Sayyid Qutb – Segunda parte

Continuamos con la vida y obra de Sayyid Qutb. En esta segunda y última parte, veremos la trayectoria de Qutb tras su viaje a América, su ingreso en los Hermanos Musulmanes, su encarcelamiento y su muerte. Por si acaso, ten a mano el Glosario de términos islámicos.

La primera parte finalizaba con el egipcio trasladándose a EEUU a una estancia en la universidad de Denver. Lo que vio allí confirmó la percepción de Occidente que presentaba en la obra que dejó en la imprenta justo antes de partir, Justicia Social en el islam. Sus impresiones sobre la sociedad americana quedaron plasmadas en una breve obra titulada La América que he visto.

Qutb en América

A Sayyid Qutb no le impresionaron positivamente los EEUU. Según cuenta en su librito, América era enorme y maravillosa, pero estaba llena de estúpidos. Sin duda, destacaban en la técnica y la industria, pero su única fe era la ciencia aplicada. Una ciencia que ni siquiera era suya ya que la habían recibido de los europeos. Los primeros habitantes de América eran una mezcla de aventureros y criminales descontentos con el Viejo Mundo que habían emigrado a una tierra virgen (para Qutb los indios no existieron) en busca de fortuna y bienestar. La tarea de colonizar un territorio virgen y salvaje les hizo concentrarse en la técnica, olvidando otros aspectos importantes para una vida equilibrada como el arte o la religión. Lo que más sorprende a Qutb es el hecho de que, confrontados con una tierra tan virgen y majestuosa, los americanos no desarrollaran un sentido de admiración y respeto por la naturaleza y las fuerzas divinas. Así, incapaces de dedicarse al arte, la religión o el enriquecimiento espiritual en general, durante los últimos cuatro siglos los americanos se han dedicado a inventar máquinas y vivir una vida lujuriosa y materialista.

sunshinepcs45702La biblioteca de la facultad de educación de la Universidad Estatal de Colorado en Greely, donde Qutb pasó parte del año 1949.

Todo esto resultaba a Qutb terriblemente primitivo. El mejor ejemplo de esto eran los partidos de fútbol americano. Un juego de nombre estúpido (no se juega con el pie) y un desarrollo salvaje y violento, sin ningún tipo de respeto o deportividad, coreado por millares de fans rabiosos y sedientos de sangre gritando “¡rómpele las costillas, písale la cabeza!”.  Un primitivismo que se materializaba en un carácter belicista y agresivo. Los pioneros americanos lucharon entre sí y contra los pobladores originales de la tierra, después expulsaron a los latinos y se rebelaron contra su metrópolis. La guerra civil no tuvo nada que ver con la esclavitud sino con la superioridad económica del Sur. Y en el momento de escribir la obra (1951), los EEUU entraban en Korea, lo que demostraba su carácter agresivo e intervencionista.

Los americanos, sigue Qutb, son unos bestias inhumanos. En su sociedad solo hay sitio para los fuertes, y a los débiles no hay ideología o grupo que les pueda salvar, ya que según la forma de pensar americana no merecen vivir. Qutb empieza a enumerar anécdotas, como la vez que estaba en un hospital y alguien se quedó atrapado en el ascensor y un hombre empezó a representarlo en la sala de espera mientras los demás pacientes se partían de risa, o como cuando fue a un funeral de esos con el ataúd de cristal y la familia y amigos del muerto se reían y hacían bromas sobre él. O una vez que fue a casa de una señora que le ayudaba con el inglés y escuchó el final de una conversación en el que una amiga le contaba aliviada que gracias a tener un seguro de vida se había ahorrado un tratamiento caro y había recibido una indemnización. Qutb expresó su admiración por la entereza con la que la amiga llevaba la muerte del perro, y la profesora le explicó que el que había muerto era el marido, no el perro. Hasta los pollos y los cuervos, cuenta el egipcio, tienen más sensibilidad hacia la muerte que los americanos.

La visión americana de la religión es también primitiva, continua Qutb. Les encanta construir iglesias, pero suelen estar vacías, y la gente va ahí por diversión o por tradición, no por inquietud espiritual. Hay muchísimas sectas e iglesias y todas compiten entre sí, así que atraen fieles con vistosos carteles y mujeres cantando y bailando. Qutb se unió a una iglesia distinta en cada lugar que vivió, para conocer de primera mano la cultura local. En una de ellas, el párroco organizó un baile calenturiento, y hasta que todos los asistentes (hombres y mujeres) no se pusieron a bailar pegados no se quedó contento. Tener feligresas guapas era crucial para la supervivencia de la iglesia, ya que así acudirían más chicos a las misas. El fin, dinero y prestigio para la iglesia, justifica los medios, por inmorales que sean.


Qutb cita indignado esta canción como ejemplo de música de baile de iglesia

La relación de los americanos con el sexo también le resultaba sorprendente a Qutb. El mero hecho de considerar el sexo como una “necesidad biológica”, desprovista de todo tipo de componente emocional, mostraba una vez más el primitivismo americano. El culto al cuerpo y el sexo es propio de pueblos bárbaros: si la humanidad se ha esforzado por reprimir los impulsos sexuales no es por ignorancia sino por deseo de perfección y orden social.

En la última parte de la obra se dedica a analizar el arte y la cultura americanas. Todo le parece despreciable. El jazz: una música de salvajes, ruidosa e infernal. Las películas, salvo excepciones como Lo que el viento se llevó o Cumbres borrascosas, una basura en comparación con el cine europeo. El hiperrealismo pictórico, una tontada sin gracia. Lo peor, la ropa: mucho más hortera que la de la gente de las aldeas egipcias. ¿Y los tatuajes? Mucho más horribles que los de los habitantes del centro de África. Por no hablar de los cortes de pelo. Y la comida, asquerosa también, estos americanos le ponen sal a las manzanas y sandías (¿?) y azúcar a las ensaladas y pepinillos…

Pobrecillos. Un día, Qutb estaba en la cafetería de la universidad y vio como un grupo de estudiantes la echaba sal a la sandía. Él fingió desconcierto.
– ¿Cómo? ¿No lo hacéis en Egipto?
– No no, nosotros le ponemos pimienta.
Una chica del grupo probó a echarle pimienta y exclamó, ¡está buenísimo! Al rato todos los estudiantes de la cafetería la imitaban. Otro día repitió la broma con azúcar.

Los EEUU, concluye Qutb, tienen un importante rol en el mundo y destacan en la ciencia y la tecnología. Las demás naciones deben imitar esos aspectos, sin copiar las facetas más primitivas y absurdas del estilo de vida americano. Y, al mismo tiempo, deben esforzarse por iluminar a los pobrecitos americanos, a complementar su inteligencia práctica y muscular con sensibilidad y refinamiento. Si no, el mundo está abocado al desastre.

Qutb y los Hermanos Musulmanes

Cuando Qutb volvió de América, los acontecimientos se precipitaban en Egipto. La popularidad del rey Faruq caía en picado a causa de su mala gestión de la guerra con Israel. Los oficiales libres y los Hermanos Musulmanes ultimaban su alianza para derrocar al gobierno. Sayyid, más politizado que nunca y reafirmado en sus creencias por su estancia en el extranjero, decidió unirse a la Hermandad, y pronto se convirtió en uno de sus principales ideólogos. Según Sephard, Qutb llegó a participar en algunas reuniones del comité de los Oficiales Libres, pero abandonó cuando vio que Nasser y los suyos pretendían instaurar una república laica y no un verdadero estado islámico.

En 1954, cuando acabó la luna de miel entre los nasseristas y la Hermandad, Qutb fue encarcelado junto a 4.000 de sus compañeros y sentenciado a 15 años. Su débil estado de salud le hizo pasar largas temporadas en el hospital de la prisión, donde continuó escribiendo y redactando obras, como su célebre tafsir (comentario coránico). También conoció allí las obras del célebre Maududi, uno de los pensadores islamistas más influyentes del Indostán. Las pésimas condiciones de vida en la cárcel, que incluían numerosas torturas y vejaciones (ni las prisioneras femeninas estaban a salvo de ellas), hicieron que sus ideas se fueran radicalizando. 1957, cuando 20 compañeros de la Hermandad fueron ejecutados, fue según sus biógrafos un punto de inflexión.

muslim_brotherhood_emblemEmblema de los Hermanos Musulmanes.

En ese momento, Qutb comenzó a plantearse que los problemas de Egipto no se debían a la influencia extranjera o la ausencia de justicia social, sino a un régimen brutal y despiadado que se esforzaba por eliminar el legado islámico y secularizar la sociedad, a la vez que imponía una férrea dictadura militar. El régimen era la encarnación de la Yahiliyah, la ignorancia pre-islámica, que según Qutb había vuelto y estaba más presente que nunca. Sobre la reformulación de la Yahiliyah que hizo Qutb se han escrito libros y artículos. La idea general es que Qutb transformó un término histórico, referente al estado de “barbarie” en el que vivían las tribus árabes antes de la revelación coránica, en un sinónimo de ateísmo y comportamiento anti-islámico. Poco a poco, ayudado por las inhumanas condiciones de la cárcel y las torturas a las que eran sometidos él y sus compañeros, Qutb fue ampliando el número de los que él consideraba “yahilis” hasta incluir prácticamente a toda la humanidad, salvo un reducido número de valientes mártires (los Hermanos Musulmanes) que resistían firmemente a las fuerzas del mal. Para derrotar a la ignorancia anti-islámica, era preciso luchar firmemente y educar a las nuevas generaciones en la defensa de la fe. La victoria sería difícil y no se alcanzaría en una generación, pero Dios estaría de lado de los verdaderos musulmanes.

Piedras en el Camino

Es en este contexto en el que Qutb empieza a redactar su obra más influyente, si bien no la más extensa. Se trata de Hitos o Piedras en el Camino, una obra surgida a raíz de varias conversaciones con compañeros de cárcel, y que está pensada como un panfleto para captar y motivar a nuevos adeptos a la causa. Sería algo así como el Manifiesto Comunista del islamismo moderno. Si queréis leerlo, pedídmelo por email.

Piedras en el Camino no es un libro especialmente extenso. Es el último texto de Qutb, y el que contiene las ideas más radicales, algunas de ellas (como la llamada a la acción violenta) inéditas en obras anteriores. También es el que está escrito con un estilo más vivo y motivador. Si Qutb es considerado el padre del islamismo violento no es solo por sus ideas, sino por la fuerza con la que las expresa.

La obra comienza con Qutb advirtiendo que tanto la civilización occidental como el bloque soviético están al borde del colapso, no por incapacidad económica o material, sino por ausencia de guía moral. El capitalismo, el comunismo, el nacionalismo… todas las ideas hechas por el hombre han fracasado a la hora de dar a la humanidad prosperidad y el equilibrio necesarios, y solo el islam puede remediar esta situación. Pero, ¿cómo difundir el mensaje coránico en una sociedad saturada con productos materiales y culturales, donde nadie tiene tiempo o ganas de escuchar una teoría difusa y abstracta como es la religión? Dando ejemplo. Es necesario que un grupo devoto y dedicado de musulmanes iluminen al mundo con su rectitud y fuerza. Y para ello, también es preciso despojar al islam de todas las innovaciones innecesarias de los últimos años, de todos los ritualismos y tradiciones paganas. Aquí, las ideas de Qutb empiezan a recordar ligeramente a las de los salafistas.

Esto no significa que haya que desdeñar el progreso y los bienes materiales… por el contrario, lo que hay que hacer es reconducir los esfuerzos técnicos y científicos para mejorar las condiciones de los pobres y desamparados. Al músculo y la máquina hay que sumarle la sensibilidad y la inteligencia que solo una religión monoteísta divinamente revelada puede aportar. Nada que Qutb no nos hubiera contado ya. Este libro, nos explica, es un manual de instrucciones para la vanguardia islámica, para la comunidad de esforzados mártires que hará frente a la Yahiliyah. El nombre hace referencia a los distintos “hitos” o «piedras millares» que la vanguardia islámica deberá reconocer en su lucha contra las fuerzas anti-islámicas.

Qutb

En el primer capítulo, Qutb nos detalla cómo y por qué la primera generación de musulmanes, Mahoma y sus compañeros, son un ejemplo de sociedad islámica perfecta y deben ser emulados. ¿Cómo lo hacían? ¿Por qué eran tan puros? Porque seguían firmemente las revelaciones del Corán, interpretándolas no como metáforas o pasajes literarios, sino como preceptos sólidos que guiaban la sociedad y la vida de los creyentes. Es preciso volver al método coránico.

Este método coránico es descrito en el segundo capítulo, que resume la historia y vicisitudes de la época pre-islámica y las motivaciones divinas tras las normas islámicas (las tribus árabes eran muy salvajes, era necesario un código ético y de convivencia expresado en un language sencillo, etcétera). Qutb es consciente de las distintas etapas en las que el Corán fue revelado, y así distingue entre preceptos éticos, religiosos y normativos. El método coránico, explica, requiere primero una comunidad de creyentes sinceros y concienciados. Solo así podrá emerger un sistema de leyes basadas en las necesidades prácticas de la sociedad. El islam no puede ni debe ofrecer un sistema cerrado de leyes y constituciones si no hay una población receptiva. Es decir, no se puede imponer la sharia ni es posible aplicarla en una sociedad yahili o ignorante. No hay prisa, pues, ni necesidad de imponer un sistema islámico, sino que es preciso construir poco a poco una sociedad perfecta. (Los grupos yihadistas modernos que se declaran seguidores de Qutb parecen obviar esta advertencia).

La teoría y la práctica islámicas son la misma cosa, y la sociedad perfecta solo se alcanzará por etapas, insiste constantemente el maestro egipcio. En el tercer capítulo describe como es la sociedad islámica: una sociedad donde las diferencias de género, nacionalidad y clase social no son causa de división y enfrentamiento. Una sociedad basada en el amor y la solidaridad, en los derechos y los deberes. Una sociedad superior a los imperios esclavistas (el romano y el británico), a la tiranía de la mayoría soviética, y a la degenerada nación americana. Las diferencias enriquecen y mejoran la sociedad islámica.

En el cuarto capítulo comienza la «chicha». Yihad en el nombre de Dios, se titula. Qutb analiza aquí si la guerra es permisible, y bajo qué límites. Mahoma, recuerda, estuvo predicando durante años de forma no violenta, y hasta que la aristocracia mecana no decidió actuar contra la comunidad de emigrados a Medina, Dios no le dio permiso para combatir. Y además Dios distinguió entre varias categorías de personas ajenas a la umma (comunidad islámica): los politeístas, la gente del libro y los hipócritas (falsos musulmanes). A los primeros había que combatirlos incesablemente (con violencia o con palabras), con los segundos era preciso llegar a acuerdos y respetarles siempre que no actuaran en contra de la umma, y contra los terceros solo cabía predicar y razonar. La yihad, asgura Qutb, solo se hace de forma violenta contra las instituciones y el sistema, nunca contra los individuos, a los que se debe salvar mediante la palabra. La yihad se hace poco a poco, primero se desmantelan los sistemas de opresión (palabras textuales) y después, mediante ejemplos y razones, se convierte a los impíos. La religión no se puede imponer, es un precepto coránico. Esto va en dos direcciones: no se puede obligar a nadie a aceptar el islam, pero es preciso luchar contra los sistemas que impiden la propagación de la religión o no permiten a los musulmanes ejercer su religión en libertad.

¿Qué implica el mensaje coránico? No hay Dios sino Dios significa que solo Él es soberano, que sus leyes y preceptos no pueden ser sustituidos por ningún sistema de leyes o creencias creado por el hombre. Es, según Qutb, un mensaje de libertad, ya que en un sistema islámico ningún hombre o institución podrá arrogarse poderes que solo pertencen a Dios. La forma de establecer la soberanía divina en la Tierra no es adoptar una teocracia en la que los sacerdotes detenten el poder e intepreten las leyes divinas. Al contrario: interpretar e implementar los preceptos sagrados es tarea de todos los creyentes. Y esto no puede ser conseguido exclusivamente mediante la predicación y el ejemplo, sino que es necesario cierto grado de coerción (que Qutb denomina eufemísticamente «el movimiento»). El movimiento se encargará de los «obstáculos materiales», es decir, de desmantelar los sistemas de opresión por motivos de raza o clase social. En otras palabras, la lucha armada contra los regímenes ignorantes y opresivos es fundamental si se quiere avanzar hacia una sociedad islámica, pero requiere preparación y cautela. La yihad es la lucha contra la tiranía y las leyes injustas, es un precepto islámico básico y es el deber de todo verdadero musulmán. El objetivo de la yihad es establecer un sistema islámico que permita la aplicación de las leyes divinas. Hoy día todo este discurso nos suena familiar, pero en los años 60 era un concepto novedoso.

El capítulo 5 nos recuerda que la afirmación «no hay Dios sino Dios» implica aceptar la soberanía divina, con todo lo que ello conlleva. Hay que someterse a la voluntad de Alá, aceptar el modo de vida y los preceptos establecidos por Dios y olvidarse de los ídolos humanos y demás distracciones materiales. Si no hay Dios sino Dios, la convivencia con los sistemas yahilis es imposible, ya que en su propia naturaleza está la negación de Dios. El «fin de la historia», por así decirlo, llegará para Qutb cuando el islam sea el sistema de valores y relaciones humanas predominante en la tierra.

El siguiente capítulo habla de la ley islámica. Afirma que la única forma de establecer equilibrio y armonía entre los seres humanos y el universo es seguir las normas de Dios. Más allá de argumentar por qué es necesario obedecer a Dios, Qutb no detalla cuales son las leyes divinas, o cómo aplicar a los tiempos modernos normas y preceptos surgidos en la Arabia medieval. Resulta interesante que, a la vez que rechaza la necesidad de un estamento religioso diferenciado, Qutb trate de abolir todas las leyes no divinas sin darse cuenta de que la jurisprudencia islámica lleva 1.400 años de tradición tratando de resolver ese tipo de cuestiones prácticas.

MogammaEl Mogamma, un mastodóntico edificio administrativo erigido por Nasser

El capítulo séptimo retoma parte de los argumentos esgrimidos en Justicia Social. El islam es la mejor civilización, la única civilización digna de ser considerada como tal. El islam ha sacado a los hombres y mujeres de la barbarie, les ha hecho olvidar las diferencias de raza o clase, les ha hecho sentirse parte de una comunidad y las ha dado valores y normas para vivir una existencia pacífica y feliz.

En la siguiente sección Qutb valora la relación de los musulmanes con el arte, la cultura y la ciencia foráneas. Su conclusión es que las ciencias son patrimonio universal, y que no hay problemas en que los musulmanes se instruyan en física, química o ingeniería bajo la tutela de infieles. La historia y las humanidades en general son más problemáticas, ya que se basan en preceptos morales yahilis. Lo mismo pasa con toda ciencia que supera las observaciones empíricas: la propia teoría de la evolución no está demostrada e incurre en la especulación metafísica. Qutb no desaconseja leer obras filosóficas y académicas no islámicas, pero siempre que sea con el propósito de entender mejor el sistema de pensamiento yahili, por aquello de «conoce a tu enemigo».

En el capítulo noveno, Qutb habla de patria y nacionalidad. Un musulmán no tiene patria, puede sentir apego por su tierra y sus gentes, pero no debe olvidarse que él pertenece exclusivamente a la comunidad islámica. La patria de un musulmán es todo lugar donde pueda ejercer su fe sin problemas y donde la ley de Dios predomine. Todos los demás sitios, por familiares que puedan ser, no pueden ser considerados patria.

La décima sección vuelve a recordarnos lo diabólicos y perversos que son todos los yahilis, y lo imposible que es llegar a ningún tipo de acuerdo o compromiso con ellos. Su estilo de vida es deleznable a los ojos de Dios, y por tanto los musulmanes no deben mostrar ningún tipo de simpatía con ellos. Ni siquiera deben justificar sus creencias y los logros y limitaciones de las sociedades islámicas. Al contrario, deben pasar a la ofensiva, atacando las contradicciones y las miserias del estilo de vida yahili y defendiendo las virtudes de la verdadera religión. La solución, continúa, no es apartarse de la sociedad yahili e irse a un lugar apartado. Por desgracia, eso es imposible y no deseable a los ojos de Dios. Tampoco pueden plantar cara de forma agresiva y no dialogante, pues serían destruidos. Lo que debe hacer la vanguardia musulmana es mezclarse entre la yahiliyah, hablar del islam con orgullo y humildad, mostrar a los demás con el ejemplo la superioridad del estilo de vida islámico y esperar traer así al verdadero camino a muchas pobres almas que han caído en las garras de la sociedad materialista e ignorante.

Los dos últimos capítulos recuerdan a la vanguardia islámica que han de mantenerse firmes en la fe y orgullosos de sus creencias, aunque puedan parecer anacrónicas y absurdas a los ojos de los materialistas, aunque puedan suponer cárcel y torturas. Los verdaderos musulmanes siempre lucharán contra las injusticias y la sustitución de las leyes de Dios por las del hombre. Sufrirán martirio y penalidades, pero suya será la recompensa en el cielo, y la satisfacción en la tierra por haber hecho lo correcto.

En la obra se dicen muchas cosas más, pero la mitad de ellas son referencias coránicas que sería complicado e irrelevante explicar. Como podéis ver, hay mucha repetición de ideas y conceptos. Aún así, se trata de un texto emotivo y poderoso. Hacer el bien, luchar por lo que es correcto, acabar con la opresión… el islam de Qutb es una religión de movilización política. Está contra el sistema corrupto, contra el colonialismo y la tiranía, contra el materialismo y la discriminación, pero desde mi punto de vista de no-musulmán, quizá la solución que propone sea excesivamente ambigua e idealista. En todo caso, lo reseñable de Piedras en el Camino es su justificación de la violencia política, siempre que sea por una causa legítima (luchar contra la yahiliyah en nombre de Dios). Es fácil percibir sus influencias en autores y organizaciones posteriores.

Últimos años y ejecución

En 1964, gracias a la intercesión de un diplomático iraquí, Sayyid Qutb fue liberado de la prisión. Piedras en el Camino ya circulaba de forma clandestina, y Qutb se reincorporó a la Hermandad. Su libertad duró poco. Fue detenido de nuevo a finales de agosto de 1965 y acusado de conspirar contra la vida del presidente Nasser. Hay cierto debate sobre su grado de responsabilidad en el complot magnicida: es cierto que hubo una escisión de los Hermanos Musulmanes que decidió seguir la llamada de Qutb y emprender la lucha armada contra el régimen; lo que no está claro es si Qutb colaboró con ellos o si simplemente sirvió de inspiración sin ser consciente de que se preparaba un atentado. En todo caso, el plan fue descubierto y el maestro fue sentenciado a muerte. El 29 de agosto de 1966, un año después de su reingreso en prisión, fue ejecutado.

Desaparecía así un pensador inteligente y prolífico. La cárcel, donde pasó los últimos años de su vida, contribuyó a radicalizar sus posiciones. Los Hermanos Musulmanes actuales, si bien reconocen su figura y utilizan su martirio con fines propagandísticos, se distancian públicamente de sus posturas más violentas. Ya en 1969, la Hermandad declaró que en sus obras Qutb se representaba a sí mismo y no a la organización, un movimiento lógico teniendo en cuenta que los HHMM se esforzaban por volver a la legalidad y entablar buenas relaciones con el régimen. Lo conseguirían a partir del ascenso de Sadat.

Las obras de Qutb inspirarían a muchísimos musulmanes en las siguientes décadas, tanto moderados secularizados como yihadistas violentos. Su hermano Muhammad continuó su legado, y llegó a ser tutor del famoso Osama Bin Laden. Aún así, es difícil valorar el verdadero impacto de Qutb. Hasta sus mismas ideas son difíciles de sintetizar y resumir. Como siempre, lector, si no te fías de mis palabras o mi interpretación, puedo proporcionarte gustosamente todas las fuentes primarias y secundarias que precises.


Bibliografía

Fuentes primarias

Sayyid Qutb, Social Justice in Islam, traducción y comentario crítico de William Sephard, Brill, Leiden, 1996.

Sayyid Qutb, In the Shade of the Quran. (18 volúmenes) Traducción al inglés de Kallamullah.com

Sayyid Qutb, The America I have seen, traducción al inglés del departamento de Sociología del islam de la Universidad Estatal de Portland.

Sayyid Qutb, Milestones, American Trust Publications, 2005. Hay muchísimas versiones y traducciones alternativas disponibles online, pero esta traducción me parece confiable.

Fuentes secundarias

Hay infinidad de libros y artículos referentes a Qutb, la mayoría de ellos no muy buenos. En mi artículo académico critico la actitud de parte de la academia occidental con este autor.  Algunas excepciones son:

William E. Sephard, «Sayyid Qutb’s Doctrine of Jahiliyyah» en International Journal of Middle East Studies 35 (2003), 521–545. (En general, todo lo que Sephard ha publicado sobre Qutb es d calidad excepcional)

Ana Belén Soage, «Hassan al Banna and Sayyid Qutb: Continuity or Rupture?» en The Muslim World 99 (2009), 294-311.  Accesible online en este enlace.

Shahrough Akhavi, «The Dialectic in Contemporary Egyptian Social Thought: The Scripturalist and Modernist Discourses of Sayyid Qutb and Hasan Hanafi» en International Journal of Middle East Studies 29 (1997), 377-401

Ronald Nettler, «A modern Islamic confession of faith and conception of religion: Sayyid Qutb’s introduction to the Tafsir, Fi Zilal Al‐qur’an» en British Journal of Middle Eastern Studies, 21 (1994), 102-114.

Por supuesto esto no es una lista exhaustiva, pero sirve de ejemplo de la diversidad de publicaciones y de producción académica que Qutb ha sucitado. Como siempre, no dudéis en enviarme un email si necesitáis acceso a las fuentes o cualquier tipo de ayuda.

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