendente. Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Libia, Bahréin y Yemen decidían cortar relaciones diplomáticas con Qatar y cerrarles el espacio aéreo. La excusa oficial es que Qatar financia el “terrorismo”. Según el Financial Times, el enfado se debe al pago de 1.000 millones de dólares que Qatar habría realizado a distintos “enemigos” de Arabia Saudí. [No puedo enlazar la noticia porque en el ordenador aparece como de pago, pero la he leído con el móvil de forma gratuita].

Esta entrega de dinero se debería al rescate de 26 qataríes de la familia real secuestrados en Iraq en 2015 mientras cazaban, y supuestamente se habrían entregado a Kata’eb Hezbolá, una milicia iraquí ligada a Hezbolá (aliados de Irán en Líbano y Siria), que habrían recibido unos 700 millones de dolares. Otros 300 millones habrían ido para Tahrir al-Sham, un afiliado de Al Qaeda, que a su vez había secuestrado a unos oficiales de alto rango de Irán o Hezbolá, de forma que los qataríes secuestrados sirvieron para facilitar la negociación entre Irán y Al Qaeda. A mí tampoco me parece que esto tenga mucho sentido, pero tampoco me extrañaría viendo el panorama de la región.

En todo caso, el propósito de este artículo no es desentrañar los entresijos del conflicto diplomático, para eso están los periodistas y los medios de comunicación con corresponsales y fuentes confidenciales. En este texto, que he dividido en tres para facilitar la lectura, me gustaría ofrecer una introducción a Qatar para todos aquellos lectores que no sepan mucho del país, y añadir algunos datos interesantes para todos los que estén un poco más familiarizados con la región. Para ello empezaré citando cinco aspectos que han hecho de Qatar una potencia modesta pero influyente, apenas afectada por la primavera árabe o el terrorismo. Esas “luces” irán seguidas de cinco “sombras”, cinco problemas o desafíos a los que debe enfrentarse el pequeño emirato.

Los puntos fuertes de Qatar son su estabilidad interna, sus acuerdos defensivos, su fuerte economía, su diplomacia mediadora y su imagen como un país próspero y avanzado. Sus debilidades, por otro lado, son sus dificultades demográficas y sanitarias, sus desigualdades sociales y la situación de los trabajadores extranjeros, la ausencia de una prensa libre o una sociedad civil, el giro en su política exterior que le ha ganado muchos enemigos (como los recientes eventos demuestran), y algunos escándalos y controversias relacionados con el mundial de fútbol que han afectado su imagen.

Debo aclarar que el texto estaba más o menos redactado desde marzo, de modo que no tengo en cuenta los últimos acontecimientos. Antes del análisis, un poquito de contexto.

Geografía e historia

Qatar es un pequeño estado ubicado en una península en la costa occidental del Golfo Pérsico. Tiene una población de alrededor de 2,2 millones, aunque solo el 10% de ellos son ciudadanos qataríes. El resto de la población está integrado por “trabajadores invitados” de distintas nacionalidades, cuyo mayor grupo son los indios, de los que hay más de medio millón. La mayoría de los habitantes viven en Doha, la capital del país.

Durante la mayor parte del siglo XIX, Qatar estuvo gobernada por la dinastía al-Jalifa de Bahréin, hasta que en 1868 los británicos forzaron a los bahreiníes a reconocer a la familia al-Zani como los gobernantes legítimos de la península. Los al-Zani eran originalmente una tribu Beduina del desierto del Najd en lo que hoy es Arabia Saudí. Con la intención de protegerse de los bahreiníes y del segundo emirato saudí, los al-Zani buscaron la protección de los otomanos. Tras la Primera Guerra Mundial y el colapso del Imperio Otomano, Qatar entró a formar parte de los Estados de la Tregua bajo protección británica.

En 1935, la Anglo-Persian Oil Company (hoy en día BP) obtuvo una concesión para explorar y extraer petróleo durante los siguientes 75 años. El oro negro fue finalmente descubierto cuatro años más tarde, y el pequeño país comenzó a desarrollarse de una forma similar a los emiratos y reinos vecinos. (Véase Arabia Saudí V). Los al-Zani siguieron controlando la península y reprimiendo moderamente a sus oponentes, a los que encarcelaban o exiliaban pero no mataban. Tres décadas y media después el país obtuvo su independencia formal, y tras unas pocas dudas iniciales, finalmente los gobernantes de Qatar decidieron no integrarse en los Emiratos Árabes Unidos.

En 1972, Jalifa bin Hamad depuso a su primo (que era el emir por aquel entonces), y comenzó un ambicioso programa de modernización. Veintitrés años después, él mismo fue destronado por su propio hijo, Hamad, que estableció la cadena Al Jazeera y empezó a invertir en empresas occidentales varias. Hamad abdicó en 2013 y su hijo Tamim se convirtió en el nuevo emir. El enfoque diplomático de Tamim es distinto al de su padre, como veremos. Aún así, el pragmatismo, más que la ideología, parece ser la principal motivación del gobierno.

5 puntos fuertes de Qatar

1 – Estabilidad interna

Qatar ha estado bajo el control de la dinastía al-Zani durante más de un siglo. Las sucesiones y transiciones de poder suelen ser abdicaciones voluntarias o golpes intrafamiliares sin derramamiento de sangre. Qatar es oficialmente una monarquía constitucional desde 2003, aunque la familia real todavía ejerce un firme control sobre los asuntos del país. El parlamento, con 45 escaños, 15 de ellos designados por el rey, tan solo es un órgano consultivo. Las elecciones generales, que supuestamente iban a ser organizadas en 2013, han sido pospuestas en varias ocasiones, y de momento están previstas para 2019. Por otro lado, diversas elecciones locales han sido celebradas con éxito unas cuantas veces.

sheikh-tamim-bin-hamad-al-thani-in-turkeyEl emir de Qatar, Tamim al Zani, en traje y corbata para una intervención en algún foro internacional. MEMO

A pesar de esta aparente falta de democracia, no parece haber mucha disidencia interna, más allá de algunos círculos religiosos y conservadores que se oponen a la colaboración con las potencias occidentales. La legitimidad de la familia gobernante no suele ser discutida. La mayoría de ciudadanos parecen estar contentos con el régimen, ya que están exentos de impuestos y disfrutan de multitud de servicios públicos. En ese sentido, Qatar es el perfecto ejemplo de un Estado Rentista que coopta a sus súbditos/ciudadanos a través de empleos, servicios y bienes de consumo a precio asequible. Los pocos que se preocupan por los asuntos del país evitan involucrarse en política y por el contrario centran sus esfuerzos en desarrollar algo parecido a una sociedad civil a través de fundaciones y ONGs varias.

En este artículo, Justin Gengler, Mark Tessler, Darwish Al-Emadi y Abdoulaye Diop investigan hasta qué punto la participación en la sociedad civil se relaciona con la expansión de los valores democráticos. Su principal argumento es que los individuos que colaboran con estas asociaciones tienden a ser los que menos comprenden y valoran la democracia. Aún así, hay algunos foros y organizaciones subvencionadas por el estado, como la “Conferencia sobre la Democracia y la Reforma” y la “Fundación Árabe para la Democracia” que, al menos nominalmente, tienen como objetivo la promoción de valores democráticos. Aún así, la mayoría de sus miembros no son qataríes, y probablemente la existencia de estas fundaciones responda a una campaña de relaciones públicas por parte del gobierno.

Finalmente, aunque Qatar cuenta con una minoría significativa de chiíes (alrededor del 20% de los nacionales), no hay conflictos sectarios ni grandes problemas de discriminación como ocurre en el vecino Bahréin. De hecho, Qatar parece ser más tolerante con otras confesiones religiosas que los países de su vecindario. La primera iglesia católica de Qatar abrió sus puertas en 2008, y los hindúes y bahais cuentan con permiso para mantener sus propios templos. El wahabismo es la interpretación mayoritaria del islam en la península qatarí, pero los al-Zani son más pragmáticos que los Saud y permiten mayores libertades, quizá solo por promover la imagen de su país como un lugar más tolerante y agradable.

Todos estos elementos (continuidad de la familia gobernante, instituciones democráticas rudimentarias, una sociedad civil complaciente que no cuestiona al régimen y la tolerancia a las minorías religiosas) contribuyen a la estabilidad interna de Qatar en una región turbulenta. A diferencia de Bahréin, la primavera árabe de 2011 no se expandió a la península, y el régimen qatarí probablemente no se enfrente a desafíos internos significativos en el medio plazo.

2 – Defensa y seguridad

Durante los dos últimos siglos, los gobernantes de Qatar han buscado patrones y aliados para protegerse a sí mismos de sus poderosos vecinos. Esto les ha permitido mantener el equilibrio entre potencias rivales y cambiar de bando cuando ha sido conveniente. Esta estrategia fue seguida primero utilizando a los británicos contra sus rivales bahreiníes, y más tarde acercándose a los Otomanos para disuadir a los saudíes, con los que décadas más tarde se acabarían aliando.

En la década de 1990, la Segunda Guerra del Golfo sacó a la luz la debilidad militar del por entonces protector de Qatar, Arabia Saudí, que precisó de la asistencia de los al-Zani para rechazar una incursión iraquí cerca de una localidad fronteriza. En 1992, Qatar firmó el “Acuerdo de Cooperación Defensiva” con los EEUU. Cuando Hamad al-Zani tomó el poder, estrechó los lazos con los norteamericanos y construyó la base de al-Udeid, donde la fuerza aérea estadounidense se asentó en 2000. Tres años más tarde, el Centro de Operaciones de Combate Aéreo de los EEUU se trasladó a Qatar debido al malestar local en Arabia Saudí, donde la presencia de tropas y oficiales americanos era visto como una ofensa al islam.

a-10-al-udeidCaza estadounidense en al-Udeid. The Aviationist

Sin embargo, Qatar no ha confiado su protección únicamente a los EEUU. Los al-Zani han firmado también acuerdos de defensa con Francia, el Reino Unido y en 2008, India. Estos esfuerzos para diversificar la asistencia militar de las potencias extranjeras en caso de conflicto han servido para reforzar la independencia de Qatar. Como expresa Marc Dufour (la traducción es mía):

“La historia de Qatar muestra que nada es permanente en la región, que los amigos de ayer pueden convertirse en los enemigos de mañana; que los grandes imperios llegan, se asientan, proveen seguridad y eventualmente decaen y mueren. La historia ha enseñado dos lecciones principales a los líderes qataríes: Un sistema regional reducido donde se depende de la protección de los vecinos es inestable, mientras que los grandes imperios pueden ofrecer asistencia efectiva pero solo por un tiempo limitado”.


 Lee la segunda parte aquí.

 

Reseña: Sectarianization 0 – Introducción

Llevo más de un mes sin publicar nada. He estado ocupado con el trabajo y otros proyectos adicionales. Hoy voy a comenzar con la reseña de uno de los libros más importantes sobre Oriente Medio que ha salido en el último año. Me parece tan relevante, que os lo voy a resumir capítulo por capítulo a lo largo de una serie de artículos. Hoy empezaremos por la introducción.

Nader Hashemi y Danny Postel (editores), Sectarianization. Mapping the New Politics of the Middle East, Hurst & Co, 2017. 384 pp. ISBN: 978-18-4904-702-9

Introducción

Sectarianization es un libro necesario. Durante años, la comunidad académica especializada en Oriente Medio ha pasado por alto una narrativa que se ha popularizado en los medios de comunicación: la de un conflicto eterno entre suníes y chiíes. Acomodados en su torre de marfil, los expertos en la región, especialmente los historiadores, se han limitado a encogerse de hombros o mirar con desdén a los periodistas y opinólogos que, desde la prensa generalista, se han dedicado a propagar una serie de mitos erróneos sobre su región de estudios.

La tendencia es mundial. Tanto la prensa de habla inglesa como la española se ha regodeado en la explicación sectaria: es llamativa, es sencilla, y permite mostrar a los musulmanes como unos fanáticos religiosos que se matan por estupideces como la sucesión de Mahoma hace 1.400 años. Aquí tenéis un ejemplo de esta narrativa absurda, y aquí otro más (El Mundo), y otro más (ABC), y aquí podéis ver cómo El País tiene una categoría entera de noticias con el título «Conflicto suníes-chiíes» (donde meten todo lo que tenga que ver con terrorismo y Oriente Medio). El rasgo común de estas interpretaciones simplonas es llevar las diferencias al plano religioso y convertir pequeñas diferencias doctrinales en la causa de la violencia. No voy a comentar los artículos en detalle porque no sostienen un mínimo análisis, y porque he venido aquí a hablar de un libro.

Por suerte, hay voces sensatas como Martí Nadal, que argumentan que todo esto del conflicto sectario eterno no es más que un mito. En un artículo que escribí para Ágora, defendí una postura similar. Parece que los jóvenes analistas no nos conformamos con las lecturas simples que nos ofrecen en los grandes medios. En ese sentido, la publicación de Sectarianization es una gran noticia, pues nos ofrece ejemplos reales y contrastables, análisis e investigaciones en multitud de países por académicos reconocidos y de prestigio.

La tesis de la sectarización

¿Sectarianización? ¿Sectarización? ¡Vaya palabro raro que se han inventado estos académicos! ¿Cómo lo traducimos al castellano? El término escogido es chocante, sin duda, pero en el capítulo introductorio los editores del libro, Nader Hashemi y Danny Postel, explican su por qué. El carácter sectario de algunos de los conflictos del Oriente Medio actual es innegable, afirman. Sin embargo, esto no ha sido siempre así, sino que es el resultado de un proceso de manipulación política por parte de las élites de la región que, incapaces de ofrecer una respuesta a los fracasos de su gestión autoritaria y corrupta, han avivado las llamas del conflicto sectario. Vamos, un «dividir y gobernar» de toda la vida mezclado con el inventarse un «otro» enemigo para dirigir las iras de la población hacia otros que no sean los gobernantes.

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Esta idea del conflicto sectario como un proceso contemporáneo ocurrido en las últimas décadas no queda clara con el término «sectarismo», que parece aludir a un estado permanente, y de ahí la necesidad de acuñar un nuevo término. Esta idea, la del conflicto sectario como un proceso deliberado y rabiosamente actual, es la tesis fundamental del libro, un argumento mucho más convincente y preciso que el de un «antiguo conflicto religioso».

Hashemi y Postel nosofrecen innumerables ejemplos de personalidades estadounidenses destacadas aludiendo a un supuesto conflicto inmemorial y eterno. Obama, Ted Cruz, Sarah Pailin, periodistas como Bill Maher o Bill O’Reilly, e incluso «expertos» en la región como Joshua Landis, todos creen (o afirman creer) que en Oriente Medio llevan mil años matándose por diferencias doctrinales. Por el contrario, los autores del libro defienden que la causa de la sectarización no es la religión, sino el autoritarismo corrosivo de la región. Comparan el sectarismo con el etno-nacionalismo, argumentando que se trata de fuerzas e identidades variables con el tiempo, no inmutables.

Fechas clave: 1979, 2006, 2011

El proceso de sectarización comenzó hace menos de 4 décadas, tras la revolución iraní de 1979. Un detalle a tener en cuenta sobre la revolución islámica es que sus promotores trataban de apelar a todos los musulmanes, no solo a los chiíes, y que desde el primer momento intentaron «internacionalizarla», aunque solo fuera retóricamente. Ante el riesgo de que la revolución se propagase y pusiera en peligro su reino, los saudíes comenzaron una campaña anti-chií tratando de desacreditar a Jomeini y sus seguidores. Al mismo tiempo, los soviéticos invadían el vecino Afganistán, y Arabia Saudí y otros países del Golfo armaron y financiaron a grupos diversos de muyahidin, a los que también inculcaban la desconfianza ante los chiíes (y alguno de los cuales perpetraría masacres contra los grupos chiíes de Afganistán).

La tensión continúo durante los años 80, durante la guerra entre Irán e Irak. Las monarquías del Golfo apoyaron a Sadam Hussein con armas y dinero, aunque el conflicto no tomo un carácter decididamente sectario, pues la población chií de Iraq no apoyo a los invasores iraníes tras 1982. Tras la paz y la muerte de Jomeini, comenzó una época de distensión que duraría hasta la entrada de los EEUU en la región en 2001.

El proceso de sectarización resurge con fuerza en 2003 y, sobre todo, en 2006. La invasión norteamericana de Iraq deja un estado inoperativo y un enorme vacío de poder. La alianza táctica de los partidos chiíes con Irán y sus triunfos electorales hacen saltar las alarmas en el Consejo de Cooperación del Golfo, que ve crecer la influencia persa. En 2006, al-Qaeda atacó la mezquita al-Askari, uno de los lugares sagrados del chiísmo, dando pie a represalias por parte de milicias chiíes contra la población civil suní, y desencadenando una breve e intensa guerra civil entre milicias suníes y chiíes.

En verano de ese mismo año, Hezbollah consigue expulsar a los israelíes del sur del Líbano, siendo la primera vez que el ejército israelí es «derrotado» por una fuerza árabe. Nasrallah, el líder de la organización, se convierte en una de las figuras más populares de la región. Esto inquieta a los monarcas árabes, y ese mismo año el rey de Jordania acuña el término «creciente chií» o media luna chií, refiriéndose al arco formado por Líbano, Siria, Iraq e Irán. Se presenta a los chiíes, dominados por Irán, como una amenaza para la estabilidad de la región. Es la época de Ahmadineyad.

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La media luna chií. Juan Cole.

La Primavera Árabe de 2011 supone un nuevo capítulo en el proceso de sectarización. El mayor exponente del uso de la narrativa sectaria para dividir el movimiento opositor es Bahréin, del que ya hablé en un artículo. Hashemi y Postel, sin embargo, se centran en Arabia Saudí e Irán. Irán culpó a los saudíes de financiar las protestas de 2009, el Movimiento Verde que protestaba contra la reelección de Ahmadineyad. Lo mismo, pero a la inversa, sucedió en Arabia Saudí en 2011: las protestas en el país se achacaron a la influencia de los ayatolás persas entre la población chií del país.

El mayor enfrentamiento entre ambas potencias se da en Siria. Desde el comienzo de las protestas contra al-Assad y el inicio de la guerra civil, los medios iranís caracterizan a los opositores al régimen sirio como yihadistas financiados por los petrodólares de las monarquías del Golfo. A su vez, Irán moviliza a militantes afganos recurriendo a los temas clásicos del chiísmo (el martirio, el sacrificio de Hussein en Kerbala) y les ofrece la ciudadanía iraní. Por su parte, Arabia Saudí apoya a grupos armados que hacen propaganda anti-chií explícita

El último episodio de este relato a grandes rasgos de la sectarización de Oriente Medio se produce el año pasado, cuando Arabia Saudí ejecuta al clérigo chií Nimr al-Nimr y, en represalia, la embajada saudí en Tehrán es quemada ante la impasibilidad de las fuerzas de seguridad persas. Twitter se llena de mensajes de odio, tanto de extremistas suníes contra los chiíes como al contrario.

Conclusiones

Tras estas breves pinceladas cronológicas, los editores del libro describen brevemente sus distintas partes y capítulos. Una primera parte donde ofrecen un marco teórico e histórico en el que inscribir el proceso de sectarización, y una segunda parte llena de estudios particulares de distintos países de la región, desde Líbano a Pakistán pasando por Yemen, Siria, Iraq y unos cuantos más.

Las conclusiones de los autores y editores del libro son claras. Observar Oriente Medio desde un prisma sectario oscurece y dificulta el análisis. La crisis actual se debe al colapso de la autoridad estatal (debida en parte a las intervenciones americanas). Las protestas de 2011 dejaron claro que la región no es sectaria, puesto que en diversos países (Siria, Bahréin) las manifestaciones comenzaron con participantes de todos los grupos religiosos que apelaban a la unidad. Si bien es cierto que hoy en día la identidad sectaria es más saliente en la región que en épocas anteriores, esta identidad ha sido politizada por los actores estatales.

Hay una «relación simbiótica» entre la presión social desde abajo –demandas de inclusión, participación, representación y reconocimiento en la política interna- y el rechazo de las élites a ceder ni un ápice de su poder. Esto último crea una crisis de legitimidad que debe ser manejada con precaución por los estados, lo que acaba desembocando en la sectarización, como salida fácil. Los gobernantes invocan los conflictos sectarios para crear un enemigo externo (e interno en países multiconfesionales) de forma que su ineptitud quede oculta. El sectarismo no es algo intrínseco a las masas árabes, sino que es un proceso relativamente reciente que ha sido muy rentable para algunos.

Finalmente, los autores advierten de los peligros de incurrir en explicaciones “orientalizantes”, es decir, en esencialismos que caractericen una región como inmutable y radicalmente distinta a Occidentales (“estos moros, ya se sabe, están locos, todo el día luchando por la religión”… “llevan mil años matándose entre sí”… etcétera) Aún así, y a pesar de que la tesis de los “odios religiosos ancestrales y no resueltos” no se ajuste a la realidad, los colaborades de Sectarianization nos advierten de que hay que tener cuidado, pues se puede convertir en una profecía auto-cumplida, tanto por parte de los propios habitantes de Oriente Medio, que se arriesgan a ser manipulados por las élites de sus países, como de los políticos y generales occidentales que, a menudo, toman decisiones trascendentales sin demasiado conocimiento de causa, informados por periodistas y analistas que difunden unas interpretaciones vagas y erróneas.

Con su libro, los autores de Sectarianization, esperan contribuir humildemente a redefinir los términos del debate académico, aunque son conscientes de que aplacar las iras sectarias requerirá años de esfuerzo educativo y, sobre todo, paz y estabilidad.


Próximamente iré comentando por separado los diversos capítulos de esta obra.